La mina berciana, escenario de las fronteras de la civilización

Instalaciones del pozo Julia en Fabero (León), dónde se rodará parte de la película 'Occidente', del director Jorge Acebo. / César Sánchez / ICAL

David Álvarez / ICAL

Una ciudad industrial ubicada en un tiempo y un lugar desconocidos y unos personajes que escapan de ella hacia el exterior de la civilización. Ése podría ser un resumen, muy esquemático, de la trama de 'Occidente', la ópera prima del director ponferradino afincado en Cataluña Jorge Acebo.

El cineasta cumplirá el papel del hijo pródigo en marzo del año próximo, cuando todo el equipo de rodaje se traslade desde Tarragona, donde se filmarán las primeras secuencias, hasta la comarca del Bierzo, un territorio que se convertirá en “la frontera de la civilización” dentro del desarrollo de la historia.

“Pocas zonas en España tienen ese patrimonio de industria casi extinta, como la minería, que está en trance de desparecer, si es que no ha desaparecido ya”, explica el director. Nacido en Francia, hijo de padres que tuvieron que emigrar, Acebo piensa que “eres del lugar donde echas las raíces”. “Yo soy de Ponferrada, allí me crie, allí pasé la infancia y allí tengo una casa. Mi familia es casi toda de Toral de los Vados, por eso, siempre que me preguntan digo que soy del Bierzo”. Tras más de veinte años viajando entre Barcelona, Valencia y Tarragona por motivos de trabajo, el cineasta volverá a principios del año que viene a la tierra que lo vio crecer, esta vez para convertirla en uno de los escenarios de su primer largometraje.

La historia de la película se ambienta en un mundo sin cultura y sin libertad propio de las fantasías distópicas. “La trama plantea problemas muy actuales dentro de una parábola”, explica el director. En una ciudad sin nombre, unos personajes empiezan a cuestionarse qué es la libertad. Tras un reencuentro con la mujer que amó, el protagonista de la historia, un director de cine, la convence para que huyan juntos a un exterior “que no sabemos muy bien qué es”, como reconoce el propio Acebo.

El lugar donde estaba antes la civilización

En ese punto de la historia, el rodaje se trasladará al Bierzo donde la “convivencia entre la naturaleza y una industria casi desaparecida” establece los límites de la ciudad sin nombre que Acebo dibuja en la película, en “un paisaje propio de un futuro post-apocalíptico”. “Es el lugar donde estaba antes la civilización”, resume el director. Los escenarios escogidos para ambientar esas escenas serán las zonas mineras de los municipios de Torre del Bierzo y Fabero, así como “varios pueblos de la ribera del Sil que conozco muy bien”, explica Acebo, que avanza su deseo de poder rodar alguna escena también en Ponferrada. “Un director tiene que filmar en lugares que conoce bien, porque cuando ruedas con pocos medios tienes que atajar ciertas dificultades”, explica.

El rodaje en las “cuencas mineras abandonadas” tiene una parte de “reivindicación política actual”, reconoce Acebo, que pretende “reclamar esos lugares como útiles, interesantes de conocer”, siguiendo la línea de las iniciativas que apuestan por recuperar el patrimonio industrial de esas zonas. “Para mí, hay una cosa muy emocional, muy cercana, porque he tenido familia minera”, admite, aunque matiza que “en el Bierzo hay muchas cosas interesantes por ver y también quiero rodar allí por esos otros motivos”.

Las características climatológicas del entorno son otro de los motivos “fundamentales” por los que Acebo decidió utilizar paisajes de la comarca berciana en su película. “El Bierzo en invierno tiene mucha niebla y eso ayuda mucho a nivel de piel al proyecto, se convierte en un personaje más. No hay muchas zonas con esa orografía y ese clima tan romántico”, explica.

El cinturón petroquímico de Tarragona será el escenario de los rodajes de la primera parte del film, la que transcurre en la ciudad sin nombre. “Es un entorno brutal, con kilómetros y kilómetros de chimeneas y torres. De noche, con las luces encendidas, casi parece un decorado de 'Blade Runner'”, explica Acebo, que valora el uso de “espacios reales, casi sin trabajo de decoración” para dotar de realismo a la producción.

