Reclaman una placa de Memoria Democrática en el Parque del Cid, solar del cuartel del Golpe de 1936 en León

Cuartel del Cid en León antiguo convento de las Recoletas (ampliado a la derecha por IA, la vegetación no existió nunca).

En los sucesos acaecidos en la sublevación militar de León contra el Gobierno legítimo de la Segunda República, dos o tres días después de que los regimientos africanos dieran el pistoletazo de salida y que media Andalucía cayera en manos de los golpistas, es importante conocer el protagonismo crucial para su éxito en la ciudad de León (y en los días inmediatos en la provincia leonesa) del regimiento de Infantería Burgos, el Cuartel del Cid y el papel de ambos en el Golpe Militar de julio de 1936 y en la represión durante la Guerra Civil y la postguerra.

Sobre el terreno hoy ocupado por el Jardín o Parque del Cid (Jardín Romántico) se alzaba hace justo hoy 88 años el que desde 1894 hasta 1967 fue Cuartel del Cid, sede del Regimiento Burgos número 36. En las fechas del golpe militar el Cuartel del Cid albergaba uno de los dos Batallones del Regimiento (el numero 2), y ocupaba el número 1 el astorgano Cuartel de Santocildes.

Desde ambos acuartelamientos, combinadamente, y en complot con algunos de otras fuerzas armadas y de Orden Público, organizaron varios de sus mandos la conjura para la sublevación en León contra el legítimo Gobierno de la Segunda República que en una y otra ciudad se materializaba al mediodía y en la tarde del 20 de julio de 1936.

En la ciudad de León fue de importancia capital para el triunfo del golpe militar, y para el devenir y las vidas de sus habitantes y los de la provincia (y para los de todo el noroeste, dada su estratégica situación, así como para el transcurso de la guerra) las múltiples actuaciones y peripecias.

  1. En la calle del mismo nombre (antes Santisidoro y Recoletas). Antigua mansión de los señores Ramiro Díaz de Laciana y Quiñones y María Páez de Cepeda y Sotomayor, desde 1663 convento e iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación y del Milagro habitado por las Agustinas Recoletas, exclaustradas tras la revolución “Gloriosa” que en 1868 destronó a Isabel II. En 1870 se hizo cargo del edificio el Consistorio leonés, que lo destinó a asilo de menesterosos. Más tarde lo ocuparon el cabildo isidoriano, la Diputación, Hacienda, y el Regimiento Burgos 36, hasta ser abandonado en 1953 y demolido en 1967 para establecer en 1972 el Parque del Cid en su solar.
  2. Originado en la formación en Burgos en 1694 del Tercio Provincial Nuevo de Burgos, tuvo desde entonces diversas denominaciones, y variadas numeraciones la de Regimiento Burgos. Sobrenombrado El Sol desde 1741, aparece en Badajoz en 1847 como Regimiento de Infantería Burgos n.º 36, refundido en 1931 en León (tras participar en las campañas de Cuba, Filipinas y Marruecos) con el Regimiento Órdenes Militares n.º 77 (desde 1925 asentado en el Cuartel de Santocildes de Astorga), en el Regimiento de Infantería 36, que en 1935 muda de nuevo en Regimiento de Infantería Burgos número 36, para tornar en 1936 a Regimiento de Infantería Burgos n.º 31. Posteriores cambios de denominación se dan en 1939, 1944, 1960 y 1963, hasta ser disuelto en 1965 sustituido por el Regimiento de Caballería Almansa que desde Aranjuez vino al inicio de 1966 a ocupar el nuevo Cuartel de San Marcelo.
  3. Que en torno al Cuartel del Cid y protagonizadas por los mandos del Regimiento de Infantería Burgos 31 allí destinados y otros responsables militares, a la vez que por los leales preocupados por el riesgo de sedición y por las posibilidades de impedirla, se dieron sobre todo a lo largo de las jornadas del 19 y el 20 de julio de 1936, y que hicieron de tal cuartel el lugar clave desde el que se dirimiría y se decantaría el resultado de la sublevación en la provincia leonesa, determinante a su vez y sobre todo de los desenlaces producidos en Asturias y Galicia.

Así, además de que ya en la noche del 19 de julio de 1936 algunos civiles conjurados para el golpe se introdujeron en el Cuartel del Cid, sumándose a los militares prestos a insurreccionarse, se desarrollaron en este acuartelamiento.

