La Bañeza, una pequeña ciudad de la España vaciada que se convierte cada año en capital del arte urbano

Uno de los murales que decoran las fachadas de La Bañeza.

Sara Lombas

En la provincia de León existe una pequeña ciudad, de apenas 10.000 habitantes según el padrón de 2023, que desde hace once años se convierte durante unos días en capital internacional del arte urbano gracias a la celebración del Art Aero Rap; un festival de graffiti, pintura mural y todo lo relacionado con la cultura más ‘callejera’ que se celebra en La Bañeza. 

Esta localidad leonesa acoge cada año, desde 2013 un festival internacional que trae a reconocidos artistas nacionales e internacionales. Desde entonces, las fachadas de los edificios de La Bañeza se han convertido en lienzos para los grafiteros y muralistas que habitan la pequeña ciudad durante unos días del año. 

La iniciativa ha conseguido posicionar en el mapa global a La Bañeza como uno de los puntos de relevancia del arte urbano, desde el graffiti al muralismo: “Se suele decir que en La Bañeza hay poquita cosa cultural, no tenemos ninguna catedral como Astorga y por eso para nosotros era importante hacer algo cultural que pudiese permanecer todo el año”, explica uno de los organizadores, Sergio Mures. 

Todo comenzó hace más de una década, cuando un grupo de jóvenes grafiteros se juntaban para hacer grafitis de firmas en pequeños muros de la localidad. A ellos se unían raperos, skaters… todo aquel que tuviese algo que ver con la cultura urbana. Cuando estas reuniones dejaron de hacerse, los jóvenes de una peña de La Bañeza decidieron buscar una alternativa para recuperar estas reuniones. Este evento fue creciendo y, del mismo modo que los graffitis pasaron a hacerse de muros bajos a muros altos, ocurrió lo mismo con la relevancia del evento, pionero en la provincia. 

Esos pocos jóvenes organizan a día de hoy lo que ha acabado siendo el Art Aero Rap: “Yo siempre digo que se nos ha ido de las manos”, bromea Sergio, “Esto empezó como una fiesta de peña y ahora competimos con Zaragoza por el puesto de festival urbano más relevante de España”. 

En cierto modo ya lo han conseguido ya que durante todas las ediciones se han realizado 300 obras en más de 70 fachadas, lo que convierte el festival en el que más número de murales per cápita tiene a nivel nacional: “Lo que nos diferencia del resto de festivales urbanos es que queremos acercar el mural a las personas, que se vea que esto se trata de hermanamiento, de compartir entre artistas y vecinos”. Todas las obras están marcadas en un mapa de Google que puedes ver a continuación:

Este año el festival recibe a 19 artistas nacionales e internacionales, a quienes ya se puede ver en las alturas de La Bañeza, subidos en grúas mientras trabajan en las nuevas obras que decorarán las fachadas de los edificios de la localidad. Se podría decir que existen dos tipos de artistas urbanos; los que comenzaron sus primeros pasos en el graffiti y los que provienen de Bellas Artes.   

El entorno rural como marco del arte urbano

Uno de los que encajan en el primer grupo es Deih, un valenciano que empezó a principios de los años 90 haciendo firmas en la calle hasta que con 13 años cogió su primer spray, integrándose en la segunda generación de grafiteros valencianos: “Me empezó a molar mucho. Siempre me ha encantado dibujar y estar en la calle y descubrí que esta era una forma de hacer las dos cosas a la vez”. El graffiti le llevó a estudiar Bellas Artes y a recorrer el mundo decorando diferentes fachadas; desde Méjico, Alemania, Noruega a Francia. Es su segundo año en La Bañeza, después de haber dejado ya su huella en la edición de 2020. 

El leonés Manuel García es uno de los pocos artistas urbanos que hay en la provincia de León, después de comenzar a principios de los 2000 con su trabajo artístico, con algunos precedentes como Dados, a quien cita como pionero en León. En su caso también se inició con el graffiti: “Por entonces no había murales en León, en general había poca cosa en arte urbano. Durante los últimos años ha habido una especie de boom porque se ha globalizado mucho más y se ha empezado a profesionalizar”. 

