La CHD defiende que el proyecto de hidrógeno en Zamora no afectará a más del 0,1% del acuífero de las Lagunas de Villafáfila

La Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) defendió en un comunicado que “Ecologistas Zamora mentía” sobre la concesión de aprovechamiento de aguas subterráneas en Granja de Moreruela, Zamora para un proyecto de una electrolizadora de hidrógeno que ha conseguido más de ocho mil firmas en contra, polémica que fue protagonista de una manifestación en la capital de la provincia este domingo.
La CHD aclara que las alegaciones mencionadas por la organización ecologista corresponden a un expediente diferente, aún en trámite, y no al ya aprobado para Inari Solar. Para la Administración de la cuenca hidrológica, la nueva concesión “representa menos del 0,1% del recurso disponible de la masa de agua, lo que se considera poco significativo en el conjunto de la masa de agua. Además, el seguimiento piezométrico no ha mostrado descensos significativos en los niveles de agua, lo que sugiere que la explotación no afectará negativamente a la masa de agua subterránea”.
La CHD también argumenta que la ubicación de la captación, a más de 10 kilómetros de las lagunas y fuera de su cuenca vertiente, “no supone un riesgo relevante para la conservación de las Lagunas de Villafáfila. Estas lagunas son estacionales por naturaleza, dependiendo principalmente de la lluvia directa y no de aportes subterráneos profundos. Además, existe una barrera natural de rocas poco permeables entre la captación y las lagunas, lo que reduciría aún más el impacto potencial”.
El hidrógeno, un vector energético difícil de gestionar
La producción de hidrógeno es uno de los vectores clave de la política del Gobierno para la Transición Ecológica y abandonar los combustibles fósiles y la energía nuclear (pese a ser esta más barata y segura según muchos expertos), con proyectos de Energía Verde. En el caso de las electrolizadoras, usan la energía de macroparques solares o macrogranjas eólicas para partir el agua en hidrógeno y oxígeno mediante electrólisis, con lo cual no dejan huella ambiental de dióxido de carbono (CO2) en su producción.
Una tecnología, la del hidrógeno, que también tiene grandes problemas como llevan señalando años expertos como el leonés Antonio Turiel. Entre sus dificultades se encuentran que que no supone más que un vector donde acumular energía, con mucha menor eficiencia energética que los combustibles que se quieren sustituir y que también tienen complicaciones añadidas como que es tremendamente difícil de transportar, al ser la H2 la molécula más pequeña de todas y escaparse por las rendijas de cualquier contenedor, y también excepcionalmente corrosiva con el acero y el aluminio con el que están compuestos los gasoductos. Otra de las desventajas del hidrógeno es que se usará más para alimentar altos hornos que para producción eléctrica de consumo civil y que, como demostró la explosión del dirigible Hindemburg en 1934 (que quedó reducido a chatarra en 34 segundos), es un elemento altamente explosivo e inflamable, por lo que hay que extremar las precauciones con su manejo.
A esto, el experto Carlos Bernuy matiza claramente la importancia del hidrógeno en nuestra actualidad: “Es imprescindible para terminar de descarbonizar nuestra sociedad, fundamentalmente para dar soluciones a aplicaciones industriales que no pueden electrificarse. No es una solución para el transporte, para el calor residencial ni para proporcionar electricidad donde la electrificación directa es mucho más eficiente. Al necesitar ser producido este hidrógeno [Bernuy habla de la molécula H2] de forma limpia y por tanto con energías renovables, necesitamos producirlo como la energía renovable: de forma distribuida, no de forma centralizada como ahora hacemos con las energías fósiles, y por lo tanto después llevarlo allí donde se necesita”. Para él “el transporte de H2 se puede realizar a cientos de kilómetros de forma competitiva y segura, y de hecho se hace en varios sitios ya de EEUU y Europa con redes de miles de kilómetros, pero con H2 fósil. Distinto es transportar el H2 a miles de kilómetros y transportar el H2 de un continente a otro”.
“En cuanto a la seguridad, las regulaciones en la Unión Europa, y por tanto en España son muy estrictas, mucho más que para otros gases como el gas natural, y un tanque de hidrógeno es mucho más seguro que cualquier otro combustible inflamable en circunstancias similares”, termina.
La Diputación de Zamora, en contra
La Diputación de Zamora también se ha posicionado en contra del proyecto de hidrogeneradoras en la Granja de Moreruela si utilizan el aprovechamiento del acuífero de Villafáfila. En palabras de su presidente, Javier Faúndez: “Es una barbaridad que tendrá un impacto importante en el futuro abastecimiento de la comarca”. También señaló que para producir un litro de hidrógeno verde hacen falta entre 37 y 48 litros de agua. No obstante, la planta proyectada consumirá unos 613.000 litros de agua al día.
“Me he alarmado no porque se construya una planta de hidrógeno verde ni dos, porque estoy a favor de que se construyan esas plantas, que generen ingresos para los ayuntamientos y puestos de trabajo, sino por la decisión que ha tomado la Confederación Hidrográfica del Duero”, llegó a decir el dirigente durante el pleno ordinario que celebrabó el 17 de enero pasado, según informó de la sesión La Opinión de Zamora.