La conspiración previa inmediata al Golpe

Tanto en su interior como frente al mismo y en sus inmediaciones, se produjeron hechos al final tan decisivos como, entre otros, los siguientes:

Amenazaron con tomar el cuartel al mediodía del domingo 19 de julio, cuando llegó una columna de mineros a la ciudad de León, algunas cuadrillas armadas de éstos, que estaban de paso por León camino de Madrid para defender allí la República y su Gobierno, e incluso con volarlo con dinamita, desistiendo luego de ello.

En la Sala de Oficiales del Cuartel del Cid ultimaban aquellos cruciales días los conspiradores los detalles y la ocasión para alzarse en armas, y en ella parlamentaban varias veces con los miembros del Comité de Defensa de la República y las autoridades civiles, provinciales y locales, así como los representantes políticos y sindicales que lo formaban, a todos los cuales aseguraron siempre aquellos la lealtad constitucional que pronto traicionaron (allí fueron incluso cumplimentados por componentes del citado Comité en la mañana del 20 de julio, que les agradecieron su acatamiento de la legalidad pocas horas antes de que por fin se sublevaran).

En el Cuartel del Cid se reunía con su oficialidad el general inspector del Ejército Juan José García Gómez-Caminero en la mañana del 19 de julio, enviado por el Gobierno para impedir en Galicia y en León la rebelión militar en ciernes, misión no conseguida, y de la armería del Cuartel se retiraban por la tarde de aquel día los varios cientos de fusiles manipulados e inservibles entregados a los mineros asturianos para alejarlos de la capital, un engaño en el que con los militares complotados participaron además algunos otros militares y civiles que no tardaban en ser también ellos burlados por quienes serían al poco sus rebeldes victimarios.

El golpe, a las dos de la tarde del lunes 20 de julio de 1936

A las dos y cinco minutos de la tarde del lunes 20 de julio de 1936 sacaron del Cuartel del Cid los mandos militares sublevados las tropas armadas a la calle, y a ellas se sumaron las fuerzas de la Guardia Civil y las de Asalto, “fusilando el cielo y la tierra con sus disparos”, disparando contra sus compatriotas civiles inermes e imponiéndose sobre ellos ya al inicio de la noche, contribuyendo con aquella descomunal felonía a desatar una guerra de casi tres años a la que seguiría una feroz dictadura de cerca de cuarenta, plagadas de tremendos e innumerables males para España y los españoles.

Desde aquella misma tarde fue el Cuartel del Cid el epicentro del poder militar en la provincia de León, y de éste (y del astorgano Cuartel de Santocildes de él dependiente) partían desde el 21 de julio primero columnas militares, integradas también por otras fuerzas, en “razias de limpieza” y “pacificación” (de castigo y de conquista) para asaltar y tomar los todavía territorios leales del Bierzo y la Montaña Leonesa, y después numerosos batallones que atacaban hasta la derrota de todo el frente norte en octubre de 1937 a los gubernamentales que en él resistían, y a los que más tarde y hasta el fin de la guerra lo hacían en otros muchos frentes.

La represión contra los republicanos

Parte de los males desencadenados por el golpe militar durante la guerra y la dictadura que aquel trajo fue la multifacética, desmesurada, bárbara, inmerecida, cruel y prolongada represión que los golpistas vencedores perpetraron contra los leales derrotados.

No fue poca la represión que en nuestra provincia de León destinaron los rebeldes a los vencidos republicanos y republicanas leoneses, y de ella la consistente en asesinatos por ejecución en cumplimiento de injusta sentencia de muerte (por fusilamiento en el militar Campo de Tiro de Puente Castro las más de las veces, y en ocasiones por garrote vil en la Prisión Provincial), y en largas condenas de encierro en los abarrotados e inhumanos reclusorios franquistas (mortales por ello muchas veces), mucho tuvo también que ver con el Cuartel del Cid.

