Así corre León

Una participante en La Reina Trail, una prueba de montaña de León.

Nuria V. Martín

El Día del Corredor, que se celebra cada 5 de junio, es más que una fecha en el calendario para los entusiastas del esfuerzo físico individual en general y el running en particular. Representa una oportunidad para reconocer la dedicación, el esfuerzo y la comunidad que se forma alrededor de este deporte.

En León, donde el atletismo tiene una amplia tradición, esta celebración adquiere un significado especial. Y algunos nombres propios más y menos conocidos dentro de sus zapatillas deportivas tienen una experiencia propia para contar.

Fernando Luque Bore

Fernando Luque Bore, un veterano del asfalto y los senderos leoneses, comparte sus peripecias cuando se pone las zapatillas de correr. Desde sus inicios, influenciado por un entorno familiar deportivo, hasta su participación como voluntario en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, Fernando ha vivido de cerca la evolución del running. Hoy, su relación con el deporte es tanto competitiva como terapéutica.

Confiesa que ha “corrido desde pequeño porque mi familia siempre ha estado vinculada al deporte en general y al atletismo en particular, ya que mi padre fue entrenador nacional de atletismo muchos años”. Hasta ahí la parte emotiva. Pero luego “la verdad es que siempre estuve relacionado con el deporte, pero no corría, y pasados esos años difíciles de la preadolescencia y la adolescencia, a finales de los 80 volví al deporte y empecé a practicar Triatlón, además de voleibol, baloncesto, balonmano, al que todavía estoy vinculado,” explica Fernando.

Y desde ahí su trayectoria deportiva empieza a adquirir unos matices muy interesantes. Porque “en esa vorágine deportiva me inscribí con dos de mis hermanos como voluntario olímpico y tuve el honor de ser uno de los ocho elegidos de la provincia para los Juegos Olímpicos, Barcelona 92. Posiblemente la experiencia deportiva más grande que viviré en toda mi vida”, afirma orgulloso.

Como voluntario trabajó en la competición de lucha grecorromana y libre, pero al terminar la jornada voluntaria empezaba la olímpica, donde pudo ver la natación en las piscinas Picornell, estar en el baloncesto en el San Jordi, y disfrutar del mejor atletismo del mundo en el Estadio Olímpico.

La participación en uno de los acontecimientos deportivos más importantes de la historia de nuestro país sólo avivó su pasión por el atletismo. “Entrenaba a medio día y por la noche, porque como todo maestro empecé dando clase en pueblos, en la zona del Bierzo”. En el 93 volvió a la Universidad para estudiar una licenciatura se propuso correr un maratón. Era su idea de poner punto y final a su vida deportiva“. Pero (ojo, ‘spoiler’), su carrera no acabó ahí.

El motivo de su continuidad tiene nombre y apellido: coincidió con Rodrigo Gavela, originario de Fabero y record de España de maratón y olímpico en Barcelona, en un grupo de entrenamiento. Con Gavela como entrenador empezó a competir en carreras de asfalto a nivel nacional e internacional.

Desde ahí, Fernando ha corrido 23 maratones y múltiples competiciones de campo a través y 10 kilómetros hasta el punto de perder la cuenta: “En el trastero de casa creo que todavía tengo una caja de zapatos llena de dorsales”, supone. Sin embargo, con el tiempo, su enfoque cambió: “Desde hace cinco años, no corro prácticamente nada de forma competitiva. Eso sí, sigo teniendo al menos dos objetivos: correr A Santiago contra el Cáncer, y ser liebre en la Media Maratón de León. Ahora corro más para divertirme y como medicamento anti stress”.

En cuanto a su rutina actual, Fernando la describe con detalle: “Mi entrenamiento diario se reduce a una hora más o menos, todos los días, menos el miércoles y los fines de semana un poco más de tiempo. Ahora intento uno o dos días ir al gimnasio y hacer trabajo de fuerza (que es súper necesaria a mi edad y para mis rodillas), un día de tirada larga (domingo) y luego alterno rodajes tranquilos con trabajo más específico, cuestas, fartlek, series, etc”. Y esta intensa práctica es gracias a que correr ha forjado su carácter, su forma de ser, ya que es constante y disciplinado.

