Valle del Langtang, un viaje al pasado (II)
*Puedes leer la primera parte del relato en este enlace: 'Valle del Langtang, un viaje al pasado (I)
La mañana del día 26 de octubre fue muy bonita. Entre las nubes asomaban montañas de siete mil metros en la frontera con China. Había nevado y mereció la pena madrugar para ver este espectáculo. Filmé todo lo que pude.
En nuestra bajada, seguimos atravesando bosques de cuento, atravesamos aldeas y monasterios, incluso entramos en una fábrica de quesos de yak que amablemente nos enseño un nepalí.
En la aldea de Dursagang a unos 2.700 m. de altura, vimos un hombre y una mujer que estaban sacando las patatas con una pareja de vacas y un arado. Un niño pequeño de apenas 1 año, les miraba desde una manta en el suelo...una estampa de otros tiempos, que no hace tantos años ocurría en nuestro país...Tan
lejos...tan cerca !!!. Les pedimos permiso para filmar y dijeron que sí...Ni que decir tiene que me puse a filmar aquello como un loco...
Y así bajando, llegamos a la localidad de Thulo-Syabru, un pueblo un poco más importante, en el que incluso había más de un hotel. El sitio, ubicado en una arista de la montaña, resultaba asombroso.
Foto: V. Costo. Llegando al Laurebina Pass
Después de una semana...por fin nos duchamos....También lavamos algo de ropa, que ya empezaba a escasear lo limpio. Fue una estancia agradable en ese pueblo. Había hasta bares con wi-fi y mucha animación. Después de cenar, nos quedamos largo rato en la noche mirando las estrellas...
Un día más y llegaríamos a una carretera, desde la cual iniciaríamos el viaje hasta Kathmandú (este viaje lo contaré más adelante, porque no he pasado más miedo en mi vida).
Seguimos descendiendo atravesando bosques y pueblos. En Brabal, visitamos un monasterio que abrieron para nosotros y hablamos con unos lugareños...
El camino cada vez se fue haciendo más estrecho y estaba casi perdido por la maleza, ortigas sobre todo, con lo cual se puede uno imaginar los picores...
Por fin llegamos al río Langtang. Lo cruzamos por un puente de hormigón y llegamos a Shyabru, un pueblo bastante importante de la zona y a muy pocos kilómetros de la frontera con China. Allí cambiamos dinero (400 euros) y nos dieron 50.000 rupias, que empezamos a gastar por las tiendas locales.
Nos alojamos en un hotel que estaba muy bien para lo que nos habíamos acostumbrado. En el pueblo había mucha actividad, camiones, tiendas, etc.
Foto: V. Costo. Lago de Gosaikunda.
Nos llamó mucho la atención lo que parecía una troupe en plena cuneta de la carretera, los cuales hacían cacharros de aluminio. Deshacían los cacharros viejos al fuego y en unos moldes en la tierra los rehacían, un trabajo artesanal perfecto, pero siempre respirando los vapores del aluminio fundido, no se si será muy bueno...
Katmandú se encuentra a 119 Kms. de esta localidad. Nos dijeron que tardaríamos en un autobús local unas 9 horas (al final fueron 10). No nos lo creíamos, parece imposible ir tan despacio... tontos de nosotros....
28 de octubre. A las 7 de la mañana, vimos nuestro autobús...de unas 30 plazas, sucio, viejo, lleno de adornos que tanto les gusta poner a estas gentes. Subieron los petates a la baca, y nosotros dentro...a mi no me cabían las piernas en mi asiento...para Goyo, que mide casi dos metros, fue un viaje para olvidar. Empezó a subir gente, se llenó...subió más gente, todos de pie con sus sacos de patatas, gallinas, etc.... subió más gente ¿dónde?... en el techo del autobús, con los petates. Todavía no sé cómo no perdimos a alguno por el camino.
El bus arrancó... y empezó el suplicio...¿Carretera?...¿Dónde?... una pista de barro y piedras cortada por los torrentes y unos precipicios de más de mil metros de caída hasta el fondo del río y las ruedas derrapando en las subidas, yo veía el fondo del valle cada vez más cerca. Aquí, unos días antes, uno de estos autobuses se precipitó al vacío muriendo un montón de personas.
En un punto de la “carretera” ya no se podía pasar. Se había desprendido media montaña y pensamos que de allí no salíamos. Se formó una cola de todoterrenos y buses como el nuestro. Y al cabo de una hora aproximadamente reabrieron un pequeño carril de tierra colgado en el vacío para poder pasar. Espectacular!! El miedo siguió muchas horas más, pero al final te vas acostumbrando. Y por si fuera poco todo esto, por tres veces nos paró la policía para registrar el bus. No sé qué buscarían, tal vez drogas por la proximidad con la frontera de China. Al del saco de patatas le metieron una barra de hierro por el saco para ver si notaban algo dentro que no fueran patatas...
Foto: V. Costo. La peligrosa carretera del valle del Langtang.
Nuestro asombro iba en aumento y cuando ya pensábamos que lo habíamos visto todo, nos pararon a comer en “un bar de carretera”. Yo creo que aquello no pasaría una inspección de Sanidad. En la vida he visto un sitio para comer con más mierda que aquello. Lo peor fue cuando me dio por mirar en la cocina. Lo que allí vi, no se puede describir...así todo comimos arroz y pollo y no sabía nada mal...
A los lados de la carretera se veían monos por los árboles y así, llegamos a Katmandú para, al día siguiente, iniciar nuestra marcha al Mera Peak, motivo de nuestra expedición en tierras del Himalaya.
Continuará...