Del arado al espacio: piezas de una pequeña empresa de Sahagún orbitarán la Tierra 'en el vientre' de un satélite

Instalaciones de la empresa Mecanizados Antón, en Sahagún.

Sahagundigital.com

Esta es una historia que desafía la gravedad y los prejuicios. La historia de un taller que comenzó moldeando hierro para arados, y que ahora da forma a piezas que viajarán a miles de kilómetros, orbitando el planeta en el vientre de satélites espaciales. Esta no es una historia salida de Silicon Valley ni de los bulliciosos polígonos industriales de las grandes urbes. Es la historia de Mecanizados Antón, una empresa que nació en Sahagún y que ha demostrado que el cielo, literalmente, no tiene límites cuando se apuesta por la calidad, la innovación y, sobre todo, por la tierra.

Fundada por Teodoro Antón hace más de cuarenta años, su taller prestaba inicialmente servicio al sector primario. Sin embargo, una visión de futuro y una notable capacidad de adaptación les llevaron a explorar campos más avanzados, incorporando tecnología punta y conocimientos especializados que han brindado la oportunidad de llevar su trabajo al espacio. 

Hoy, bajo la dirección de la segunda generación, con Paula Antón Hervás y su marido Saúl Blanco Rodríguez, la empresa se ha hecho hueco en un exigente mercado globalizado para codearse con la industria tecnológica más avanzada sin complejos, apostando por su pueblo y por el talento de la zona, con la convicción de que la calidad de un trabajo trasciende cualquier ubicación geográfica.

Tras una fase inicial de encargos que demostró su pericia técnica, estos 'escultores tecnológicos' fueron seleccionados para manufacturar elementos cruciales destinados a un satélite que se lanzará este año a la órbita terrestre. “El diciembre pasado, una empresa aeroespacial norteamericana encargó un par de trabajos. A partir de ahí surgió lo del satélite”, comenta Teodoro, quien, recién jubilado, continúa apasionado por su antigua labor y visita la factoría a diario.

Un interés creciente

Este logro, ya concretado con la entrega de las piezas, no es un episodio aislado, pues la compañía se encuentra inmersa en la gestión de otros dos proyectos de similares características, que también se pondrán en órbita en 2025 y han traído consigo el interés de nuevos clientes.

Hasta llegar a este punto, Mecanizados Antón ha materializado proyectos para industrias exigentes: desde moldes para la producción farmacéutica y herrajes para el Airbus, hasta hebillas de cinturón con localizadores GPS para personas con Alzheimer, pasando por 'apagachispas' para trenes y prototipos que dan forma a futuros modelos de coche.

Esta 'rara avis' industrial de tierras leonesas demuestra una firme apuesta por el talento local y la convicción de que la calidad del trabajo, fruto de la adaptación a los nuevos tiempos, prima sobre su localización geográfica.

“Queremos seguir creciendo, seguir diversificando y demostrar que desde un pueblo, en una comarca eminentemente agroganadera, se puede llegar hasta el cielo”, afirma con una sonrisa que irradia determinación, Paula Antón.

Detrás de esta labor se encuentra un equipo humano de 14 personas que la hacen posible. “Realizamos encargos para empresas relevantes, pero este ha sido un paso muy importante para nosotros y se ha dado gracias al trabajo y dedicación del magnífico grupo de profesionales con el que contamos”, enfatiza Paula Antón.

“Cuando miro a 'mis chicos', siento un orgullo inmenso”, confiesa Teodoro Antón en una de sus visitas al taller, donde aún se respira su espíritu emprendedor. El éxito de esta empresa es el éxito de un equipo que ha crecido conmigo, al que hemos formado y al que hemos dado responsabilidad. Esa filosofía de invertir en el talento local, de ofrecer oportunidades de aprendizaje constante, es una de las claves del crecimiento de una empresa“.

Un sello distintivo de su funcionamiento es el compromiso con el talento de la zona. La totalidad de su equipo humano está integrada por vecinos de Sahagún y localidades cercanas, muchos de los cuales han desarrollado sus competencias profesionales dentro de la propia empresa. Saúl describe con entusiasmo esta filosofía de crecimiento interno: “En su día yo hice un módulo de Formación Profesional, de Carpintería. Teodoro es quien me fue enseñando y, si tienen ganas (refiriéndose a la plantilla), aquí van a aprender hasta donde ellos quieran un oficio que tiene futuro y para el que, lamentablemente, no hay formación en este territorio”.

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