Si la mecánica lo permite y si en el cielo o el infierno –no sé dónde me tocará ir- se corre creo que no dejaré de correr nunca

A pesar de las lesiones y los retos, su amor por el running sigue intacto. “Lesiones muchas. Este deporte a nivel competitivo es muy lesivo. Mientras compites te vas lesionando y recuperando de todas (muchas tendinitis, fascitis, sobrecargas, roturas fibrilares etc). A día de hoy vivo en una lesión continua ya que el desgaste articular es brutal. Pero, cuando no dejas de correr y simplemente bajas el pistón, creo que aprendes a convivir con ciertos dolores que te acompañan durante ciertos momentos del día y que curiosamente desaparecen cuando sales a correr”, comenta quitándole importancia a que le moleste “un poco” seguir corriendo.

De hecho, Luque asegura que no sabe qué es no tener ganas de correr, ya que el día que llueve en vez de salir a la calle, porque odia mojarse, va al gimnasio a hacer elíptica y cinta. “Lo que menos me gusta de correr, evidentemente, son las lesiones, la lluvia y las manos de los fisios, aunque son necesarios y te dejan bien, qué daño te hacen”, asegura entre risas. A pesar de esos contras no parece estar entre sus planes guardar las zapatillas en el trastero junto a los dorsales, ya que “si la mecánica lo permite y si en el cielo o el infierno –no sé dónde me tocará ir- se corre creo que no dejaré de correr nunca”, sentencia el atleta.

Loreto Pacho Pastrana 

Loreto empezó a correr en 2014 con los 10k Universitarios de León, donde quedó tercera en su categoría. “Me hizo mucha ilusión y pensé 'esto se me daba bien', aunque no era así porque no hice muy buen tiempo (47')”, reconoce Loreto. El año siguiente volvió a correr esa carrera, pero con algo más de preparación, así que hizo mejor tiempo (43’), lo que le dio la motivación que necesitaba para correr de manera más habitual para mejorar.

Pero ya fue en 2018 cuando se lo tomó como un enterramiento como tal y después de la Covid ya lo hizo de forma reglada. “Entreno seis días, descanso el viernes. Lunes, miércoles y sábado son entrenamientos de calidad (lo que corresponde a series y tiempos), martes y jueves suele ser rodaje más gimnasio y el domingo rodaje largo”, comparte su exigente rutina para poder hacer frente a las carreras de cross, ruta (10 k, 5 k y media maratón) y pista (1500 m, 3000 m y 5000 m). Con esa variedad de modalidades es normal que haya perdido la cuenta, pero el cuentakilómetros cree que va por 75 carreras, aproximadamente. Lo que sí es más extraño es que Loreto no haya tenido ninguna lesión hasta la fecha.

Realmente no me pregunto si me apetece. A tal hora toca entrenar y me preparo para ello

“Realmente no me pregunto si me apetece. A tal hora toca entrenar y me preparo para ello. O sea, no me lo cuestiono. Es como cuando es de noche y toca dormir, no me pregunto si me apetece o no. Es hora de dormir. Es hora de ir a trabajar y también es hora de entrenar. Al final tener hábito, disciplina y compromiso hace que todo sea fácil”: ese es el truco de su éxito.

A pesar de que Loreto confiesa que el deporte con el que siempre se ha sentido vinculada es la gimnasia rítmica, ya que empezó con tres años y estuvo compitiendo de los seis a los veintiuno, la deportista demuestra un gran compromiso con el atletismo, incluso cuando llueve que es lo que más detesta de salir a correr. Lo que más le gusta es pasar tiempo con la gente que entrena con ella, que muchos se han convertido en sus amigos. “Al final es como la gente que queda para tomar cañas: pues yo voy a entrenar y estoy con ellos”, ejemplifica. Por esta y muchas razones de momento no se plantea dejar de correr, pero no sabe si dejará de correr, lo que sí que tiene totalmente claro es que “nunca dejaré de hacer deporte. Creo demasiado en él”.

