Opio por remolacha, el campo leonés medita si cambiar de cultivo ante la crisis de la industria azucarera

La empresa que ostenta el monopolio en la producción de opiáceos en España, y una de las líderes mundiales del sector, Alcaliber, ha lanzado una propuesta al campo leonés, sustituir el cultivo de la remolacha por el de la adormidera, la amapola de la que se extrae la materia prima para producir productos como la morfina y la codeína.

Así lo ha anunciado la compañía en un comunicado remitido a los medios tras mantener una reunión este pasado martes con agricultores del Páramo Bajo en La Bañeza para analizar el potencial del cultivo en la provincia. Lo hacen en el contexto, señalan, de “el colapso del sector remolachero en la provincia y el cierre de la planta de Azucarera de La Bañeza” y que “muchos agricultores se encuentran la búsqueda de alternativas rentables y sostenibles en el tiempo”.

Alcaliber ha llevado a un grupo de agricultores a una explotación de 37 hectáreas de adormidera en Valcabado del Páramo para vender las bondades del cultivo, que solo puede venderse a esta compañía ya que actúa en régimen de monopolio. Por ello, en el año 2023 se dejó de plantar adormidera en Castilla y León ya que la empresa comunicó que no podía asumir la producción. En el año 2024 las amapolas blancas volvieron a los campos de la comunidad.

La empresa que ostenta el monopolio de cultivo y producción de la planta explica las bondades de la provincia de León para su cultivo, más frecuente en Palencia, Valladolid o Salamanca. La adormidera es una planta que necesita mucha agua, se siembra en el mes de marzo y se cosecha en pleno verano cuando la ampola pierde sus pétalos. “La adormidera se adapta bien a los suelos profundos y bien drenados de León y además, no requiere una inversión en maquinaria completamente nueva para su cultivo”, han señalado.

Alcaliber también vende que la adormidera es “un cultivo mejorante en la rotación de cultivos, ya que mejora la estructura del suelo, aumenta porosidad y puede incrementar la productividad de cultivos siguientes (15-20%)” y asegura que tiene “rentabilidad casi asegurada para el agricultor”, sin mencionar la crisis del 2023 que eliminó el cultivo en la comunidad autónoma. Sí señalan ahora que “Las condiciones de la campaña se fijan desde el inicio del cultivo, a través de contratos y con precios estables, lo que proporciona una certidumbre que contrasta con la volatilidad de otros mercados agrícolas”.

La empresa cuenta con una planta de extracción en Toledo y esta campaña en España, según cifras proporcionadas por la compañía, se han cultivado 8.700 hectáreas de adormidera, con 2.400 hectáreas en Castilla y León y el resto en Castilla-La Mancha. España es el segundo productor mundial de opiáceos.

Vinculación con León

La vinculación de la empresa con León radica en su nacimiento y en sus propietarios durante la mayor parte de su existencia. Alcaliber nació en el año 1973 como parte del grupo Laboratorios Abelló, antes Fábrica de Productos Químicos y Farmacéuticos Abelló, que contó con una fábrica en la ciudad leonesa desde los años 40 hasta su venta a una multinacional americana en los años 80 que supuso el posterior desmantelamiento de la factoría cuyos restos hoy ocupa en la ciudad servicios del Ayuntamiento de León. Laboratorios Abelló era propiedad de la familia de Juan Abelló Gamazo, que se hizo cargo en los años 60 de la empresa que fundó su padre en los años 20 del siglo pasado y fichó en 1977 a un abogado del Estado llamado Mario Conde para llevar sus negocios, y el principal accionista de Antibióticos SA, la histórica farmaceútica leonesa que había confundado su padre en 1949.

Abelló y Conde se conviertieron en parte fundamental del capitalismo patrio de los 80 con las operaciones de venta de las empresas familiares y el posterior asalto al banco Banesto, que acabó con el gallego condenado por la mala gestión que hizo peligrar la entidad y que acabara intervenida por el Estado.

La producción de opiáceos había sido parte de la actividad de Laboratorios Abelló a lo largo de su historia, populares sobre todo por el conocido Frenadol, pero hasta 1973 no se constituye una filial específica para este negocio dentro de la estructura de Antibióticos SA. En 1983 Abelló y Conde acuerdan la venta de Laboratorios Abelló a la multinacional americana Merk Sharp and Dohma por unos 4.300 millones de pesetas de la época, el primer pelotazo de Conde, que percibió el 7% en concepto de comisión por esa venta. En 1987 la multinacional americana consideró obsoletas sus instalaciones de la ciudad de León y las cerró.

También en 1987 Abelló y Conde anuncian la venta de Antibióticos SA a la multinacional italiana Montedison por 58.200 millones de las antiguas pesetas, con otra comisión millonaria para Conde. Pero de aquella venta se quedó fuera del perímetro Alcaliber SA, que pasó a ser gestionada por Torreal, la sociedad con la que Abelló y Conde controlaban sus activos. La pareja empresarial anunció incluso inversiones por 5.000 millones de las antiguas pesetas en la sociedad.

La ruptura de los empresarios una vez realizado su asalto al histórico banco Banesto supuso la separación de sus negocios y Torreal pasó a ser la sociedad inversora de Juan Abelló y por tanto a ostentar la mayoría del capital de Alcaliber desde entonces. Abelló vendió Alcaliber en 2018 al fondo de inversión GHO. Desde encontes la empresa ha tenido que refinanciar su ingente deuda hasta en dos veces su ingente deuda.

Los pelotazos leoneses de Mario Conde por la venta de Labotarios Abelló y Antibióticos le valieron comisiones millonarias que guardaba en Suiza. En 2016 el exbanquero fue detenido acusado de blanquear capitales que habría ocultado de su época de gestor de Banesto, pero el caso fue sobreseído porque demostró que ese dinero era anterior a su llegada al banco y eran parte de las comisiones de las ventas de laboratorios.

Alcaliber cree que “la adormidera emerge como una alternativa seria y prometedora para la remolacha en los campos de León, especialmente tras el vacío dejado por el cierre de la planta de La Bañeza”. “Su potencial de rentabilidad, su menor demanda hídrica y su compatibilidad agronómica la posicionan como un cultivo estratégico para la diversificación y la resiliencia del sector agrario leonés”, concluyen.