Fuego cruzado y el agua del Órbigo

Una presa en la comarca del Órbigo.

Asomarse a las páginas de la prensa leonesa, sea en papel, sea en formato digital, cada día se parece más a un obituario que a una crónica de noticias. El último día de mayo aparecían en esta misma publicación de ILEÓN varias entradas donde se vuelve a mostrar de forma evidente que nos siguen golpeando con la vara en el hocico y no parece que queramos escarmentar.

Veo de una tacada varias noticias de lo más alarmante para la mitad meridional de la provincia leonesa, sin que ello quiera decir que en el resto las cosas vayan mucho mejor: la muerte anunciada de la azucarera de la Bañeza, la renuncia de un concejal de UPL en la misma localidad y otra noticia menos espectacular pero no menos nefasta, publicada hace unas dos semanas y cuyo enunciado es el siguiente: 'El agua deja de llegar a los huertos urbanos del Órbigo tras la modernización de la centenaria Presa de la Tierra'.

Los que fuimos a la escuela y no al colegio, aún recordamos aquellos ‘mapas físicos’ colgados en las paredes, con ellos aprendimos a hacernos una composición de lugar y así vamos a hacer en su memoria en esta ocasión. Los pueblos que llevan el apellido ‘…de Órbigo’, pese a que son muchos más los pueblos ribereños regados por sus aguas, son un total de trece. Desde la confluencia en Sardonedo hasta que abandona la provincia de León, el río Órbigo mantiene unas características orográficas, sociales, económicas y culturales bien definidas. Entre ellas está la vida agrícola y el regadío se ha convertido en su razón de ser.

Pues bien, en el artículo antes mencionado se relacionan un total de siete pueblos, siete (del total de trece), que por la excelsa gracia de Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) se van a ver privados de agua para regar sus huertos como consecuencia de la instauración de los nuevos sistemas de regadío. La modernización de dichos sistemas dejará a la ciudadanía sin regar sus calabacines, sus fréjoles, sus pimientos, sus tomates y demás plantas hortícolas. Dicho en román paladino, una seña secular de la idiosincrasia de estos pueblos se perderá porque CHD así lo ha dispuesto. ¡Viva la modernidad!

Madera cortada en una chopera del Órbigo.

Pudiera pensarse que esta decisión que enoja, aunque no sulfura, a los habitantes de esta zona que, como el resto de León, jura y brama en el bar y hasta pueden pelear a muerte contra un vecino o institución próxima. Pero en tocando a organismos oficiales se encogen y se cohíben. Tan es así que por la excelsa gracia de CHD, años atrás se permitió sin rechistar una tala brutal de chopos que, según los entendidos, se encuentren a menos de cien metros de los cauces fluviales y otros cauces de menos entidad. Desconozco, aunque lo supongo, que tal medida estará amparada por alguna disposición legal, como mínimo arbitraria.

Concedámosle la legalidad a esta empresa que descuajó miles de árboles de toda la ribera del Órbigo y pasó meses extrayendo viajes y más viajes de madera, cuyo destino es un arcano para quienes debieran ser sus legítimos propietarios. La inmensa mayoría del paisanaje nada sabemos que se hizo con la madera o su rendimiento económico, en fin, cosas de la buena comunicación entre los cargos públicos y la ciudadanía. Pero lo que no es de recibo es que la tala no la hubieran realizado con semejante salvajismo los mismos vándalos. Viejos chopos tronzados a un metro del suelo daban la imagen de un paisaje dejado al paso de una guerra.

Ahora, la broma pesada es otra. Muchas economías humildes sacaban su provecho de innumerables huertos que salpican la geografía de la Ribera. ¿Qué ocurrirá si el agua no vuelve a fluir por los antiguos cauces? Muchos huertos no tienen alternativa para regarse de otro modo. ¿Quién tiene la potestad moral y legal de suprimir un derecho consuetudinario instituido desde tiempos inveterados y la normativa que reguló tales riegos? ¿Habrá valedores oficiales en León que intenten recuperar ese derecho usurpado? Permítanme que lo dude.

Presa de agua urbana en una localidad de la comarca del Órbigo.

Este nuevo ultraje viene a sumarse a incontables imposiciones que alguien, desde un despacho lejano, así lo ha decidido porque él lo vale. Lo triste es que hasta es posible que haya habido algún hijo de la tierra colaborando con este despropósito. ¿Y total qué más da? León se está convirtiendo en el albañal de España donde se pueden volcar todas las inmundicias que se le puedan ocurrir a cualquier descerebrado. No pasa nada, los leoneses ya no viven para sí, son los mansos corderos que han de ir al sacrificio. Su reino ya no es de este mundo. España ha de ser grande aunque para ello León tenga que seguir siendo una ciénaga infecta.

No quiero terminar sin un detalle sin importancia: León cede involuntariamente agua del Bernesga a Asturias, voluntariamente del Esla a Valladolid y todo el caudal de nuestros ríos a las cuencas del Duero y del Miño (además de Cares y Sella al Cantábrico). Me pregunto con qué utilidad para nosotros, porque si el progreso de los nuevos regadíos es éste, mejor estaríamos en el Órbigo como a principios o mediados del siglo XX, al menos éramos dueños indiscutibles de nuestra agua. Y ya tenemos bastante con la espada de Damocles de las balsas de Carrizo.

¡Admirable León, sólo tú regalas el agua que te mantiene vivo! ¡Con razón a Castilla no le duelen prendas en hacerte desaparecer!

Tomás Juan Mata pertenece a Urbicum Flumen, la Asociación Iniciativa Vía de la Plata

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