Las autoras leonesas de ayer tienen quien les escriba hoy: los rescates literarios toman forma de proyecto

Presentación del libro sobre Faustina Álvarez en Canales, con algunas de las homenajeantes, familiares de la homenajeada y la alcaldesa de Soto y Amío.

César Fernández

Cuando estudiaba y tenía clase de Literatura, Mercedes G. Rojo se hacía una pregunta: “¿Dónde estaban ellas?”. No se quedó ahí y quiso buscar la respuesta. Cuando llegó el Día de las Escritoras de 2017 y alguien puso en redes sociales si en León no se iba a hacer nada al respecto, fue una de las cuatro que se reunió en el Café Luna de la capital hasta desembocar en un primer homenaje a Concha Espina por el Día de la Mujer de 2018. Cuando la pandemia del coronavirus paró la vida diaria, reorientó el enfoque para poner sobre la mesa nombres de escritoras leonesas ya fallecidas y pasto del olvido. Y ahora que el proyecto ya está plenamente asentado pero no suficientemente apoyado, le da forma bautizándolo como Rescatar la Memoria y poniendo como logotipo una amapola roja, una imagen con varias connotaciones.

“Todo lo que te recomendaban en clase eran hombres”, dice para fijar un sustrato de su propia trayectoria, volcada en buena medida como investigadora en el rescate de nombres femeninos sepultados en los libros de texto. He ahí la causalidad de un proyecto que sí nació de casualidad: cuando a las 9.00 horas del Día de las Escritoras de 2017 alguien puso en las redes sociales si en León, tierra en la que salen autores de debajo de las piedras, nadie se iba a acordar de ellas. “Hasta el final del día tenemos tiempo de reunirnos a tomar un café y al menos charlar un rato”, respondió Rojo. Cuatro mujeres se presentaron a la cita en el Café Luna. Y ella se comprometió a “organizar algo” para el Día de la Mujer de 2018.

La primera idea fue hacer una lectura continuada de escritos de una autora, al modo de lo que se hace cada 23 de abril con El Quijote, por parte de autoras leonesas que aportarían textos propios alusivos. Lo siguiente fue invitar a participar a artistas plásticas, que acabaron por aportar obras que luego compondrían una exposición itinerante. La homenajeada resultó ser Concha Espina. “Astorga tiene una deuda con ella por haber puesto a la Maragatería en el mapa del mundo”, expone. Sin saber si aquella iniciativa tendría continuidad en el tiempo, en 2019 salió el nombre de Josefina Aldecoa, de alguna forma la otra cara de la moneda: si la relación de Concha Espina con León es por la obra y no por la raigambre, muchas veces se olvida que Josefina Aldecoa nació en La Robla. Y en 2020 la elegida, en este caso ajena a la provincia, fue Alfonsa de la Torre, la primera mujer que ganó el Premio Nacional de Poesía.

Filandón celebrado en La Comunal de Val de San Lorenzo con motivo de la inauguración de la exposición en torno a Concha Espina.

La pandemia del coronavirus irrumpió precisamente en ese marzo de 2020. El confinamiento fue un momento de recopilación y reflexión. Y el resultado se sustanció en reorientar el proyecto hasta escribir un punto y aparte. Conservando la premisa de homenajear a mujeres ya fallecidas, Mercedes G. Rojo circunscribió la iniciativa a los límites provinciales. Y se hizo una lista de escritoras leonesas, también en buena medida arrinconadas en una provincia de la que han salido autores hombres de relevancia nacional. La primera fue la poeta y maestra Manuela López García. “Yo había tenido sus textos en mis manos. Ella vivió casi 20 años en Astorga. Mucha gente me decía que ella merecía estar en la nómina del movimiento de la Generación del 27. Y ella, además, presumía de la palabra maestra”, explica sobre una autora que ha trascendido a esta colección. Y es que Rojo fue sacando punta a López hasta lanzar paralelamente publicaciones sobre su poesía dedicada a los niños, sobre los versos en los que envolvió el drama de la Guerra Civil y los que rescató con prodigiosa memoria de entre los enviados a la BBC de Londres sobre la caída de Adolf Hitler al final de la Segunda Guerra Mundial.

Logotipo de 'Rescatar la Memoria. Proyecto literario en torno a grandes mujeres del s. XX'.