La Reina Trail

Pero si tan importante es para los corredores entrenarse también, lo son las carreras donde ponerse a prueba. José Manuel Suárez es coordinador de La Reina Trail, que lleva diez ediciones desde que empezó en 2013. Se trata de una carrera por montaña que se celebra en el municipio de Boca de Huérgano, dentro del Parque Regional de Montaña de Riaño y Mampodre, con salida y llegada en Besande.

“La idea de la carrera partió del anterior alcalde de Boca de Huérgano, Tomás Sierra, que quiso realizar una actividad deportiva para poner en valor el patrimonio natural y paisajístico de la Tierra de la Reina. Se pusieron en contacto conmigo y enseguida me encantó la idea, ya que era uno de mis lugares habituales de entrenamiento y que merecía la pena que vinieran a conocerlo”, dice. Como corredor habitual y árbitro de montaña de la FEDME, “además de haber estado siempre metido en mil fregaos, sabía lo que quiere un corredor de montaña y, a través de las sucesivas ediciones hemos ido mejorando la calidad de la prueba en todos los sentidos, sin perder el carácter familiar que tiene nuestra prueba”, relata José Manuel.

La carrera este año será el 30 de junio y volverá a formar parte del circuito Copa Diputación de León de Carreras Populares, donde el año anterior fueron votados como la mejor prueba de la modalidad de montaña. 

En la actualidad tienen tres tipos de prueba: dos tipos Trail, una de 24 km con 1.450 m de desnivel positivo, una más corta de 14 km y 650 m de desnivel positivo, y otra de marcha nórdica.

Se desarrollan en los alrededores de Besande, en un entorno que combina partes que se pueden correr con otras de gran dificultad técnica y física. La media de participación en su conjunto es de 150 corredores, aunque en la última edición juntaron a casi 240 personas. Aunque si se cuentan a los acompañantes el año pasado se acercaron a esta pequeña localidad de la montaña leonesa cerca de 400 personas.

Nosotros nos preocupamos mucho por respetar el medio natural por el que vamos a hacer la carrera

“Organizar una carrera es una labor compleja y que lleva mucho tiempo; en primer lugar, hay que tener en cuenta que los recursos en un Ayuntamiento pequeño son muy limitados por lo que se debe plantear una prueba acorde a ese presupuesto, sin que, además, el corredor tenga que pagar un precio de dorsal desorbitado”, explica el organizador. A esto se suma el trabajo administrativo por parte del Ayuntamiento para poder obtener los permisos, seguros, ambulancia, etc. Luego llega tener la documentación en regla, las redes sociales, patrocinadores...

Junto con el mantenimiento escrupuloso del entorno, otra de sus prioridades es garantizar la seguridad de los participantes. Y ayuda “un Plan de Seguridad, nuestros numerosos voluntarios y la colaboración añadida de la Guardia Civil a través del Greim”.

A José Manuel organiza también le encanta “que Besande se convierta ese día en una fiesta porque sus vecinos forman parte de la carrera ya sea como voluntarios, corredores o simplemente como público que, al final de la prueba se junta con los corredores en la comida para compartir anécdotas y curiosidades, los unos sobre correr, y los vecinos contando historias de los parajes que han recorrido”. 

El atleta y organizador confiesa que a él le gusta mucho más correr y la montaña porque organizar le da muchos dolores de cabeza. Según reconoce, hay mucho trabajo que hacer hoy en día para lograr un evento de calidad sin perder la familiaridad con la que quieren hacer este evento. “Pero al final compensa cuando ves a tus compañeros disfrutar y a la vez has dado algo de vida a la Tierra de la Reina y contribuido a que se conozca y se valore más esta parte de la montaña leonesa”, finaliza con orgullo.

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