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Sobre este blog

El mundo y la Historia están repletas de cosas curiosas que a veces no son noticia, pero sí son realmente interesantes. ¿Sabías que un anaquel es una tabla horizontal a modo de estante? ¿Y que proviene del árabe hispánico manáqil, que significa 'banco' o 'soporte'? Un blog sorprendente donde os contaremos lo más sorprendente de cualquier asunto.

La Caetra publica su calendario pagano 2026, el año de las trece lunas y de un eclipse solar total en el noroeste de España

El mes de noviembre, con la fiesta de Samhain, inicio del tercer calendario pagano de La Caetra.

Hubo un tiempo en el que los seres humanos medían el tiempo de forma diferente a la actual. Lo hacían mirando al cielo y con el ciclo lunar. En aquellos pretéritos momentos contaban por ciclos que duraban 28 días. Un tiempo muy lejano, en la prehistoria, que duró hasta que los romanos impusieron su calendario... que también era al principio lunar con diez meses, pero terminó siendo solar y con Julio César con los doce meses que, siglos después –con el Calendario Gregoriano que se diseñó en la Universidad de Salamanca– es el que utilzamos hoy para medir la vuelta al sol durante 365 días.

¿Pero qué fue del primer calendario anual que los prehistóricos usaban para medir el tiempo? ¿Qué se sabe de él? Pues que son muy, muy antiguos. Se conocen rituales y registros calendáricos basados en la observación de nuestro satélite, de más de veinte mil años. Algunos encontrados en cuevas de Asturias, que usaban marcas para seguir fases lunares y ciclos de caza de animales, o el calendario lunisolar de Warren Field del 8.000 antes de la Era Común (A.E.C.) con 12 fosas para fases lunares, indicando una profunda conexión con el tiempo, la naturaleza y la supervivencia, rituales que se reflejan en celebraciones posteriores como las de culturas prehispánicas americanas y asiáticas, con danzas, ofrendas y respeto a la luna. Porque no era una cuestión europea solamente, este conteo del tiempo se producía en todas las culturas, las mesoamericana y la china incluidas.

Medir las fases de la luna eran prácticas de seguimiento temporal y rituales de conexión con el cosmos, esenciales para la vida de cazadores-recolectores, basadas en la observación del lucero nocturno para predecir y organizar su mundo, una tradición que perdura en festividades actuales y que se incorporaron a las culturas celtas (aunque la zona del noroeste de España, la Gallaecia de galaicos y astures era castreña y no céltica al igual que más o menos ocurría con los cántabros) y germánicas, que son en las que se basa el calendario pagano que se acaba de publicar en León.

En Europa el más conocido es el  calendario galo conocido como de Coligny y en este se basan los arqueólogos Andrea Miranda Duque y Fernando Muñoz Villarejo para editar con su editorial La Caetra - Retrocultura un calendario pagano con las fiestas ajustadas a los ciclos solares y lunares (que tenía ocho fiestas, cuatro lunares y cuatro solares, según los equinoccios y los solsticios) encajándolas en el calendario gregoriano.

Con este, que comienza en otoño desde noviembre a octubre, es el tercero que publican (del segundo se habló aquí), y por primera vez con un ilustrador diferente, Raúl Iglesias, un diseñador gráfico y tautador. También caricaturista y escritor, ha realizado muchas exposiciones artísticas en las que toca muchos temas y también tatúa cosas paganas en Sol Tattoo Studio & Piercing, en la calle Juan de Sahagún de la capital leonesa.

Un calendario pagano con las fechas calculadas de forma correcta

Lo que tiene de especial este calendario pagano es que las fiestas están calculadas de forma correcta. Otros calendarios no hacen lo mismo, y las colocan en las fiestas actuales, como por ejemplo sustituyendo Halloween con Samaín, cuando esta festividad de otoño celta no coincide con el 30 de noviembre. Por ejemplo, en 2026 la fecha correcta (calculada según los ciclos lunares) será el 26 de octubre. En realidad es el Samaín el día de fin del año prehistórico. “En el calendario de Coligny el ciclo anual termina con la llegada del siguiente Samhain, reiniciando nuevamente el proceso de la oscuridad y la luz, de la noche y el día, ofreciendo una nueva oportunidad a la Naturaleza y a las vidas que da su hálito”, se expone en el calendario de mesa publicado por La Caetra.

¿Y por qué hacerlo así? Porque Andrea Miranda veía que otros calendarios no eran correctos. Y para una arqueóloga como ella y su compañero el rigor es fundamental: “Cuando empezamos a hacer lo del calendario pagano, la idea fue saber si de verdad en la antigüedad, celebraban estas festividades el día que nos dicen. ¿Por ejemplo, lo de Halloween, no? Todos decían que era como Samhaim, pero si no tenían nuestro calendario y no tenían un 31 de octubre... ¿Qué pasa con esto? Lo mismo pasa con Beltane o tantas otras fechas”.

