'El tesoro de Baballaga', el próximo musical del Conservatorio que se podrá ver en el Auditorio de León en carnavales

Piratas en 'El Tesoro de Baballaga'. // Marcelo Óscar Barrientos Tettamanti / MOBT

Jesús María López de Uribe

Si hay una cosa que en el Conservatorio de León saben hacer de lujo son los musicales. Sorprendieron con su versión de Harry Potter en 2018, apabullaron al público en 2019 con El Señor de los Dragones (inventando incluso un mundo fantástico basado en la provincia de León llamado Índucar) y, tras el parón de la pandemia, regresan este año con El Tesoro de Baballaga: una aventura pirata, que el público podrá ver los días 28 de febrero y el 1 de marzo, lunes y martes de carnaval, en el Auditorio de León.

Un musical que cuenta con la participación de más de noventa personas y la orquestación de la partitura del asturiano afincado en Madrid Juan Carlos Casimiro Pinto –que vuelve a repetir, ya que fue el compositor de las dos espectaculares obras escénicas anteriores–, de los alumnos del Conservatorio de León, la forma perfecta para sellar para siempre su formación musical en vivo y en directo.

La profesora María Lourdes Fernández se encarga de dirigir esta producción del Conservatorio Provincial Leonés, que ellos llaman modestamente “concierto teatralizado”, pero que encierra una complejidad enorme debido a la gran cantidad de personajes implicados, los alumnos músicos de cuerda, percusión; y piano y una excepcional dirección artística con un abigarrado vestuario y atrezzo, además de la coordinación escénica y el equipo técnico.

Y es que si se atrevieron a recrear el mundo mágico de Hogwarts (y lo consiguieron) y un mundo tolkeniano como el del Señor de los Dragones (recreando perfectamente la provincia de León en un lugar fantástico con dragón y todo sobre el escenario), la pandemia no les iba a impedir surcar los mares piratas en busca del tesoro más preciado (sobre todo después de estar encerrados). Así que este año se embarcaron en un navío con velas decoradas con el León heráldico y se lanzaron de nuevo a otra aventura.

Ayer llenaron en dos ocasiones, de mañana para colegios y de tarde para los familiares de los alumnos del conservatorio, el Auditorio Ángel Barja, en el preestreno. Pero la intención principal es representarlo dos veces el lunes de carnaval (28 de febrero) y otra más el martes carnavalero (1 de marzo) en el Auditorio de León en unas galas cuya recaudación esté destinada a la Asociación Auryn y la Fundación Juan Soñador.

Hecho todo en León

Basado en la bruja Baba Yagá (la tradicional de los cuentos populares Rusos), el guión original es también de las leonesas Vanesa Hernández Gil y Ana Rocío Madruga Fernández –que también se encargaron de ello en las dos obras anteriores–, mezclando una historia de piratas para crear una divertida y apasionante historia de hora y media “familiar y para todos los públicos”.

Además según explican desde la organización se unen las telas aéreas, y como novedad los portes acrobáticos y los malabares del equipo de 'La pequeña nave', una escuela de circo leonesa; además de la coordinación de Eduardo Hernández Gil para los efectos especiales.

La banda sonora de este espectáculo será interpretada en directo por la orquesta formada por alumnos y exalumnos del Conservatorio de Música de León, así como por Rut Marcos en la voz solista, Mariano Acera (el cantante de The Kickers y Cuatro Notas) en la voz masculina y el coro de los Lion's Black Roars.

También cuentan con una banda de rock formada para la ocasión por Carlos Blanco a la Batería, Mario Delgado a la guitarra eléctrica, Ignacio García Cabal al bajo y en los teclados Juan Carlos Castán.

Una trama con monstruos y sirenas

“La trama transcurre en un mundo imaginario durante la búsqueda de un legendario tesoro. Los protagonistas, unos fieros piratas, vivirán multitud de aventuras: encuentros con monstruos, sirenas, peleas.... y tendrán que enfrentarse a peligros insospechados provocados por las terribles brujas que lo protegen”, explica la sinopsis de la obra.

Una parte de la producción la financia el Conservatorio, y los equipos y microfonía y decorados reciclados –por José Álvaro Riquelme Carretero con decoración y escenografía de Francisco Fernández González, Gerardo Santos Martínez, Ana Fernandez Martínez y María Teresa Ramón del Llano– las ONG que han adelantado algo para el presupuesto. “Y también las familias que se han comprado su propio vestuario”. Todo el trabajo con mucho mérito, “tirando de mucha imaginación, mucho celo y cartón”, cuentan desde la dirección del espectáculo.

Especial atención al monstruo de la representación –Pelujín lo llaman cariñosamente, pero que en realidad lo han bautizado como Widull–, que ha sido creado ex profeso para la misma por ayudando en la mascota junto a Sandra Gonçalves, Ana Martín y David Vivanco y Kankarrio, con la ayuda de Javier Morán Bécares el diseñador del cartel anunciador.

Aficionados apasionados con gran nivel

Pese al gran nivel conseguido, no se definen como profesionales, pero sin duda son unos aficionados muy avanzados y ya experimentados en crear mundos fantásticos. “Lo cierto es que somos un grupo de gente que no tiene ni idea de nada, que no somos profesionales de nada, salvo Lourdes que sabe de música mucho, pero lo nuestro es imaginación e intentar sacar algo adelante sin medios, porque no tenemos ayuda económica”, comentan desde la organización.

“Estaría bien que alguna empresa quisiera invertir en un espectáculo de esta magnitud hecho en León y por leoneses se pudiera exportar. Es cierto que cuando fuimos hace tres años a Madrid fue un poco porque era el centenario de la Fundación Juan Soñador de los salesianos y tenían un teatro bastante grande, pero mover dos autobuses con cien personas es un gasto grande, pero es cierto que nos encantaría salir fuera para vender un poco la marca León”, apuntan como deseo para el futuro y tirando el guante a los empresarios leoneses.

Y conociendo los alucinantes espectáculos anteriores y el resultado excepcional al que llegan a la hora de la representación –que nada tiene que envidiar a una compañía profesional de teatro y espectáculos por mucho que digan y por modesta que sea la producción–, otra vez se llenará la platea para poder ver la tercera de estas maravillas hechas con infinito amor aquí en León. Y que, por desgracia, sólo se pueden ver en muy pocas representaciones.

Así que para no perderse la aventura pirata del tesoro de Baballagala hay que comprar cuanto antes las más que cotizadas entradas del Auditorio de León. Lo que hacen estos esforzados leoneses merece la pena. Y mucho.

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