Además de en la Sala de Sesiones de la Diputación Provincial, en la Sala de Justicia del Cuartel del Cid se celebraron desde bien pronto y a lo largo de la guerra y la posguerra los ilegales consejos de guerra de la injusta justicia militar de los alzados que a tantos y tantas inocentes enviaron ante los pelotones de ejecución en Puente Castro para desde allí terminar en las muy colmadas fosas comunes del cercano cementerio leonés, o a las penosas y abundantes ergástulas que sembraban la provincia, siendo una de estas (además de las nueve Prisiones de Partido, la Prisión Provincial, la Prisión Militar de San Marcos, y la astorgana Prisión de Santocildes) los propios calabozos del Cuartel, también usados desde el triunfo de los golpistas hasta, al menos, mediados los años cuarenta como lugar de confinamiento de inocentes.

Algunos de los consejos de Guerra en el Cuartel del Cid

Algunos de los numerosos Consejos de Guerra celebrados en la Sala de Justicia del leonés Cuartel del Cid durante la guerra y la posguerra, tomados estos de la Segunda Parte: La Guerra, de la obra Cuando se rompió el mundo. El asalto a la República en la provincia de León (Lobo Sapiens. Junio. 2023).

  • De Ponferrada trasladaban fuerzas de la Guardia Civil al mando del teniente Emilio Martínez Blanco a 20 detenidos “como cabecillas del movimiento revolucionario” de una semana antes, procesados aquel día en la Causa 133/36 y entregados a las diez de la noche en el leonés Cuartel del Cid, donde a las 14 horas del siguiente (28 de julio de 1936) y en su Sala de Justicia serían juzgados en consejo de guerra de Oficiales generales sumarísimo y urgente. Eran los apresados el teniente de Asalto de Oviedo Alejandro García Menéndez), con otros dos guardias de la misma guarnición ovetense, Antonio Pérez Vázquez y José Castro Pérez; el asturiano José Otero Roces; Florencio Viloria González, vecino de Torre del Bierzo; y los ponferradinos Francisco Fernández Escudero, Francisco Sánchez Rodríguez (anterior alcalde republicano), Ricardo González García, Domingo Quiroga Ovalle, Félix Huerta Aransay, Manuel García Fernández, Joaquín Barreñada Pardo, Esteban Navarro Orueta, Arsenio Martínez Fernández, Isidro Yebra Arias, Arturo Pita Pérez (presidente de la Casa del Pueblo y síndico en la Gestora municipal), Fernando González –“sin segundo apellido”–, Cándido Suárez Rodríguez (herido, como los dos anteriores), Carlos Garzón Merayo (de Izquierda Republicana, médico, y regidor que había precedido al actual), y el que sería en Ponferrada el último del periodo republicano, Juan García Arias,…..
  • A las nueve y media de la mañana del 22 de septiembre de 1936 se iniciaba en la Sala de Justicia del Cuartel del Cid el consejo de guerra (a las once se celebra en el mismo lugar y también presidido por el teniente coronel de Infantería Segundo Armesto Guerra el que sentenciaría a la misma pena al también paisano Aquilino Huerta del Río) que por rebelión militar [...] condenaba a muerte a Manuel Rodríguez López, fusilado [...] a las seis de la mañana del día 24 en el Campo de Tiro de Puente Castro por un piquete mandado por el alférez Sebastián Ledesma Santos……
  • Detenido David Escudero Martínez a primeros de enero de 1937 por la Guardia Civil, vuelto de nuevo a San Marcos para desde allí tornar también al Cuartel del Cid, en cuya Sala de Justicia lo condenarán “por adhesión a la rebelión y con el agravante de su peligrosidad social” en consejo de guerra el 13 de febrero de 1937 a la última pena, ejecutada el mismo día del siguiente mes, a las siete de la mañana, por un piquete de soldados del Regimiento Burgos 31 en Puente Castro tras recogerlo de la Prisión Provincial, en la que se hallaba recluido……
  • Acumulados en uno solo los dos procedimientos, prosigue ya en marzo el sumarísimo 12/37 contra aquellos vecinos de Valderas “encuadrados en el nefasto Frente Popular” a los que se inculpa en ambos, y en el consejo de guerra que el 8 de abril de 1937 preside en la Sala de Justicia del Cuartel del Cid el teniente coronel Miguel Arredonda Lorza…. se condena a reclusión perpetua a Eusebio García, Martín del Campo y Miguel Carnero; a 20 años de encierro a Blas García (dado que era menor de 18 años “cuando el asedio de la villa”), y a la pena capital a Norberto Soto Herrero, Mariano García Vecino y Avelino Benayas Ortega, considerados culpables de rebelión militar todos ellos.
  • A las cuatro de la tarde del 28 de mayo de 1937 se celebraba en la Sala de Justicia del leonés Cuartel del Cid un consejo de guerra sumarísimo contra el paisano Eulogio Muñiz Martínez, y a las cinco el que juzgaba a Román Martínez Gorgojo, presidido por el teniente coronel de Caballería retirado Luis Salas Caballero.
  • A los vecinos de Quintana del Marco detenidos el 19 de mayo de 1937 se les procesa “por su intervención en el movimiento revolucionario marxista en contra del Ejército Nacional” y se les juzga sumarísimamente en uno de los cinco consejos de guerra celebrados a lo largo del 22 de noviembre de 1937 en la Sala de Justicia del leonés Cuartel del Cid, presidido por el teniente coronel de Infantería retirado José Usoz Loma,…. resultando condenados por adhesión a la rebelión a 30 años de cárcel Manuel Vivas; por auxilio a la rebelión a 20 años Hilario Martín y Victoriano Vivas; a 14 años y 8 meses Ángel Manjón; a 12 años los demás, y todos a la vez a la incautación de sus bienes para el abono de las responsabilidades políticas contraídas con sus actuaciones….
  • A Inocencio Ferrero Bécares…. lo pondrían en mayo de 1942 en prisión atenuada, y lo vuelven a apresar en la cárcel de León al cabo de tres meses acusado de adhesión a la rebelión. El 24 de marzo de 1943 lo juzgaban en consejo de guerra en la Sala de Justicia del leonés Cuartel del Cid, uno de los varios (alguno colectivo) celebrados aquella mañana dedicando el tribunal a cada uno media hora, y por aquel delito después de pedir para él pena de muerte lo condenan a reclusión perpetua conmutada por veinte años de prisión, cuyo cumplimiento continúa en la cárcel leonesa de Puerta Castillo hasta julio de 1943.