“Así que te pones a averiguar y descubres el calendario de Coligny, ves como los ciclos los regulan por el sol y la luna y sus festividades no van como dicen muchos, superpuestas a nuestras fiestas actuales –indica la arqueóloga–. Pues nada, me dispuse calcularlas de forma correcta, pero lo que más difícil ha resultado cuadrarlo con nuestro calendario y que podamos utilizarlo. Es fácil saber cuando son las lunas llenas, en la página del Instituto Geográfico Nacional te trae todos los solsticios y los equinoccios, pero hay que tener en cuenta que en verdad sus meses tampoco empiezan el día 1 como nosotros, su mes empieza con la luna también. Entonces, bueno, al ser 28 días hay que ser muy preciso para acertar con el día en nuestro calendario actual”.

“Entonces, ahí tienes que prescindir un poco de de lo del mes, no puedes empezar el año en este calendario el 1 de enero si quieres que la gente tenga la visión correcta. Comienza en noviembre y tienes que jugar con los meses actuales, pero aclarando de alguna manera cómo funciona. Los meses están puestos como como los que conocemos, pero en cada uno hay una fiesta pagana que nombramos para identificarlos señalando las lunas llenas y las fiestas”.

Así hay meses que la fiesta coincide con la luna llena como es el mes de Samonios, que es el de Samaín, que fue el pasado 5 de noviembre, siendo el mes de otoño en que es el mismo día la fiesta y la luna llena. Pero cuando las festividades son solares no coincide puede ser la luna un día y el equinoccio o el solsticio otro. Por ejemplo, en este mes de diciembre, la luna fue el día 5 y la fiesta es solar, el día 21, que es Yule: el solsticio de invierno.

Hay que tener en cuenta que es una cuestión práctica llamarlo 'Calendario Pagano 2026'. Y usar los nombres de los meses actuales. Para que no se confunda la gente, se hace fácil contando sobre la Era Común, marcada en el supuesto año de nacimiento de Cristo –el uno de nuestra era, aunque posiblemente Jesús de Nazaret naciera entre siete y cuatro años antes– con lo que más bien podría ser el 20226, aunque ya haya empezado este año pagano en noviembre, y fuera más correcto llamarlo 2025-2026. “Pero para no liarnos hemos preferido dejarlo así”, explica su compañero arqueólogo Fernando Muñoz Villarejo, que busca siempre que el conocimiento llegue de forma sencilla al público. “Ya habrá tiempo de explicarlo bien cuando le llame la atención a alguien y profundizar en ello si tiene curiosidad”, aboga.

Precisamente ayer se produjo la presentación en la Librería Café Akelarre de Valladolid, y el próximo sábado 20 en Filiel a las 20 horas. Habrá más en posteriores fechas para poder preguntar directamente a los dos arqueólogos sobre estos temas.

El año pagano de las 13 lunas

Y por cuestión de ser ciclos de 28 días, se da la casualidad de que este año pagano '2026' tiene trece lunas. “Ocurre con el tiempo, esto se ve más en los meses, cuando lo normal es que tengan cuatro domingos y algunos tienen cinco”, apunta Andrea Miranda.

La arqueóloga explica que uno de cada tres ciclos ocurre esto en el calendario pagano. “Uno de cada tres años no son 12 lunas, una por mes. Sino que por las regulaciones de los calendarios uno de ellos tiene 13 lunas. Hay un mes que tiene dos lunas. Y este coincide. Cuestión matemática, claro; al ser 28 días el ciclo lunar y nosotros haber hecho un año de 365 días pues ocurre que este año toca”.

“Además como el 13 es un número que me gusta mucho y al ilustrador también, yo creo que también le convencí un poco por eso llamarlo así. Así que lo destacamos porque es un año diferente”, reconoce.

En el calendario pagano de este año no sólo señalan las lunas y los soles, sino que también explican más cosas. “Lo que sí que que quise remarcar este año fue, en vez de poner el mes de el nombre del mes, pagano, cada festividad. La solar de Yule o la lunar de Samaín, teniendo en cuenta que hay meses que no tienen fiesta. Porque coincide pues que no es una segunda luna llena o no hay equinoccio o solsticio. En esos meses los que hicimos esta vez, fue poner un pequeño relato con una pequeña historia inspirada Claro. Por ejemplo en enero no hay fiesta, entonces ponemos un pequeño relato para en vez de hacer una ilustración acorde con la festividad, contamos una historia”, aclara Andrea Miranda. En este caso comienza: “Contaban nuestras abuelas que había unos caballos que no sabían correr, no podían, lo único que querían era volar como el viento frío del norte...”

Las festividades de los antiguos

El calendario tendrá 13 lunas, pero las festividades de los humanos prehistóricos y prerromanos eran preferentemente ocho. Cuatro lunares y cuatro solares. En este mundo cientifista tendemos a pensar que los antiguos eran menos inteligentes y tenían mucho menos conocimiento que nosotros “y de tontos no tenían un pelo”, afirma la arqueóloga, “porque estos cálculos no son de la Edad de Hierro, son mucho más antiguos. Eran observaciones del cielo necesarias para calcular el tiempo, porque tenían que saber cuándo era la buena época para sembrar o para cazar o cuándo parían los animales o muchas otras cosas de los ciclos de la naturaleza, pero eso es algo que viene desde la prehistoria. La observación era muy importante, y eso hacía tradición, porque claro, no es que un día se ponga uno a mirar y vaya a hacer un cálculo, no, no... esto es una tradición y un conocimiento que viene de mucho tiempo atrás”.

