El hombre mágico
Como mi propósito en la vida siempre ha sido llevar –¿qué digo llevar? ¡devolver!– la felicidad a mis semejantes e incluso a personas que no se me semejan voy a emplear toda la sabiduría que estos –los que he dicho– me han proporcionado durante años para escribir un manual –que yo digo mapa– de autoayuda que no solo me autoayude, sino que ayude también a esta gente que he mencionado, que son las personas. El esquema del primer capítulo, que adelanto aquí en primicia y segundicia es este: ¿Tienes problemas? No tengas problemas. ¿Te preocupa algo? Que no te preocupe. ¿Es tu preocupación el dinero? No. Lo que te preocupa es el miedo –o la certeza– de no tenerlo. Y de no poder obtener cosas o servicios a cambio de él –del dinero–. No tengas miedo. Es el miedo lo que hace que estés preocupado. Estar preocupado es malo. No estés. El dinero no existe. Bueno, sí existe, pero tampoco es para tanto. ¿Tu problema no es de dinero, sino de salud o de porquerías o de otra cosa? Pues lo mismo. Si estás preocupado es por la preocupación. No la sientas. Siente otra cosa. Dentro de ti están todas las respuestas. Si no hallas todas las respuestas dentro de ti, hállalas en los siguientes capítulos. ¿Crees que no puedes conseguir todo lo que quieres? ¡Claro que puedes! Basta con que te engañes a ti mismo –leyendo los siguientes capítulos–. La realidad no existe. La construimos sobre la marcha. Sobre todo yo. Si te gusta la realidad no la cambies, pero si la realidad te disgusta por lo que sea, cámbiala. ¿Cómo? Cambiándote a ti mismo. En realidad no tienes que cambiarte a ti mismo. Bueno. Un poco. Cambia la percepción que tienes de ti mismo. Por otra. Si desde esa nueva percepción que has adquirido –junto con este volumen o mapa– de ti mismo sigues sintiendo miedo o preocupación, muévete un poco más a la derecha. Así. No. Un poco más para atrás. Ahí. El miedo desaparece. Si la preocupación o el 'oye, mira, no te aguanto' o la rotura abierta de fémur persiste, que sepas que es una ilusión, generada por el miedo. No tengas miedo. Ah, ¿que tienes miedo? Hija, pues no lo tengas. A ver, si vas a estar así todo el rato… Pues ya está. Se puede decir que la causa del miedo o la preocupación es tener miedo a las preocupaciones o estar preocupado por el miedo. No hay que tener ni estar. Así terminaría el capítulo I. Para el capítulo II pienso incidir en que no hay que tener miedo. Basta con no sentirlo. ¿Que lo sientes? ¿Lo sientes mucho? Bueno. No pasa nada. Yo te perdono.