Quejas en forma de pintadas para abrir el debate del uso para niños de las nuevas tecnologías en colegios y familias en León

Oleada de grafitis en el entorno del Hospital de León contra el uso de pantallas y nuevas tecnologías con usos educativos.

Elisabet Alba

La utilización de ordenadores, móviles e Internet está universalmente extendida, también entre los menores de edad que cada vez tienen contacto antes con las nuevas tecnologías. En paralelo, las voces críticas también van en aumento y ya exceden las familias y las aulas.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 63,1% de los niños de 10 a 15 años en Castilla y León tienen teléfono móvil y el 97,3% de los 125.583 menores de esa edad en la Comunidad usan el ordenador y navegan por Internet frecuentemente.

La investigación no ofrece datos provincializados, pero sí marca tendencias. Los niños de Castilla y León consumen Internet por encima de la media nacional desde el año 2013 y los usuarios de ordenador son, habitualmente, más en la Comunidad que la media de España, si bien es cierto que desde la pandemia de coronavirus COVID-19 (año 2020) los niños leoneses y castellanos de entre 10 y 15 años que tienen móvil caen y el dato se sitúa en cifras similares a las de hace una década.

Con este telón de fondo, recientemente ha aparecido una oleada de pintadas en contra del uso de las nuevas tecnologías en la infancia en el entorno del Hospital de León. Son visibles y muy llamativas en varias calles de los barrios de La Inmaculada o Cantamilanos, en las proximidades de la carretera Asturias.

En negro o amarillo fosforito, se pueden leer consignas sobre los muros de la Avenida de Asturias como: “Los niños necesitan personas, no pantallas”, “Las pantallas dañan la mente de los niños, ¿por qué lo permitimos?”, “Más libros, menos pantallas”, “Más pueblo, menos ir a Disney”, “Algoritmo trituradora”, “Los niños necesitan personas, belleza, verdad, no pantallas, redes, móvil que los destruyan”, “Padres presentes, revolución educativa”, “Sociedad adicta digital, problema de salud pública. Mundo real, personas sí. Basura digital, algoritmo no”.

Se trata de un debate del que se pronuncia un especialista, Roberto Baelo, profesor de la Universidad de León, que ya en 2008 eligió la Integración de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en los centros de Educación Superior de Castilla y León como temática para su Tesis Doctoral.

El uso de las TIC con niños, “arenas movedizas”

Hablar del uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) con niños supone todavía en la actualidad meterse en “arenas movedizas”. Cuándo, cómo y dónde empezar a utilizarlas es el gran debate por resolver. “No hay evidencias claras de que la tecnología mejore el rendimiento en las aulas, pero tampoco hay ninguna que diga lo contrario”, así empieza la larga conversación con Baelo para resolver las dudas sobre este asunto.

El 'quid de la cuestión' es que tanto móviles como ordenadores ofrecen un sinfín de usos y posibilidades con dos aplicaciones opuestas: por un lado educativas pero, por otro, también de ocio. Lo complejo es enseñar, con el ejemplo, a los niños a diferenciar entre lo lúdico y lo formativo, además de los riesgos que esconden y cómo evitarlos o enfrentarlos.

Mientras en la esfera política se habla de elaborar una Ley que prohíba los dispositivos móviles en los centros escolares, algunas comunidades autónomas, que son quienes tienen la competencia en Educación, incluso algunos centros educativos ponen ya en marcha sus propias restricciones. “Qué hacemos, ¿se lo quitamos en las aulas y se los dejamos en el recreo?”, reflexiona Baelo, más partidario de legislar para evitar el uso de los dispositivos en edades tempranas, implementarlo y controlarlo en Primaria, Secundaria y Bachillerato y hacer mucha pedagogía, también en casa.

Ni los 'nativos digitales'

El gran problema para él es que “no hay una planificación concreta” y falta “educación”, también entre los docentes. En la Universidad de León, en la que da clase, reconoce que la formación en las TIC a educadores es “muy deficiente”, con un peso de solo tres créditos de los 240 de toda la titulación, muy por debajo de lo que ofrecen otras universidades. “Sí que es verdad que esa carencia luego la contrarrestan al terminar el Grado, por interés propio y porque son muchos los centros que los obligan a utilizarlas”.

Pero ese 'usar correctamente' las nuevas tecnologías tampoco es mucho mejor entre los padres y madres o incluso los propios niños. La Junta de Castilla y León tiene disponible formación gratuita y a distintos niveles en competencias digitales para comprobar que ni siquiera los 'nativos digitales' las utilizan de manera eficiente, a pesar de haber crecido utilizándolas.

Falta educación, a todos los niveles

“Pedimos a la Educación las respuestas a todos los desafíos sociales”, asevera Baelo, consciente de que “los profesores tienen que tener formación específica para usar la tecnología en el entorno educativo, pero también está fuera de las aulas. Cómo se acerca la tecnología en las familias es importante”.

Es habitual que los problemas con los niños o los jóvenes se trasladen a los centros educativos, pero para Baelo sería conveniente ponerlos frente al espejo de la sociedad. “Vemos a muchos niños frente a pantallas desde que tienen un año o menos. Cada vez más. Muchas veces se usan como premio, no como herramienta, y una cosa es educar y otra entretener. Es lo que se llama ahora el chupete-digital”, anestesiar o tranquilizar a los pequeños con imágenes en movimiento para que 'no molesten' mientras los adultos hablan, comen o se toman algo.

En ese sentido, apuesta por legislar para que todos los dispositivos tengan 'de serie' y preactivado un control parental para restringir el acceso de los menores a ciertos contenidos en Internet, para “evitar accidentes”. De lo contrario, los niños seguirán usando los dispositivos como saben usarlos, “muchas veces sin saber que los están usando mal”.

“Hay muchos riesgos en la tecnología y hay que ser conscientes de que no podemos generar una burbuja para que los niños no entren en contacto con ella, pero hay que ayudarles a entender el entorno, a utilizarla como herramienta de aprendizaje y que, a la vez, el mismo dispositivo puede ser utilizado para el ocio”, remarca.

Es ahí cuando toma relevancia el papel de las TIC en la Educación, un tema que sería conveniente discutir, “pero siendo coherentes con la sociedad. Hay que enseñarles dónde está el riesgo y darles respuestas”. Sin perder de vista las diferencias de implementación por parte de unos docentes u otros, unos centros u otros y unas familias u otras. Los recursos, la formación y las distintas brechas digitales son claves: de acceso, cognitiva (de saber usarlas) y de sacarles provecho.

“Lo que no se invierte en prevención, lo vamos a tener que remediar”, subraya Baelo, conocedor de que el consumo de contenido digital es cada vez mayor y muchos niños y jóvenes ya se informan solo por redes sociales, con los riesgos que eso implica. “Bulos, desinformación, violencia, machismo, racismo... Al final cada plataforma tiene su línea editorial y sus intereses y la alarma es lo alarmante. Hay que enseñarles a usar la tecnología. No podemos esperar a que sepan usarla por sí mismos. Pero tampoco mandarles mensajes contradictorios nosotros, pedirles que no los usen de determinada manera y utilizarlos así los adultos”.

En suma, lo ideal sería “formar un juicio crítico en la ciudadanía, pero todos vamos delegando”, en un problema que no es tanto el uso de la tecnología en las aulas, “es que no sabemos hacer un buen uso en la vida”.

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