La petición de una placa de Memoria Histórica en el Parque del Cid

El autor de este reportaje considera“por lo expuesto (aunque haya sido de modo bien sucinto) que resulta necesario y pertinente, además de obligado por la Ley de Memoria Democrática, aprovechar la prevista remodelación del actual Parque del Cid para, en cumplimiento de la citada Ley, disponer en el mismo algún elemento (monolito, placa o similar) que lo señale como Lugar de Memoria y que sirva a la vez de homenaje, reconocimiento, recuerdo y memoria de tantas víctimas inocentes (las directas y sus familias) como en el Cuartel del Cid o por la injusta justicia en aquel recinto perpetrada (más que impartida) fueron inmerecidamente castigadas”.

Por último, al igual que el leonés Parque del Cid, siguen sin ser señalizados como Lugares de Memoria los restantes en los que perpetraron los demás consejos de guerra en la provincia de León: el salón de Sesiones de la Diputación provincial; el Hogar del Soldado del astorgano Cuartel de Santocildes; y el Salón del que era el Instituto de Segunda Enseñanza Gil y Carrasco de Ponferrada, así como el edificio que fue Campo de Concentración de Prisioneros de Guerra y Presentados Casa Ponga en Valencia de Don Juan, y otros muchos en nuestra provincia….

Porque, como dejó escrito Almudena Grandes: “La memoria no tiene solo que ver con el pasado. Tiene que ver con el presente y con el futuro, pues si no sabemos de dónde venimos no podremos saber quiénes no queremos ser”.

José Cabañas González nació en León en 1955, de familia avecindada en Jiménez de Jamuz. Miembro de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) desde el año 2003, y de AERLE (Asociación para el Estudio de la Represión en León) desde el 2009. Autor de las siguientes obras (todas publicadas en León por Ediciones del Lobo Sapiens): La Bañeza 1936. La vorágine de julio. Algunas consideraciones previas (2010). La Bañeza 1936. La vorágine de julio. Los prolegómenos de la tragedia (2013. Dos Tomos). Casi diez años más tarde, Convulsiones. Diarios del soldado republicano Jaume Cusidó Llobet. Prisioneros catalanes en el ‘Gulag’ de León (2019, con edición en catalán en 2021). Cuando se rompió el mundo. El asalto a la República en la provincia de León. Primera Parte: El Golpe (2022), continuado un año después por Cuando se rompió el mundo. El asalto a la República en la provincia de León. Segunda Parte: La Guerra (2023).

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