Sin embargo, Carlos Bernuy asegura que “para producir un kilo de H2 se necesitan unos 10 litros de agua, no tantos como dice el presidente de la Diputación de Zamora”.
Pero no es sólo por estas causas por lo que más de ocho mil personas han firmado en contra de la electrolizadora de la Granja de la Moreruela, sino porque consideran que el consumo de 117.000 metros cúbicos de agua al año “ponen en peligro los acuíferos y la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila”. La manifestación del pasado domingo no fue convocada por Ecologistas Zamora, sino por la Plataforma #SalvemosVillafáfila, que mantiene su recogida de firmas en Change.org.
Ante los motivos de esta manifestación y su protesta principal, han salido en contra varias cuentas de redes sociales –la mayoría sin identificarse personalmente con nombres y apellidos y sin explicar si tienen conflicto de intereses o son parte del proyecto o reciben algún dinero por su desarrollo– criticando que “el consumo de agua es menor que el regadío de pistachos de la zona” y por tanto lo que dicen los manifestantes “no debería salir en los medios de comunicación al ser una burda manipulación”.
Este digital no ha recibido aún la versión de los promotores de la electrolizadora, de la que su solicitud de Declaración de Impacto Ambiental, y la cantidad concreta de metros cúbicos que solicitan para su industria de electrólisis se puede consultar en el Bocyl.
Las 'correcciones' de la CHD
En el comunicado, ya emitido hace un mes, Confederación afirma que las alegaciones presentadas por Ecologistas Zamora fueron fuera de plazo, pero el organismo las valorará convenientemente durante la instrucción del procedimiento. Además, la CHD defiende que ha utilizado estudios científicos, incluyendo los del Instituto Geológico y Minero de España, para caracterizar las masas de agua subterráneas y establecer criterios de explotación. Estos estudios han sido fundamentales para el Plan Hidrológico del Duero.
“Ecologistas acusa a la CHD de 'irresponsabilidad manifiesta' por desconocer las ”evidencias científicas“ del texto 'Masa de agua subterránea 31 Villafáfila' editado por el ”Ministerio [sic] Geológico y Minero de España“. Sin embargo, el texto que cita (tomado del trabajo del Instituto Geológico y Minero de España ”Las aguas subterráneas y la red Natura 2000 (2013)“), junto con otros estudios del IGME (fundamentalmente el plan PIAS) han servido para caracterizar las masas de agua subterráneas en el Plan Hidrológico del Duero. Y en función de esa caracterización se han establecido los criterios de explotación de las masas de agua subterránea para que se cumplan los objetivos ambientales de las masas de agua y de los espacios protegidos dependientes de ellas”, asegura la Administración Hidrológica en un fuerte tono bastante poco común en este tipo de comunicados.

“El carácter endorreico de las lagunas, su funcionamiento mixto y la distancia de la captación al complejo lagunar (más de 10 kilómetros) hacen que la captación concedida (que se encuentra fuera de la cuenca vertiente del río Salado donde se ubican las lagunas) no suponga un efecto relevante sobre la pervivencia y el estado de conservación de las lagunas”, continúa literalmente la contestación.
“Ecologistas, según su punto de vista, deduce que una extracción de agua con un volumen de unos 117.000 metros cúbicos al año y un caudal de explotación de unos 3,7 litros por segudo situada a unos diez kilómetros de distancia de las lagunas, va a provocar su desecación. En este sentido, es importante recordar que las lagunas de Villafáfila son de carácter estacional, desecándose de manera natural en los periodos secos, pues se encuentran en una zona con un clima mediterráneo-continental, con una pluviometría media de 387 milímetros por año, y con una fuerte ausencia de precipitación en verano. La principal aportación de agua a dichas lagunas es la lluvia que se recoge en la cuenca semi-endorréica, por eso con otoños muy lluviosos estas lagunas alcanzan su apogeo y máximo esplendor. Si la principal aportación de agua a las lagunas fuera de carácter subterráneo profundo, estas lagunas tendrían agua durante todo el año”, sostiene.
Pendiente de autorización ambiental
La concesión otorgada está pendiente de la autorización ambiental de la Junta de Castilla y León. La CHD recalca que el proceso de concesión ha seguido todos los trámites legales, recibiendo informes favorables de diversas entidades y sin alegaciones durante el período de información pública. Tanto la captación como las instalaciones industriales están fuera de la zona protegida de las Lagunas de Villafáfila y son compatibles con el Plan Hidrológico del Duero.
“Hay que recordar que durante la tramitación se han recabado los siguientes informes favorables: informe de compatibilidad de la OPH (condicionado), informe de la Delegación Territorial de Zamora (compuesto por informes favorables de Agricultura e Industria), el informe de Calidad de las Aguas (condicionado a la preceptiva autorización ambiental de la Junta de Castilla y León), e informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación”, mantiene la administración presidida por la soriana María Jesús Lafuente.

La CHD asegura que ha cumplido con la legislación vigente y que la explotación de aguas subterráneas no supone un riesgo significativo para el medio ambiente. La autorización ambiental por parte de la Junta de Castilla y León será crucial para determinar los efectos ambientales finales de la concesión.
“Los informes de la CHD confirman que tanto la captación y como las instalaciones industriales asociadas se encuentran fuera de la zona protegida como Lagunas de Villafáfila. Hay que recordar también que la extracción y el uso son compatibles con el Plan Hidrológico del Duero, como no podría ser de otra manera, debiendo estudiarse los efectos ambientales en la tramitación de la autorización ambiental por parte de la Junta de Castilla y León como órgano competente”, remacha finalmente el comunicado.