La aventura de proteger las fronteras en América Latina

Víctor Alfredo Suárez en Ceuta, en la Operación Minerva.

Nuria V. Martín

Siempre se ha dicho que Laciana es cuna de artistas y personas influyentes, y nuestro protagonista cumple al menos una de las dos premisas. Víctor Alfredo Suárez, inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía y Key Expert del programa de acción exterior de la Unión Europea EuroFront, ha conducido su carrera profesional hacia el ámbito de la seguridad y el desarrollo en América Latina.

Nacido y criado en el pintoresco entorno de Laciana, Víctor ha llevado consigo las cualidades intrépidas y resilientes que caracterizan a su tierrina natal. Su ascenso en las filas de la Policía Nacional lo ha llevado a ocupar un puesto con mucha responsabilidad, donde su experiencia y dedicación han sido fundamentales en la lucha contra la criminalidad y el mantenimiento del orden en las fronteras.

El hijo del carbón

“Fui un niño que tuvo una infancia muy feliz, que nació en un Villablino en su apogeo máximo económicamente. Tú ibas andando por la calle y eras el hijo de Alfredo, de Caboalles, e Isabel, que viene de Ibias (Asturias)”. Le gusta decir que son hijos del carbón, las características que tiene Laciana forjan un carácter, se han tenido que adaptar a determinadas circunstancias climáticas y de comunicación, que han mejorado con el tiempo. Su infancia la recuerda en el patio de las escuelas jugando a baloncesto, yendo a la piscina y a la biblioteca, tardes enteras leyendo. “He viajado muchísimo sin salir de Villablino”, rememora.

A la edad de 12 años sus padres vieron que Villablino, con todas sus ventajas, también tenía cosas negativas. Por ejemplo, para los profesores se veía como un castigo de paso para los que no sacaban muchos puntos, por lo que no se vinculaban. “Aunque hay honrosas excepciones de gente que se quedó a hacer vida allí a los que tengo grabados en el corazón”, puntualiza. Así que mandaron a Víctor y a su hermana Miriam a estudiar a León de los 14 a los 18 años, al internado del Colegio Marista San José de León, en la avenida Álvaro López Núñez. “Hijo de minero, nieto de minero, sobrino de minero… Mi formación, lo que soy a día de hoy, viene de la mina y sobre todo de una madre que sabía que había algo más”, explica.

Sus padres veían que la mina era un trabajo físico, peligroso, con efectos colaterales y accidentes laborales continuos. De hecho, su padre “ha perdido la vista completa de un ojo: Estaba picando carbón en un lateral y una piedra cayó. Le rompió el nervio. Perdió el 90 y pico por ciento de la visión”. Además, asegura que su madre tuvo la clarividencia de intuir que ese sector estaba abocado al fracaso y que sólo una estrategia de regeneración, quizá ecológica o turística, podría mantener la potencia económica que fue Laciana. 

Ahora Víctor se lamenta de ver el estado actual del valle: “Antes la excepción era el que se iba fuera. Llegaba al Nagasaki, al Caramba o al Royvi y le llamaban ‘el de Madrid’. Ahora es al revés, de nuestra generación, el que se ha quedado es la excepción”, pone como ejemplo.

El niño que viajaba con los libros, ahora protagonista de su propia historia

Con 18 años, recién matriculado en Derecho en la Universidad de Oviedo, se alistó en el ejército y se presentó al curso de suboficiales. “Fui un suicida. El examen es por ciencias puras y yo había ido por letras. Me quedé a 0,05, una tontería, de entrar. Pero aun así tenía la idea, así que me hice soldado profesional y compaginé los primeros años de Derecho”, narra.

Estuvo destinado en la Brigada Paracaidista en Murcia, en Noreña (Asturias), en el Regimiento Príncipe, en la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportada, y prestó servicio en Kosovo, en la Guerra de los Balcanes.... “Ahora que soy padre, pienso en mis pobres padres. Tenía 19 años cuando fui a Kosovo”, confiesa. Recuerda con cariño cuando protegieron a unas monjitas encantadoras en un monasterio serbio en un enclave kosovar o le daban chupitos de un licor de cereza por cada casa que pasaban.

Me había gustado ayudar a la gente y crear un mundo más seguro

Después de esa experiencia le había “picado la avispa de la curiosidad” por ver mundo, así que opositó a Policía Nacional. “Me había gustado ayudar a la gente y crear un mundo más seguro”, afirma. Cuando se sacó la oposición hizo las prácticas en Ponferrada, aunque dormía en Caboalles de Abajo con sus abuelos. “Una vez leí que la infancia es el patio trasero que todos tenemos en nuestra mente. Y me gusta volver y ver lugares como la biblioteca, donde empecé a viajar”, reflexiona.

