Cómo diferenciar el cachopo de milanesa o el 'San Jacobo'

Cachopo

Nuria V. Martín

Con la excusa del Día de Asturias, que se celebra todos los 8 de septiembre, nos embarcamos en un viaje culinario para explorar cuatro titanes del empanado: el cachopo, el San Jacobo, el librillo y la milanesa. Aunque a primera vista pueden parecer similares, pero nada que ver, ya que cada uno ofrece un sabor y una experiencia únicos que ya empiezan desde su elaboración y culminan con unos matices en boca únicos.

Cachopo

Como no podía ser de otra manera, empezamos nuestro recorrido con el cachopo, una joya de la gastronomía asturiana que ha encontrado un lugar en el corazón de los leoneses que no dudamos en subir a visitar a nuestros vecinos, o nos atrevemos a replicar su seño en nuestras cocinas. Aunque también tiene sus detractores en el territorio astur pero es el segundo plato con el que más se identifica la gastronomía asturiana, según el CIS.

Este plato no es carne aplastada, es una experiencia. Consiste en dos grandes filetes de ternera, a los que se le han propinado unos buenos cachiporrazos, entre los cuales se coloca jamón serrano y queso, aunque ahora existen muchas más versiones como el de cecina con queso de cabra. Todo este conjunto se empana en huevo y pan rallado y se fríe en abundante aceite hasta que alcanza un color dorado perfecto. El cachopo se sirve generalmente acompañado de patatas fritas, pimientos y, a veces, algo de ensalada, para añadir un toque de frescura a este plato tan contundente. Es ideal para compartir, aunque muchos valientes, ignoran las advertencias de su médico, intentan enfrentarse a él sin ayuda.

San Jacobo

A ver si con esto queda claro y empezamos a llamar las cosas por su nombre. Es verdad que no tiene la misma popularidad, ni el mismo empaque gastronómico, pero el San Jacobo es otra delicia empanada que nos ha sacado en más de un apuro por su sencillez y sabor. Tradicionalmente, se elabora con dos lonchas de jamón cocido y queso, empanadas en huevo y pan rallado, y luego fritas hasta que están crujientes por fuera y fundidas por dentro. Es un plato versátil que se puede encontrar en muchos menús infantiles y es ideal para una comida rápida.

Librillo

El librillo es quizás menos conocido fuera de León, pero seguro que alguna vez lo has comido en casa. Se elabora con lomo de cerdo, no necesariamente ibérico, cortado en forma de libro (de ahí su nombre), que se sala al gusto, dentro se coloca queso y jamón york. Se empana, incluso personalizándolos con especias o hierbas secas, y fríe con palillos para que no se abran, resultando en un bocado crujiente por fuera y tierno por dentro. Este plato es un claro ejemplo de la cocina de aprovechamiento.

Milanesa

Aunque es originaria de Italia y muy popular en muchos países de América Latina, como Argentina y Uruguay, también ha llegado a León, donde algún restaurante la tiene en su carta. Esta delicia se prepara con filetes de ternera, pollo o a veces cerdo, que se aplastan hasta que son muy finos, se empanan con huevo, pan rallado y el truco: incluir virutas de queso en el pan rallado. Una vez que está bien rebozado se fríen. La milanesa puede servirse sola, con limón, o en variaciones más elaboradas como la milanesa a la napolitana, cubierta con salsa de tomate, jamón y queso, y gratinada al horno.

Cada uno de estos platos, aunque comparten la técnica del empanado, trae su propio carácter y tradición a la mesa, todos tienen algo especial que ofrecer. Así que la próxima vez que te encuentres frente a uno de estos platos, recuerda que no sólo estás probando un bocado delicioso, sino también una parte de la historia y cultura culinaria. Y después de esta masterclass digna de Másterchef te pedimos que dejes de llamar al cachopo San Jacobo grande, un poquito de por favor. 

El 8 de septiembre, en conmemoración del Día de Asturias y la Virgen de Covadonga, es la excusa perfecta para darse un homenaje.

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