Victorino Alonso: el 'rey y mago del carbón' que lleva décadas haciendo aparecer y desaparecer toneladas de mineral

Maquinaria pesada del Grupo Alonso tratando de impedir la salida del carbón del Pozo Alicia de Fabero.

Elisabet Alba

El mayor empresario minero de la historia de España, Victorino Alonso, condenado e incluso encarcelado por delitos medioambientales en varias de sus explotaciones, es conocido como 'el rey del carbón' pero también es un poco 'mago'. Lleva décadas haciendo aparecer y desaparecer toneladas del mineral. La última polémica se vive estos días en El Bierzo. La primera de la que haya registros fue en 2012 y le supuso una millonaria sentencia en contra.

La Guardia Civil ha tenido que intervenir este martes para posibilitar la salida de carbón de las instalaciones que el llamado Grupo Alonso tiene en el Pozo Alicia de Fabero. Desde hace días varios operarios han intentado impedir que la empresa Minarse se lleve de allí varias miles de toneladas de carbón almacenado que se adjudicaron en el proceso de quiebra de Uminsa, una de las empresas de Victorino Alonso que acabó en concurso de acreedores tras el cierre de las minas. En teoría tendrían que ser 75.000 toneladas pero la empresa adjudicataria estima que solo hay 40.000 toneladas. Y no es la primera vez que a Victorino Alonso se le evaporan miles de toneladas de carbón o es condenado por la baja calidad del mismo.

Cuando el fin de la minería todavía no era una realidad pero ya se palpaba en las cuencas mineras, la empresa pública Hunosa denunció la desaparición de 578.000 toneladas del Almacenamiento Estratégico Temporal de Carbón (AETC) en instalaciones del grupo empresarial de Victorino Alonso. El AETC fue una iniciativa adoptada en 2009 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ante la falta de compras por parte de las centrales térmicas y que encomendó a la empresa pública Hunosa la compra y almacenamiento de mineral para ayudar a la supervivencia de las empresas privadas.

El magnate esgrimió muchos y variopintos argumentos a la empresa pública española para justificar la desaparición del mineral, desde que había llovido mucho y había hecho mucho viento que se lo habría llevado, hasta reconocer que a lo mejor lo había movido para ajustar calidades y mezclas. Lo que siempre negó fue que lo hubiese vendido dos veces.

Ni unos ni otros acabaron de convencer a Hulleras del Norte SA, que llevó el misterio a los tribunales. Después de años de sentencias cruzadas, la Justicia terminó condenando a las dos principales empresas de Alonso -Uminsa y Coto Miner Cantábrico- a indemnizar a Hunosa con 46 millones de euros, 38 millones por el valor del carbón desaparecido en sus instalaciones y 8 más por intereses y costas.

El fallo judicial apuntaba que el carbón desaparecido “bien fue utilizado o vendido” por parte de las empresas Uminsa y CMC del grupo Victorino Alonso, que “incumplieron con las obligaciones de guarda y custodia del depósito, así como con la prohibición de uso del carbón adquirido y depositado por Hunosa”. Pero previamente a esta desaparición de carbón Victorino Alonso y alguna de sus empresas fueron condenados en firme en el 2010 por suministrar carbón de baja calidad a Unión Fenosa en la década de los años 90, por el que tuvo que pagar 14 millones de euros. Cuando estas historias habían quedado ya en el imaginario colectivo, se ha vuelto a repetir.

El carbón que queda

La asturiana Minarsa compró junto a la catalana García Munté el año pasado 275.000 toneladas del carbón liquidado de la quebrada Uminsa, que estarían almacenadas entre el Pozo Alicia de Fabero y Alinos en Toreno, pero, al ir a sacarlos, los operarios y maquinaria del Grupo Alonso se lo pusieron muy difícil. El 'rey del carbón' entiende que, en tanto en cuanto sigue teniendo la titularidad de las minas, el carbón es suyo y que, además, es valioso, ya que estima que podría estar valorado en unos 20 millones de euros.

Durante días, la tensión fue aumentando, mientras el carbón iba saliendo a cuentagotas, y el asunto terminó por saltar a la esfera política. La alcaldesa de Fabero, Mari Paz Martínez, aseguró en un primer momento al Diario de León que las empresas habían pedido la licencia pertinente para retirar el mineral “y la tenían concedida”, por lo que no debía haber ningún problema en su retirada.

En cambio, a los pocos días, el teniente de alcalde de la localidad berciana, Pedro Monasterio, manifestó al mismo medio que Minarsa y García Munté podían “reanudar” la retirada del carbón del Pozo Alicia “después de que este miércoles [19 de febrero] hayan hecho efectivo el pago de casi 13.000 euros al Ayuntamiento en concepto de fianza por los daños que pueda causar el trasiego de camiones por las calles de la localidad y como licencia municipal”, como si quien hubiese evitado que se lo llevase fuese el Ayuntamiento y no la empresa de Victorino Alonso.

Y es que en este totum revolutum en el que se confunden el quién y el porqué, la alcaldesa ha explicado a ILEÓN que mover ahora tanto carbón en la cuenca minera con las minas cerradas desde 2018 les iba a dejar el pueblo hecho un desastre. Por eso, han obligado a Minarsa y García Munté a pagar 900 euros de tasa para obtener la licencia de “movimiento de terrenos” y “12.000 euros de aval”, además de a “tapar” el mineral en los camiones debidamente y “limpiarlo” todo.

Hasta la fecha solo han salido una veinteina de camiones cargados de carbón de los “dos mil y pico” que harían falta para mover las “más de 70.000 toneladas” que han comprado a Victorino Alonso y que este se ha empeñado en bloquear. De momento la Guardia Civil ha tenido que desbloquear este martes la salida de los camiones ante las presiones de los trabajadores vinculados al empresario.

La polémica persigue sin cesar al empresario, que cumple en tercer grado sus condenas de cárcel por los destrozos ambientales de sus minas en Laciana y Babia. Pese a que en 2017 quebraron sus principales empresas, Uminsa y Coto Minero Cantábrico (heredera de la histórica Minero Siderúrgica de Ponferrada), Alonso se ha adjudicado buena parte de los activos que éstas tenían en el proceso concursal. Por eso ha reclamado cientos de fincas como propias en El Bierzo, reconociendo hasta excesos, y sigue interesado en la minería, ahora pasando del carbón al wolframio.

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