Cuando le destinaron a Madrid, tuvo un compañero con mucha experiencia que le enseñaba lo que no ven en la academia, y recuerda un buen consejo que le dio: “Asturiano, en lo que sea, pero especialízate y sé el mejor”. Dicho y hecho, se fue al control fronterizo. Su primer destino fue la Unidad Central de Expulsiones y Repatriaciones, la antigua UCER, a día de hoy UCR. Estuvo un total de ocho años viajando alrededor del mundo: Ecuador, Colombia, Pakistán, Argelia, Marruecos, Rusia…

Le destinaron un año en Mauritania, uno de los países más pobres del mundo, con un equipo conjunto de investigación compuesto por cinco policías españoles y cinco policías mauritanos luchando contra la migración irregular. Destino donde se ha invertido mucho para proteger fronteras, lo que conlleva movimientos migratorios donde muchos padecen en el cruce del Mediterráneo, en este caso la zona atlántica, hacia Canarias. “Entonces se detectó como una buena práctica copiar el modelo europeo para trabajar conjuntamente. No compartíamos el idioma, la religión, ni la cultura, pero funcionó”, dice orgulloso.

Gracias por alimentar la pasión de ese niño que quería viajar y quería conocer mundo

Recuerda cuando un día, patrullando Nouadhibú junto a un gendarme mauritano, pararon para que éste se pusiera a rezar y pensó: “¿Cómo he acabado aquí? Ese niño de Villablino que viajaba leyendo ahora está patrullando como Policía Nacional español para evitar que los cayucos con inmigrantes salgan al mar”. Aprovecha para agradecer a sus padres la comprensión y confianza en sus particulares inquietudes vitales que le han llevado a estar tan lejos de ellos, en lugares tan recónditos, con la preocupación y paciencia que ello les ha acarreado. “Gracias por alimentar la pasión de ese niño que quería viajar y quería conocer mundo”, comparte.

EUROFRONT

A lo largo de su vida, ha trabajado para la agencia europea Frontes en Varsovia; ha sido jefe de la operación Minerva-Frontex en Ceuta (reforzando la Operación Paso del Estrecho), una experiencia muy enriquecedora junto a 35 policías de 13 nacionalidades distintas; ascendió a oficial de policía, después a subinspector y, finalmente, a inspector.

Es en ese momento cuando acaba en la brigada provincial de extranjeros de fronteras de Madrid, como jefe del Registro Central de Detenidos Extranjeros, y desde ahí surge la oportunidad de trabajar en la cooperación española para la fundación FIAP con el programa EuroFront. “No voy a acabar contra con el delito en fronteras, pero lo voy a intentar”, ratifica.

Víctor se ha convertido en una pieza clave en el proyecto EuroFront, un ambicioso programa de acción exterior financiado por la Unión Europea y destinado a fortalecer el desarrollo y la seguridad en América Latina. Este programa, que abarca un período de cuatro años y cuenta con un presupuesto de 15 millones de euros, tiene como objetivo primordial mejorar la gestión de las fronteras y combatir la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes en cuatro cruces terrestres estratégicos en Sudamérica.

Los cruces terrestres seleccionados incluyen: Rumichaca - Ipiales (Colombia-Ecuador), Desaguadero (Perú-Bolivia), Aguas Blancas - Bermejo (Bolivia-Argentina) y la Triple Frontera (Argentina-Brasil-Paraguay). Estos puntos geográficos críticos representan áreas de desafío en términos de migración, seguridad y desarrollo, y es aquí donde EuroFront busca marcar la diferencia.

La labor de Suárez se ha centrado principalmente en el fortalecimiento de la capacidad institucional de las agencias de gestión de fronteras y otras instituciones relevantes. Y su trabajo lo realiza desde las oficinas en Buenos Aires. Busca promover la implementación de mecanismos de gestión migratoria que faciliten la movilidad humana en un entorno seguro y respetuoso de los derechos humanos. Este componente está diseñado para ser una acción piloto y se enfoca en los cuatro puestos fronterizos mencionados anteriormente.

En este sentido, Suarez colabora junto con un equipo multidisciplinar de expertos para armonizar y coordinar el marco legal e institucional en materia de seguridad fronteriza, incorporando conceptos avanzados de gestión integrada de fronteras. Además, el programa se dedica a mejorar la formación, la infraestructura y la conectividad entre las agencias de seguridad y los puestos fronterizos.