La conexión berciana

'Occidente' es la primera incursión de Acebo en el mundo del largometraje, aunque el director acredita varios cortometrajes que han llegado a recibir premios en diversos festivales. Además, ha trabajado para programas de televisión y ha elaborado varios documentales, el último de ellos sobre la figura del poeta barcelonés José Luis Giménez-Frontín. Fuera del mundo audiovisual, Acebo también ha hecho sus incursiones en montajes teatrales, tertulias poéticas y en otros proyectos de ámbito social y político. “Cuando uno tiene el gusano, la llamada, se intenta meter en todos los proyectos que pueda. Son cosas que van jalonando la trayectoria de uno mismo. Todos esos mundos me interesan mucho, pero intento centrar mis esfuerzos en el mundo del cine, que ya lo requiere”, explica.

Su primera película se enmarca dentro del cine más puramente independiente, aunque tras ella está la productora El dedo en el ojo, íntimamente ligada a la escuela barcelonesa de cine Bande à Part, dirigida por el también berciano Luis Aller, originario de Toral de los Vados. “Todo queda en casa”, resume Acebo, divertido. El cineasta ponferradino fue alumno de Aller en el Centre d'Estudis Cinematogràfics de Catalunya, donde completó sus estudios de Dirección Cinematográfica en el año 2004, y ahora disfruta de la condición de “colega de profesión” que lo une al toralense.

Estreno en septiembre de 2017

El proyecto ya cuenta con la implicación de dos actores de reconocido prestigio como el catalán Francesc Garrido, que ha aparecido en títulos como 'Mar adentro' o 'Te doy mis ojos', y el argentino Gonzalo Cunill, que figura en los créditos de películas como 'El perfume' y 'Airbag'. El director se encuentra ahora en la “fase de realidad” del proyecto, en la que cerrará de manera definitiva los detalles de la producción, desde el casting hasta las fechas de rodaje y las localizaciones finales.

Las previsiones de Acebo pasan por terminar el montaje de la película durante el verano de 2017 para poder estrenarla en el festival internacional de cine de San Sebastián que se celebra en septiembre. “Es un marco magnífico para estrenar una obra primeriza y, tanto yo como la productora, tenemos experiencia previa en el festival”, explica el director. Su cortometraje más exitoso, 'De las relaciones', obtuvo en el año 2007 la mención especial del jurado en San Sebastián, en el apartado de escuelas de cine.

Una visión crítica del hombre occidental

El film se plantea como un ejercicio “humanista”, que pretende “recuperar un tipo de cine que se hacía antaño, que se formulaba cuestiones humanas”. Por eso, el arte y la cultura están presentes de manera permanente en el proyecto, desde la propia profesión del protagonista de la historia. “Era necesario para la trama que fuera un director de cine, porque también hay cierta crítica sobre el mundo del celuloide, y porque la civilización de la que hablo lo ha olvidado, es un oficio que ya casi nadie conoce”, explica Acebo.

En cuanto a los referentes de la película, el director, que también ha sido autor del guion, explica que “si se quiere meter en un género, podríamos hablar de una 'road-movie'”. “La trama es una excusa para decir lo que crees que tienes que decir, para tratar una serie de temas fundamentales como la libertad, la cultura, el arte o el olvido”, añade Acebo, que se marca el objetivo de ofrecer “una visión crítica, no pesimista, del hombre occidental”. “La síntesis final es optimista: hay una salida a todo esto, el ser humano se salva al final de la película”, avanza, sin desvelar más detalles.

Alejándose de la “visión mercantilista” que ofrece el cine comercial de entretenimiento, Acebo busca “devolver al cine al lugar de reflexión y de expresión artística que le corresponde, más allá de las ofertas de consumo”. Al respecto, la película le ha servido para “expresar y compartir con el espectador preguntas que uno hilvana a lo largo de su vida, como qué es el ser humano, quiénes somos, o para qué estamos aquí. Esas preguntas fundamentales que todos alguna vez en la vida nos tendríamos que plantear si queremos, al menos, no acabar la vida sin pena ni gloria”.

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