Por su parte, la jienense Ana Corazón es de las artistas que participan este año en el Art Aero Rap que proviene de Bellas Artes, y que compagina su carrera artística con la enseñanza. Es su primera vez en La Bañeza y ya se muestra impresionada por el recibimiento, a pesar de estar acostumbrada a pintar en diferentes zonas rurales de España donde, afirma, la gente se muestra más abierta a este tipo de arte urbano: “En este pueblo se han hecho muchas obras y la gente está muy acostumbrada. Cada vez se pinta más en zonas rurales y eso sirve para acercar el arte a comunidades que creen que no lo entienden porque no tienen museos o la educación, esto es una forma de democratizar el arte”, reflexiona. 

“Al principio costaba convencer a los vecinos”, rememora Mures, “Al final para pintar en una fachada de un bloque de pisos todos los vecinos tienen que estar de acuerdo. De hecho, el primer muro que se pintó fue en casa de uno de los organizadores, para que la gente viese que iba a ser algo bonito. Con el paso de los años lo que ocurre es que vienen los muros a nosotros y la gente nos ofrece el espacio para pintar”. 

De esta forma, cuenta el organizador del festival, los vecinos de La Bañeza se han acostumbrado más y más a la presencia de los artistas y de las obras que dejan atrás, apreciando el poso turístico que permanece después del fin del festival: “Notamos mucho la respuesta de los vecinos, puede haber un señor discutiendo con su nieto sobre el significado de un mural. Se vuelcan con los artistas, les llevan bocadillos y los niños sus dibujos”, cuenta Mures, “Esto se trata de conectar a personas muy distintas con el eje del arte urbano”. Deih lo tiene claro: “A las personas nos da miedo lo desconocido, en todo, y en el arte urbano también pasa. Es cuestión de acostumbrarse. Una señora de 80 años se puede emocionar con un mural, lo mismo que una persona joven, y ese es el objetivo”. 

El mito del arte urbano como sinónimo de vandalismo

Uno de los obstáculos a los que se enfrenta el arte urbano es el sinónimo de vandalismo que todavía es perenne en las generaciones más mayores. Manuel García ha vivido las dos caras de la moneda: “En La Bañeza se tiene muy bien visto porque la gente está acostumbrada pero hay pueblos más recónditos a los que he ido y la gente todavía te recibe con dudas. Aunque en general la percepción ha cambiado mucho a quienes más le cuesta es a los mayores, que no entienden que esto al final es arte, es lo mismo que pintar un cuadro pero en grande”, explica. 

Los murales, como los de La Bañeza, son en general más comprendidos por el público general, según cuentan los artistas: “Mucha gente no entiende los graffitis y el arte figurativo que se puede ver en un mural es mucho más fácil de comprender”, explica Deih, que sigue realizando graffitis sin permiso en fachadas en abandonadas. “La gente odia las firmas, y ahora el resto del arte urbano se ha desvinculado mucho de eso. Yo, por ejemplo, ya no pinto en un portal o en la pared de una casa porque no quiero molestar a la gente. Al final, el objetivo es hacer algo bonito, mejorar el espacio”.

Diferenciar el arte urbano del graffiti es complicado para los artistas: “Hay tantas definiciones de graffiti como gente que pinta”, asegura Deih, “El arte urbano es un saco enorme en el que entra cualquier cosa, pero para mí la diferencia está en que el graffiti se hace para una escena propia, para quien lo entiende y no para el público en general. A los artistas urbanos como tal les importa mucho más lo que entiende la gente en general”

Por su parte, Ana Corazón entiende el graffiti como un acto mucho más reivindicativo: “Para mí la diferencia está en que el graffiti quiere reivindicar un espacio propio y el muralismo es un embellecimiento. El graffiti debe ser vandálico y está muy bien así, porque su objetivo es reivindicar, no seguir las normas”, reflexiona la artista. “El muralismo es también un arte reivindicativo pero lo hace a través de la belleza, creo que porque la gente está más dispuesta a replantearse cosas si lo ven como algo bello”. 

“El graffiti es ilegal pero que lo sea no significa que no forme parte de una cultura”, argumenta el leonés Manuel García. “Es un tópico que por el hecho que te multen ya sea vandalismo, no deja de ser arte aunque sea en una superficie distinta a un lienzo”. 

De esta forma, La Bañeza ha creado un oasis artístico en una de las zonas más afectadas por la despoblación, ideando un museo de arte urbano al aire libre que se puede visitar todos los días del año y, especialmente, durante la celebración del festival Art Aero Rap. Este año comienza el 14 de agosto y permanecerá hasta el día 18 del mismo mes. Además de los murales, los visitantes podrán disfrutar durante estos días de diferentes conciertos, actividades y una amplia oferta de food trucks. A continuación puedes ver el cartel completo:

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