Un paseo por los canales romanos de La Cabrera con los que extrajeron el oro de Las Médulas
“Unos se llevan la fama y otros cardan la lana”. Este antiguo refrán se podría aplicar a uno de los Patrimonios de la Humanidad más espectaculares de España, las minas romanas de Oro en lo que hoy llamamos Las Médulas. Un paraje en el Bierzo que de por sí muestra estampas espectaculares e impresionantes –más teniendo en cuenta que se ven los restos de una enorme montaña que derruyeron a base de lanzar agua a presión para llegar a la veta aurífera–, pero que nunca podrían haber dejado así el paraje sin una impresionante obra de ingeniería: la red hidráulica de canales de La Cabrera.
Es por eso que hay voces, como la del ingeniero de Minas y experto en ingeniería romana Roberto Matías, que reclaman que los casi setecientos kilómetros de canales de esta zona sean “incluidas como Patrimonio de la Humanidad” al igual que el paraje berciano. Si no tienes agua no puedes explotar la mina de oro y necesitaron construir almacenamientos de agua y mandarla a lo largo de cientos de kilómetros. Sin estos canales de La Cabrera Las Médulas no habrían existido jamás.
Los romanos realizaron un proyecto de ingeniería que hoy mismo no sería realizable. Requeriría un presupuesto enorme y, además, una cantidad de maquinaria y planificación que lo haría inviable. Además de que, obviamente, las medidas medioambientales lo impedirían. Pero aún permitiéndose destrozar los montes, si se quisiera llevar a cabo en la actualidad se diría que es una verdadera locura.
Pero los ingenieros romanos sabían lo que hacían y durante los dos más de dos siglos que estuvo activa la mina de oro más famosa de la península ibérica –en realidad en el noroeste de Hispania, la Gallaecia romana, había cientos de ellas y también de cobre, hierro y algo de estaño en lo que hoy sería Portugal– construyeron nueve canales principales en las dos vertientes de los montes Aquilianos llevando a Las Médulas el agua de los ríos Oza, Eria y Cabrera. En total, porque fueron ejecutando las obras a lo largo de todo ese tiempo dependiendo de las necesidades de la explotación minera aurífera, se construyeron seis canales en la parte sur y tres en la norte “cortando las montañas con agua”.
Todo esto lo contó Plinio el Viejo
Fue la riqueza minera del noroeste de España lo que hizo que el emperador Augusto se lanzara a conquistar a los astures y a los cántabros. Los galaicos ya habían caído años antes, pero los astures ya extraían oro (la provincia de León está repleta de minas auríferas) mediante una suerte de galerías.
Las guerras astur-cántabras fueron dificilísimas, con seis legiones a la vez teniendo que avanzar por los cordales de las montañas para evitar los valles donde podían ser emboscadas. Una suerte de lo que hoy veríamos como guerra de Vietnam (salvando el presentismo) que duró más de siete años y en la que el emperador Augusto perdió su primera Águila de Legión treinta años antes que en la famosa batalla de Teotoburgo en Germania.
Plinio el Viejo fue administrador de la mina de Las Médulas que terminó siendo una de las más famosas del Imperio Romano y se calcula que pudo llegar a contribuir con cerca del ocho por ciento de los ingresos anuales públicos de Roma.
Se estima que el mayor apogeo de la explotación fue en la época del emperador Trajano (98-117 después de Cristo), abandonándose a partir del siglo III.
Pero el oro estaba en la base de la montaña que los romanos derruyeron con el famoso sistema de Ruina Montium, que significa “derrumbe de montañas” que consistía en realizar una serie de galerías bajo un tramo de montaña y lanzar el agua a toda velocidad lo que provocaba una fuerza tal que volaba el sector por la presión del agua. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas explica cómo lo hacían en el Museo Virtual del CSIC.
Mil kilómetros cuadrados de canales
La comparativa es clara, mientras Las Médulas ocupan unos 15 kilómetros cuadrados (lo cual da la clave de la inmensidad de la mina de oro romana) los canales están en una superficie de mil kilómetros cuadrados por La Cabrera. Los romanos trajeron agua de ríos a decenas de kilómetros de distancia perforando túneles para atravesar farallones y montes y mantener la suave pendiente de menos de un grado (por lo general entre el 0,2 y el 0,3%) para que el agua no dejara de circular. Eso sí, no se hicieron de un tirón: los canales se fueron realizando dependiendo de las necesidades de la gran mina a cielo abierto a lo largo de sus dos siglos y pico de explotación.
Muchos de ellos fueron “excavados en la roca a pico y otros con muros, debían tener unos 120 centímetros de ancho en la cual circulaba un flujo de agua de medio metro de altura viajando por una ligera pendiente desde kilómetros y kilómetros de distancia”, explica este espectacular vídeo de Rici Comunicación que se puede ver aquí abajo con unas magníficas videoinfografías que los recrean.
La obra de ingeniería romana fue de tal magnitud que llegaron a construir la segunda canalización más larga de la Edad Antigua. El denominado canal tres, que tiene una longitud de nada menos que unos 148 kilómetros. Plinio lo decía ya entonces: “Había canales de más de cien millas de distancia”.
Otro dato espectacular, se llegaron a mover unos tres millones de metros cúbicos de tierras y rocas. El experto Roberto Matías afirma que toda esa cantidad sería comparable “a la utilizada en la pirámide de Keops”.
Las rutas para conocerlos
Hay muchas posibilidades de conocer in situ los restos de aquella inmensa red hidráulica de hace dos mil años. En la web de Turismo del Bierzo se puede descargar un desplegable en PDF con mucha información y cinco distintos itinerarios.
Pero tambíén se pueden conocer los senderos geonaturales de los canales en este otro de Instituto de Estudios Bercianos propuesto por su Aula de Naturaleza y Senderismo.
En 2017 varios jóvenes de la zona implicados con la cultura, el desarrollo y poner en valor los restos arqueológicos descubrieron por separado el trazado de un canal de 43 kilómetros que recorre el municipio de Truchas desde el lago Truchillas hasta Corporales, pasando por Villarino e Iruela. Hablamos en ILEÓN de este recorrido en este reportaje.
En el blog Siempre de Paso también explican una ruta en el canal de Llamas de Cabrera. Y, aunque está ya en el Bierzo, también hay estas otras del Lago Carucedo (creado por la decantación del terreno aurífero en tiempos de los romanos) y de la propia mina de Las Médulas por si quieres finalizar el fin de semana allí donde llegó el agua.
Para finalizar, también propusimos el año pasado un reportaje de verano para conocer toda la Comarca de La Cabrera, que puedes volver a leer pinchando aquí. Una pequeña comarca leonesa llena de aventuras históricas con muchos paseos que explorar durante días y días.