La lenta caída de los autónomos en León: la provincia ha perdido uno de cada cuatro en las últimas dos décadas

El escaparate de un negocio que se cierra por jubilación, junto otro negocio ya cerrado.

Sara Lombas

A finales del mes de marzo, en la provincia de León casi 35.000 personas estaban afiliadas en la Seguridad Social como autónomos. La cifra supone casi el 19% de los afiliados totales de Castilla y León, que cuenta con 185.010 autónomos en el mes de marzo, de hecho se trata de la provincia en la que más autónomos hay de la Comunidad.

A pesar de todo ello, la cifra ha caído un 24% de las últimas dos décadas, concretamente con la pérdida de más de 8.000 autónomos en la provincia de León desde finales de marzo de 2004 hasta el mismo mes de este año.

La mayor parte de autónomos en la provincia de León trabajan en establecimientos de bebidas (casi 3.000), en cultivo de cereales (más de 2.600) y en la construcción de edificios residenciales. El 0,84% (295 en total) de los autónomos trabajan en comercios al por menor de carne, que en la provincia de León solía suponer una afiliación de falsos autónomos hasta que se regularizó su situación. De hecho, hace una década en el mismo sector trabajaban 422 personas de forma autónoma (que suponía un 1,08% del total de autónomos).

Para la secretaria general de Comisiones Obreras, Elena Blasco, la clave de la pérdida de autónomos se encuentra en el sector de la hostelería, con gran peso en León y en el que los autónomos son una cifra importante: “No nos parece un modelo económico estable, el sector servicios genera mucha inseguridad laboral y los negocios se abren y se cierran con rapidez”, valora la secretaria que añade las jubilaciones de autónomos que regentaban comercios locales como otra de las explicaciones del desplome de las cifras de autónomos: “Las jubilaciones de los negocios locales no tienen relevo generacional, no solo en la ciudad, especialmente en las zonas rurales. Esto no deja de enmascarar la situación endémica de precariedad laboral en la provincia”.

En la provincia de León los autónomos dados de alta en la Seguridad Social en marzo de 2024 son un total de 34.887; la cifra más alta de toda Castilla y León, a pesar de no ser la que más afiliados totales al sistema tiene. En el caso leonés los autónomos son el 21% de la cifra total de afiliados a la Seguridad Social en la provincia. La segunda provincia del ranking de Castilla y León es Valladolid, cuyos 34.622 autónomos suponen un 15,2% de afiliados totales de su sistema.

Sin embargo, la caída de la cifra de autónomos ha sido drástica en la provincia durante los últimos 20 años. Si a finales de marzo de 2004 los autónomos (incluyendo los trabajadores agrarios por cuenta propia en régimen especial (SETA), que luego pasó a contabilizarse dentro de los demás autónomos) eran 43.234 en la provincia veinte años después son 8.346 menos. En 2004 los autónomos en León suponían el 27,4% del total de afiliados a la Seguridad Social en la provincia.

Desde entonces, la cifra de autónomos no ha dejado de bajar. Se recuperó apenas en el mes de marzo del año 2008, inicio de la gran crisis económica global, en el que las afiliaciones como autónomos subieron ligeramente hasta los 43.361, apenas 127 respecto al mismo mes de 2004. En marzo del año 2019, el último antes de la pandemia de COVID-19, la cifra se encontraba en 37.160 autónomos en la provincia. Ya en marzo de 2020, a las puertas de la pandemia, los autónomos en León eran 36.188 cuando un mes antes eran 36.356. De esta forma, en un solo mes la provincia había perdido casi 170 trabajadores por cuenta propia.

El secretario general adjunto de la Federación de Empresarios Leoneses (FELE), Enrique Suárez, lamenta la caída de autónomos durante esta década: “Hemos pasado a ser la provincia con más autónomos de Castilla y León con una diferencia hace 15 años de cerca de 5.000 sobre el segundo a seguir siendo los primeros pero con un margen mucho más escaso”.

Uno de los motivos que Suárez señala como principales es la despoblación: “La despoblación, la salida de nuestros jóvenes a buscar su desarrollo profesional fuera y el envejecimiento de la población afecta gravemente. Aunque no existe una sola variable, también tiene que ver que los jóvenes ahora mismo tengan una cultura emprendedora poco desarrollada porque el contexto y las circunstancias que rodean la creación de un negocio son cada vez más complicadas. Las trabas burocráticas son muy importantes y cada vez está siendo más difícil emprender”.

Para Blasco la solución pasa por “fomentar las ayudas del comercio de proximidad, fomentar el comercio rural y crear oficinas administrativas de cercanía para que quieres quieran abrir un nuevo negocio tengan más facilidades”. Por otro lado, Suárez opina que se debe recuperar la proporción de autónomos y trabajadores por cuenta ajena que existía hace décadas, llevando a cabo políticas que favorezcan a los emprendedores: “A nuestro juicio debería existir una política que se dedique a facilitar los trámites a los autónomos e impulse y respete la actividad emprendedora”.

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