La burocracia más humana

El crimen se ha internacionalizado por la globalización y ahora mismo las mafias de crimen organizado buscan maximizar sus beneficios económicos por todo el mundo.  “A día de hoy las fronteras solamente son un hándicap para las autoridades, para los ciudadanos de bien que las respetamos. Una organización de crimen organizado no ve una frontera, ve una oportunidad de crear el beneficio económico”, sentencia Suárez.

Muchas veces vemos números, pero detrás de cada número hay una persona con una historia que la ha llevado a migrar de forma irregular, no segura, con una tragedia detrás

La burocratización está bien porque da seguridad jurídica al ciudadano y porque estandariza los procesos, pero mucha burocracia es contraproducente, y más entre países. “Muchas veces vemos números, pero detrás de cada número hay una persona con una historia que la ha llevado a migrar de forma irregular, no segura, con una tragedia detrás. No nos olvidemos de que los europeos, no hace nada, éramos migrantes”, remarca.

Al colaborar con gente de Ecuador, Colombia, Bolivia, Perú, Argentina, Brasil y Paraguay, y tratar con gentes tan distintas, Víctor valora el gran trabajo que se hizo con la Unión Europea en 1992. “Estamos hablando 27 países que se habían integrado, en primera instancia, para rebajar los impuestos, las tasas en el carbón y en el acero y, ahora, somos un ejemplo mundial. Todos hemos cedido un poquito, hemos bajado un poquito de autonomía, para ganar un poco de seguridad”, destaca de nuestro sistema, que compara con el programa de EuroFront, donde la visión de migración es distinta: “hemos identificado que instituciones ya creadas y consolidadas pueden ser un referente”.

El programa EuroFront funciona desde las capacitaciones y formaciones, prepara a agentes más competentes. La prevención es fundamental para detectar documentos falsos, cuando miente alguien por su lenguaje no verbal, etc. Pone como ejemplo la película de ‘El Señor de la Guerra’, de donde saca una lección muy actual: “La guerra de Ucrania, tarde o temprano, va a terminar. Y estamos hablando de que una zona se ha militarizado. Cuando la guerra finalice los combatientes tendrán armamento pesado que acabará en el mercado negro. Si no hay una labor de prevención, de repente nos vamos a encontrar, en la antesala de Europa, armamento de guerra utilizado por crimen organizado”.

“Tengo la oportunidad de estar haciendo este trabajo por la oportunidad que me ha brindado la Policía Nacional y la fundación de cooperación española FIIAPP, aprovecho para agradecer a la directora de la FIIAPP, Ana Terrón, y al jefe del Área de Seguridad, Paz y Desarrollo, Miguel de Domingo, la confianza que han demostrado siempre en el programa EuroFront. Y me gustaría también resaltar el increíble equipo humano que conforma el programa, desde el director el Comisario Cambronero, hasta la Coordinadora Juncal Baeza, pasando por todo el staff: Sonia, Gema, Dani, Alberto, Marta… con tanto talento trabajando juntos en la misma dirección lo difícil es hacerlo mal, gracias por vuestro trabajo y por aguantarme” comenta entre risas Víctor.

Tener un gran poder conlleva una gran responsabilidad

En su eterno deambular, “por supuesto, echo de menos a la familia y, especialmente, a mi hijo. Pero también echo de menos volver al valle y subir en bicicleta hasta Leitariegos, soy muy aficionado al ciclismo y Buenos Aires es plano. No nos olvidemos de que Villablino es Reserva de la biosfera. Espero que le vengan tiempos mejores y que no muera”, demanda.

Además, vive en el continente más peligroso del mundo, según los indicadores de Naciones Unidas, y los cuatro principales productores de droga son Ecuador, Colombia, Bolivia y Perú. Por eso, resalta que aquí “no valoramos la comodidad y tranquilidad de poder ir de un punto A a un punto B sin buscar caminos alternativos por seguridad”.

Víctor asegura que a pesar de lo complicado de su trabajo y de estar separado de su hijo Alonso, de diez años, y lo mejor de esta experiencia es la cantidad de gente que está conociendo, sitios y culturas que le están haciendo mejor policía y mejor persona. “He sido fiel a ese niño de Villablino que leía y ahora vive en Buenos Aires, viajando por todo el mundo, intentando crear un lugar más seguro”, finaliza satisfecho.

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