La casualidad decidió el siguiente nombre. Rastreando la producción de Manuela López dio con una carta de la correspondencia con la también poeta y maestra Felisa Rodríguez, dos figuras en cierta forma paralelas en El Bierzo, la primera de Cacabelos y la segunda de Noceda. Para entonces el proyecto ya se sustancia en forma de un libro anual por cada homenajeada con un formato definido que comienza por un acercamiento biográfico y bibliográfico, otro de tono más “sentimental” y un “encuentro” a través de textos alusivos de autoras actuales, todo ello salpicado con ilustraciones de artistas plásticas en obras cuidadosamente editadas por el sello leonés Ediciones del Lobo Sapiens.

Manuela Rejas (2023) pone la magia, con Eva González (2024) se hace un guiño al patsuezu y con Faustina Álvarez (2025), primera inspectora de Enseñanza Primaria por oposición en España, se pone el acento en la educación, una referencia recurrente en el proyecto. El medio rural como origen, anhelo y punto de retorno es otro de los denominadores comunes de una iniciativa que en 2026 viajará hasta Val de San Lorenzo para abordar la figura de Dolores Fernández Geijo, artesana de la lana y transmisora de la tradición oral, otra de las claves que permean esta propuesta de rescates literarios de mujeres en muchos casos marcadas por el institucionismo y muy avanzadas para la época en la que les tocó vivir, algunas incluso represaliadas por sus ideas.

Me gustaría que este acercamiento a las autoras sirva de punta de lanza a futuras investigaciones

Mercedes G. Rojo Promotora del proyecto Rescatar la memoria. Proyecto literario en torno a grandes mujeres del s. XX

Rojo se enfrenta al hándicap de la escasísima bibliografía y referencias sobre estas autoras con una máxima (“que todo lo que saco esté perfectamente contrastado”) y una aspiración (“que este acercamiento sirva de punta de lanza a futuras investigaciones”). El proyecto ha tenido vidas paralelas más allá de las publicaciones complementarias en torno a Manuela López: desde contribuir al reconocimiento de esta autora en la órbita de las mujeres del 27 “víctimas del exilio interior” hasta lanzar un concurso escolar en torno a la figura de Josefina Aldecoa en medio de otros hitos como el de reivindicar la importancia de Faustina Álvarez más allá del hecho de haber sido “madre de” Alejandro Casona o de servir de base para un documental sobre Eva González.

Con todo este bagaje, ahora la iniciativa toma forma global. Adquiere la denominación de Rescatar la Memoria. Proyecto literario en torno a grandes mujeres del s. XX. Y ya tiene logotipo: una amapola roja, símbolo de los desaparecidos tras la Primera Guerra Mundial, aquí transustanciada en un elemento contra el olvido, sin obviar su condición “de flor humilde, del medio rural”. “La intención es darle una cobertura completa que las unifique a todas porque, en realidad, forman parte del mismo proyecto, que es el de visibilizar esos ejemplos de mujeres de nuestra cultura que en su momento abrieron camino o dejaron una aportación muy interesante para nuestra cultura”, explica la promotora.

Momento de la inauguración de la exposición sobre Josefina Aldecoa en Santa Colomba de Somoza.

El proyecto caminó en sus primeros años casualmente sobre la ola de una corriente feminista que desembocó en grandes movilizaciones como las anteriores a los años de la pandemia, pero ahora convive con una cierta involución que hace más necesarios que nunca mensajes como aquellos que Faustina Álvarez trasladaba a sus alumnas para ser en el futuro económicamente independientes. “Hay un retroceso en las nuevas generaciones con el avance de la extrema derecha y la intención de convertir a las mujeres otra vez en mujeres dependientes y, encima, a tratar de convencerlas de que eso es positivo para ellas”, constata Rojo.

Ahora el proyecto, que su promotora considera que entronca con líneas como las fijadas en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, busca recabar más apoyos que los logrados hasta la fecha, fundamentalmente vinculados a pequeños ayuntamientos, a veces incluso sin relación con las homenajeadas. “Me gustaría, al menos, que los libros estuvieran en la red de bibliotecas provinciales”, señala Mercedes G. Rojo con el deseo de que las homenajeadas tengan “la mayor visibilidad posible”, una forma de saldar una deuda con aquellas que consiguieron “llegar a la universalidad desde la particularidad”.

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