De hecho estos cálculos astrológicos eran comunes de todas las civilizaciones humanas: “Era importantísimo. O sea, se jugaban la supervivencia del grupo con esas cosas. Por ejemplo, en América hay calendarios antes de la llegada de los españoles. En Asia hay calendarios, en Europa hay calendarios. De alguna manera tienes, sobre todo en estas sociedades agrícolas y ganaderas, que controlar el tiempo de la siembra, de la lluvia, de la recolección, la cosecha cuando sembrar y todo eso. No puedes cultivar un producto en una época del año que no te va a nacer, porque no va a haber lluvias al mes siguiente”, añade Fernando Muñoz Villarejo.

¿Y cuáles eran esas festividades? Pues cuatro lunares y cuatro solares.Y son –comenzando desde noviembre–, Samhain (5 de noviembre de 2025), primera –o última según se mire– fiesta lunar del ciclo anual; Yule el próximo 21 de diciembre, primera fiesta solar del solsticio de invierno; Imbolc (1 de febrero de 2026), segunda festividad lunar; Ostara (20 de marzo), segunda fiesta solar del equinoccio de primavera; Beltane (1 de mayo de 2026), tercera lunar; Litha (21 de junio de 2026), solsticio solar de verano; Lughnasad (29 de julio de 2026), cuarta fiesta lunar; Mabon (23 de septiembre), el equinoccio solar de otoño, y vuelta a empezar con Samhain el 26 de octubre de 2026.

El mes con dos lunas será mayo en este calendario 2025-2026, con el día 1 (la festividad de Beltane) y el 31. Y, especialmente habrá otra fecha tremendamente señalada, que será en agosto, un mes que también será especialísimo. El día 12 de agosto de 2026 habrá un eclipse solar total que se podrá ver desde León perfectamente (tan especial que hace 125 años que no se daba uno de estas características en España) y el día 28 un eclipse lunar parcial. Todos están señalados en este calendario pagano de La Caetra.

Una cuenta del tiempo vital desde el paleolítico

“La cuenta del tiempo se remonta a una práctica tan antigua, que podríamos hablar desde el paleolítico final, el paleolítico, de que la gente que está viendo esos cambios, que es que se sabe. Otra cosa ya es cuando lo materializas y lo expones todo escrito o lo dibujas o tal. Pero todas esas cosas del control de tiempo las tienes que tener muy claritas, pues es que es eso que te va la vida en ello”, agrega su compañera en Miscelanea Arqueología + Patrimonio, la empresa en la que realizan excavaciones y de la que la Editorial La Caetra - Retrocultura es un spin off.

“Si haces mal una siembra no te crece la cosecha. También te puede no crecer porque te venga una plaga y se la lleva por delante, pero eso ya no depende de ti. Pero si tú siembras en un momento en el cual esa semilla no va a tener agua, no va a tener la temperatura necesaria, pues la cosa se te puede poner muy mal. Entonces, tienes que saber en qué momento se hacen las cosas”, señalan. “Pero eso pasa a día de hoy también, mucha gente del campo en la actualidad, con el conocimiento de nuestros abuelos, saben perfectamente todas esas cosas de los ciclos de las plantas. Cuando toca cada cosa. Tú ves el calendario de San Isidoro y lo que te está hablando es de una sociedad agrícola y ganadera y de lo que hay que hacer en cada mes. Pues este mes toca calentarse los pies al fuego. Vale, vale, muy bien. Este mes hay que matar el gochín. Vale, pues hay que hacer la matanza para conservar la carne aprovechando el frío. Y todo el pueblo lo sabe. Todo eso es tan universal que está claro que en el fondo los antiguos sabían que había que controlar el tiempo”.

¿Y lo de calcular con las lunas o con el sol? Pues depende de cada cultura. “Una sociedad se irá por la luna y otra por el sol. Vale. Pero son mediciones más o menos exactas. Suelen atinar bastante, sobre todo porque ya son una tradición muy, muy clara. Los ciclos lunares y solares son exactos. Con lo cual lo puedes medir y calibrar perfectamente. Lo que pasa es que con el solar, pues da la casualidad de que justo consigues calcular todo el tránsito de la tierra alrededor del Sol. Cuando te digan eso de que si los antiguos eran incultos y todo eso, dices: 'Vale, si tenéis dos palos puedes calcular el diámetro de la Tierra'. Fíjate que los antiguos lo hicieron y prácticamente no fallaron en casi nada”.

El calendario pagano 2026 de La Caetra se puede conseguir contactando con ellos en su página de Instagram. Y va a ser un año muy especial, con 13 lunas y con el sol tapándose por completo con un eclipse total que se da cada siglo en nuestra zona del noroeste de la península ibérica, más cercana a los ritos de los antiguos, la tierra de los antruejos ancestrales de los astures, cántabros y galaicos que también nos dejaron como tradición las hogueras de los festivales estivales que enraízan en la prehistoria humana.

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