La pancarta de Yankees Go Home

El antiamericanismo de una buena parte de la sociedad europea está totalmente justificado, no digo que no, pero vendría bien de vez en cuando echar cuentas de lo comido y lo servido, a ver cual es el balance.
La cuestión es que el lema de 'Yankees Go Home' fue durante mucho tiempo santo y seña de los movimientos de izquierda en Europa, y ahora que Donald Trump se ha apuntado al eslogan, descubrimos que los americanos se marchan a casa, la defensa y la seguridad de Europa nos van a costar un riñón.
¿Quién lo iba a pensar? ¡Sorpresazo!
Hasta ahora, ambas partes lo teníamos claro: los americanos asumían que mandar y ser un Imperio tenía un coste, y nosotros, que lo ahorrábamos para poder dedicarlo a mejoras sociales, entendíamos que la dependencia geoestratégica nos convertía en vasallos. Feudalismo del de toda la vida, con el señor del castillo al otro lado del océano, lo que siempre viene bien para que el señor no tenga demasiadas tentaciones de horca y cuchillo, de pernada, foro e investidura.
Y ahora, de pronto, Estados Unidos parece querer replegarse, quitarse el uniforme de policía del mundo, y todo el mundo se lleva las manos a la cabeza por el desorden y el peligro que eso puede suponer. Y por lo que va a costarnos a nosotros mantener nuestra propia seguridad.
El caso más sangrante es el de Alemania. Como decían que se daban miedo a sí mismos y querían renunciar a su historia violenta y militarista, lo que los demás se gastaron en armas durante la guerra fría, se lo gastaron ellos en trenes, industrias y autopistas. Decenas de miles de millones, durante cincuenta años, como mínimo, que se dice pronto. Y así, con el miedo que se daban y las pelis de nazis malos que salían en la tele, ellos se excusaban de sacar la cartera y pagar su ronda. Una idea genial, ¿verdad?
Ahora, de pronto, han decidido que van a gastarse una millonada en armamento y todos levantamos una ceja, acostumbrados a la vieja narrativa, pensando que el que compra un coche acabará por irse un día de viaje.
Mientras tanto, los demás, aquí estamos, con un Gobierno en el que los distintos partidos que lo forman tratan de convencerse y convencernos de que el gasto militar es progresista.
Y quizás echándose las manos a la cabeza cada vez que recuerdan aquellos días del Yankee Go Home. Vaya gracia que se marchen los americanos, ¿eh?