Biomasa en León por imposición y precipitación: ¡Vaya humos!
Todo un empecinamiento político autonómico, que tan sólo por esto ya suena a sospechosamente dañino. Veamos.
Para calentar el ambiente invernal en Legio, cuando toque, pasados los más de veinte incendios veraniegos, pavorosos algunos, dañinos todos, donde la clamorosa ausencia de Súarez-Quiñones... ¡Sorprendió y enfadó a los leoneses!
Lo vamos a rescatar, cual Lázaro redivivo, y así lo colocamos en las proximidades del Cementerio de Puente del Castro, con el empeño puesto en un proyecto en ciernes, consistente en la idea de “generar calor, y crear una red de distribución para calentar en la ciudad”.
Hubo rechazo vecinal para tal emplazamiento, y denuncias de técnicos avisados, Ecologistas en Acción. Y sigue habiéndolas.
Aquí y ahora debemos, como paso previo, entrar a mayor abundamiento en la cita de la figura 'Proyecto Regional', una especie de truco del almendruco, del que se vale el ente autonómico, en este caso dentro de las competencias de la consejería de Medio Ambiente… y más, en la que aparece como responsable el señor Suárez-Quiñones.
Y preguntarnos: ¿Qué facilita tal figura, el 'proyecto regional' al consejero? Ahí es nada: “Yo proyecto, yo apruebo”. Esto es, el impacto medioambiental va estudiado “por el bien común de una Comunidad”... y, valga la aparente redundancia… ¡Adelante!
Sin sacar de contexto, y tampoco eludir lo primordial, lo contaminante, vamos a colocar las cosas en su justo valor. Los leoneses ante lo de 'regional', salimos al paso para colocar tal expresión y contenido, como aberración intencionada al referirse a una comunidad llamada Castilla y León. Dígase proyecto autonómico o comunitario, para no pasar por alto, una vez más, que son dos las regiones las que la conforman. Un fin dañino que manejan sin pudor, y no se queman en el fuego (juego).
¿Interés general para una obra problemática?
Pues bien, aplican el bien superior: interés general o de “interés común”, para ejecutar una obra problemática, otorgándola el apelativo de regional, lo que les allana el camino dentro de sus competencias, que cuando quieren se aplican a rajatabla, y cuando estorban, se silencian. El proyecto regional abre la puerta a la Junta autonómica para que desarrolle un plan, casi siempre no bien pensado, en especial cuando el sufridor va a ser el pueblo leonés, o dicho de otra manera queda a salvo la facción castellana y a nosotros los leoneses se nos lesiona un poco más.
En útil jofaina se lava las manos (lo de la conciencia, el disco duro cerebral, no se borra tan fácil, pero sí se logra embotar por conveniencia) y usa Quiñones las Cortes autonómicas, para descargar en ellas el compromiso de dilucidar lo acontecido. Item más, del balance –y con las elecciones en lontananza–, espera que todo se aplaque.
¿Por ello, para qué hacer cuentas de los fuegos, de los daños de toda índole? Mas, eludir explicar comportamientos y obligaciones es cosa bien distinta, y tendrá un coste (no puede menos) lo de este terrible año, así calificado por Fernández Carriedo.
La facción socialista autonómica dice por doquier que Quiñones miente, y que no ha hecho el balance obligado de los daños. Le tildan de soberbio, y para mí, cuando más, encaja en bien mandado, quien, haciendo mutis entre bastidores, así se lo toma desde la presidencia provisional PP leonesa, que le ocupa y sostiene en curiosa paradoja, pues le supone puente y detergente. Esto es, dilución política y tránsito.
¿Factoría renovable o quema de madera?
Ahora, en Puente Castro, Somacyl, que gestiona el suelo público por otorgamiento de la Junta, llevará a cabo lo que califican de factoría, o más ampulosamente dicho, un parque de energías renovables… que, en principio el pueblo llano, podemos ver, como quema de madera (biomasa) en calderas controladas, y una red de tuberías llevará y distribuirá en Legio el calor generado.
No sé si nos lo venden como un favor, o se trata de hacer lo que interesa, por razones obvia de justificación, sin más, al ente autonómico. Ése que nos da una, y pelona, y nos escamotea las más.
Mis dudas, con todas las prevenciones del mundo para con la Junta, para salvar todos los inconvenientes que señalan los técnicos detractores, va a depender de lo construido y de la tecnología aplicada. ¿Se habla de gasificación o de combustión directa? ¿o de ambas? Para con León ya sabemos la cortedad de lo invertido, y el escamoteo permanente, de ahí todos los recelos…
Ya veremos, las decisiones son de ellos, Suárez-Quiñones había prometido dialogar con los vecinos. Mas, no sé yo. Tampoco si le dejarán los de allá, los que toman decisiones…
Y para el buen control, añado de mi cosecha: ¿Quién vigilará al vigilante, acaso? ¿Quiñones y sus técnicos? Por que lo suyo, y permítaseme la digresión, es un amor que contamina, a llamaradas, y como decía también la canción de Juan Luis Guerra: No lo cura la aspirina.
Otro problema que nos trae…
¡Es lo suyo!