Ruta centímetro a centímetro por la cordillera cantábrica de León, de Santander a Lugo

Ruta centímetro a centímetro por la cordillera cantábrica de León, desde Cantabria hasta Galicia 8

Elisabet Alba

Calzado cómodo, un bocadillo en la mochila y un móvil han sido todas las herramientas de Isaac González para diseñar la ruta definitiva por la cordillera cantábrica de León desde la frontera con la comunidad de Cantabria hasta la de Galicia. Circular, con forma de ojo de perdiz, recorre centímetro a centímetro 662 kilómetros de la geografía leonesa desde Santander hasta Lugo, en un ejercicio que entraña mucho más que descubrir la naturaleza, hacer deporte o preservar el medio ambiente, ya que vincula la geografía leonesa a las leyendas y la historia, en muchos casos olvidada, de cada territorio.

El trayecto, grabado en GPS, es “accesible para personas de cualquier edad y condición física” y está listo para que “quien quiera y tenga la potestad lo pueda explotar”. Dividida en etapas de unas cuatro horas, que se pueden acortar o alargar, recorre “lo más bonito de la provincia de León”, el norte montañoso, deteniéndose en los árboles autóctonos que se encuentran al andar, en las formaciones rocosas, en el porqué del uso de un tipo de piedra o de otro, en batallas, tradiciones, cuentos y mitología. Tirando de memoria en unos casos y de imaginación en otros, más que de suela de zapatos.

Empezó sin ambición, con un grupo de amigos, para entretenerse los fines de semana. “No hace 'picos', es una ruta en horizontal, bordeando los accidentes geográficos por los sitios más bonitos que he encontrado”, explica a este medio, “y ves cosas increíbles que están sin publicitar ni explotar”. Para Isaac González, los Ayuntamientos y la Diputación de León tendrían mucho beneficio que sacar con, por ejemplo, paseos a caballo, quads o descenso de aguas bravas, que bien mirado podrían acceder a ayudas incluso europeas.

El boca a boca hizo que cada sábado se apuntaran al plan más personas que el anterior y así, sin querer, acabaron conformando lo que él llama un club informal que bien podría denominarse 'Rutas culturales inéditas'. “Han hecho senderismo conmigo más de 600 personas”, a los que hablaba de etnografía “viva y viviente en la naturaleza”, que recogió hace casi una década en su libro 'Leyendas, creencias y predicciones en los Argüellos y comarcas limítrofes', pero también de 'pseudosupervivencia', de aprender a hacer fuego y de las propiedades de plantas silvestres, o de mantener limpio el monte.

Las etapas, “en las que se habla más que se camina”, discurren por senderos, praderas, orillas de ríos y arroyos, diseñadas “por instinto”, evitando lo turístico. “Quería dar a conocer a mis amigos sitios espectaculares a los que la gente no va porque no los conoce y luego los empalmé para hacerlo atractivo”, reconoce.

“Yo qué sé la gasolina que habré gastado en hacer esto”, dice medio en broma medio en serio, a sabiendas de que “ninguna empresa privada lo haría por sí misma, pero yo doy el trabajo ya hecho a quien lo quiera”. Todo por “crear sinergias y favorecer la economía circular”, para tratar de frenar la sangría poblacional que vacía año a año los pueblos que atraviesa su particular ruta deportiva-etnográfica-cultural, en los que “solo quedan viudas de más de ochenta años que nacieron allí y ganaderos solteros” y que le gustaría ver resurgir, algo para lo que considera imprescindible que llegue internet donde ahora ni siquiera hay cobertura móvil.

Paisajes por los que dicurre la ruta

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