Hablábamos ayer de un sobrino de Freud y el vienés me vale —aunque, digresión absoluta: en realidad Freud nació en Freiberg, ciudad moravia del Imperio Austriaco. Actualmente Příbor, Chequia. Pero su familia se trasladó a Viena cuando él tenía solo tres años así que, en efecto, se puede decir que es vienés. ¡Y el cuerpo lo sabe!—, me vale el vienés, continúo y digo, para hablar del fanatismo. Don Sigmund, que era un poco psicólogo, afirmaba que los españoles nos caracterizábamos por esta gravísima patología. Freud evolucionó también en un gran lector de El Quijote —incluso aprendió español para leerlo antes de que Trapiello lo vertiera al castellano— y, como a Sergio del Molino y a mí ahora mismo, le valía para reforzar sus pintorescas tesis, en este caso sobre nuestro obstinado sectarismo. Antes de una docena de episodios en el libro ya se ha descrito una arbitraria quema de libros administrada con entusiasmo por un cura (capítulo VI) y una pelea contra el único adversario que en las dos partes exhibe el mismo nivel de ciega necedad que el caballero: un vasco (capítulos VIII y IX). Porque eso es lo que caracteriza a don Quijote —y a los españoles—: su rápida toma de bando. Incluso inventa una enamorada exclusivamente para pegarse con gente que le lleve la contraria. En eso somos imbatibles y no en hacer chuletones al punto. Facciones, clanes, partidos, camarillas. Nos encanta. ¿Cuáles son tus ideas o proyectos? ¡Lo contrario de lo que diga o haga este! ¡Es tan cómodo! No resulta ni útil ni práctico a largo ni a corto plazo. Yo lo comparo a cocinar desnudo en verano, tratar de hacer la cama metido uno en ella o limpiar el baño mientras se utiliza... pero... la tentación está ahí. Bien, llega el momento de ligar todas estas tonterías con la actualidad y comentar cómo el PP y los populistas y los fascismos —que son cosas diferentes, juá— seccionan y oponen y usan y de cómo se pelean las izquierdas y de nacionalistas y nacionalistas de otro sitio y de los dentistas que están a favor del chicle con azúcar y de los detergentes que son procal y de Motos y Broncano y esas cosas. Contad si son catorce y está hecho.