Doble gozo
Llega EL FIN de año, pero ¿cómo celebró usted LA MITAD del año? ¿Eh? ¿Qué? ¿No se enteró? ¿Quiere saber cómo se festeja tan importante jornada en el resto del mundo? ¿Quiere conocer la fascinante historia de Mitad del Año? Adelante. Durante el tránsito anual de nuestro planeta alrededor del Sol los hombres se han sentido curiosos, aliviados o sobrecogidos por los fenómenos que su órbita elíptica –la de la Tierra, no la de los hombres, aunque también– produce en los cielos. El eje de la Tierra se encuentra a 23º 27’ sobre la normal al plano de la eclíptica. Es decir: el eje del mundo está tumbado y no coincide con el polo norte y el polo sur magnéticos. Aunque cambia cada 25.000 años; pero bueno, ahora mismo está así. Esto hace que las estaciones del año se sucedan. De tal modo es verano en el hemisferio que está inclinado hacia el Sol e invierno en el hemisferio que está inclinado LEJOS del Sol. A medida que la Tierra viaja alrededor del astro rey –el astro rey es el Sol, no la Tierra–, el hemisferio que está inclinado cerca o lejos del Sol –también llamado astro rey– se calienta o se enfría. Los equinoccios –o noche igual– son los –dos– días en que la noche dura exactamente igual que el día mientras que los –dos– solsticios se producen cuando la noche y el día alcanzan su máxima diferencia. Los equinoccios se producen el 20 o 21 de marzo y el 22 o 23 de septiembre y los solsticios el 20 o el 21 de junio y el 21 o el 22 de diciembre. Estas fechas coinciden y concentran casual y caprichosamente gran cantidad de acontecimientos religiosos o paganos como el nacimiento de Nuestro Señor y otros señores, el fin de la recogida de las cosechas, el comienzo de la oscuridad, la celebración de la luz, la execración de la luz, los muertos, los vivos, bacanales con mujeres desnudas, sacrificios rituales de bestias y seres humanos, apariciones, apocalipsis y otros entretenimientos. Nuestro actual calendario gregoriano –que sustituyó al de Julio César en 1582– distingue entre el año común –de 365 días– y el bisiesto –de 366–. El año bisiesto cuenta con un día más, que sirve para eliminar la diferencia en el calendario procedente del hecho de que la traslación de la Tierra alrededor del Sol no coincide con una cantidad exacta de días de rotación de la Tierra alrededor de su eje. Bien. Al lío. ¿Cómo se averigua entonces cuándo es EXACTAMENTE la mitad del año? Pues tras complejísimos cálculos aritméticos y algorítmicos hemos destilado un sencillo procedimiento consistente en dividir 366 –esto solo vale para los años bisiestos como este 2024– entre dos: lo que da ciento ochenta y tres. ¿Qué día fue el ciento ochenta y tres? ¡También lo hemos averiguado!: el tres de julio. Y empezó a medianoche. Si no fuera bisiesto, pues el día ciento ochenta y dos –el dos de julio–. Al mediodía. ¿Y cómo se celebra la mitad de año alrededor del mundo? ¡De ninguna manera! Después de arduas y exhaustivas investigaciones, exploraciones y encuestas hemos alcanzado la conclusión de que jamás se ha celebrado esta fecha de modo alguno en ningún sitio en ningún momento de la historia y pasa completamente desapercibida en todo anuario, agenda, reportorio o almanaque de cualquier parte del globo. De ahí que hayamos estando diciendo enormes simplezas toda la columna. Aunque nuestra sugerencia es que se festeje con gran profusión de regalos y costumbres sobrevenidas y vicarias y se coman seis uvas –el dos de julio al mediodía los años normales y el tres de julio a medianoche los bisiestos– y se den medios regalos: como por ejemplo un solo calcetín, una pernera de pantalón, un guante o una entrada para una película española; y celebrar de forma normal –emborrachándose uno– la Nochevieja o Doble Medio Año. ¡¡Feliz Doble Medio Año a todos!!