Tribuna de Opinión
Trece Escalones

La lucha contra el penúltimo

Arma azteca 'Maquahutl' compuesta con una maza con cristales cortantes de obsidiana.

Estás claro: a veces los asesores políticos, que leen los macrodatos, indican que hay que crispar, que hay que cabrear a la gente para movilizarla, para aglutinarla, o simplemente para esquilarla mejor. De todos es sabido que, en las redes sociales y otros medios, lo que más atrae y mantiene la atención de la clientela es lo más molesto, radical, o irritante, así que los números mandan y el cabreo es la gasolina que mueve la adhesión. Y me refiero a la adhesión como contrario, como antónimo de la reflexión, porque el que se pregunta cosas, el que interroga y valora, es el peor enemigo.

Supongo que todos habéis oído la frase esa de “yo no soy racista, pero..”. Yo no soy machista, pero...“. Se usa para afearle a alguien que ponga cualquier ”pero“, porque el ”pero“ es la semilla de la duda, de la falta de adhesión completa, del pensamiento propio que no acata el pensamiento monolítico y pretende la indecencia de tragarse sólo una parte del menú, en vez de la carta completa, con café copa y puro de mentiras y necedades.

Dentro de esta tendencia encontramos últimamente la lucha contra el penúltimo enemigo. Por ejemplo, hace escasas fechas, se debatía si México invitaba o no al rey de España a la toma de posesión de su presidenta, y resultó que el rey de España ofendía porque es el reflejo del imperialismo. Lo cierto es que no me puede traer más al fresco si invitan a nuestro rey a un sarao más o menos, pero que los mexicanos señalen a España como potencia imperialista cuando tienen lo que tiene al lado, cuando su vecino y sufridores de la política interna y externa de los Estados Unidos, es un chiste para despelotarse de la risa. Para un mexicano, luchar contra el imperialismo señalando a España, es como luchar aquí contra la extrema derecha desenterrando a Franco.

Pero claro, es mejor siempre torear toros muertos o disecados, porque los otros cornean, ¿no? 

Mientras el público sea tan idiota como para seguiir aplaudiendo, y lo es, resulta más cómodo enardecer a las masas contra bichos mansos, muertos o inexistentes.

Yo, que a mi modo soy republicano, voy a luchar contra la monarquía cagándome en la madre de Witiza y Leovigildo.

Nos ha jodido.

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