Pequeños científicos en Puebla de Lillo, un colegio rural que apuesta por la ciencia

El CEIP Puebla de Lillo celebra el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Nuria V. Martín

En plena montaña leonesa, en un colegio rural con pocos alumnos, pero grandes ambiciones, la ciencia se ha convertido en el motor del aprendizaje. Este año, el CEIP Puebla de Lillo ha dado un paso más en su apuesta por la educación científica con el proyecto ‘Con las Manos en la Ciencia’, una iniciativa que busca despertar la curiosidad de los más pequeños y romper barreras de género en el ámbito STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).

Bajo la dirección de Patricia González Barreales, este centro educativo ha diseñado una experiencia única para sus estudiantes de Infantil y Primaria. La clave: un aprendizaje basado en la experimentación y el descubrimiento, con un evento muy especial como punto de partida.

La Ceremonia de las Batas Blancas

Para marcar el inicio del proyecto, los niños y niñas del CEIP Puebla de Lillo participaron en la Ceremonia de las Batas Blancas, un acto simbólico en el que recibieron sus propias batas de científicos y un cuaderno de laboratorio. Como si fueran futuros investigadores, los pequeños se comprometieron a seguir los valores esenciales de la ciencia: la verdad, la curiosidad y el trabajo en equipo.

El evento contó con una invitada de excepción: Carmen Ramírez Alonso, una leonesa que ha llevado su pasión por la ciencia hasta Estados Unidos. Bióloga, maestra y futura médica especialista en neurociencia por la Universidad de California, Ramírez Alonso viajó desde San Diego hasta Puebla de Lillo para compartir su conocimiento con los alumnos.

La neurociencia desde la infancia

A través de videoconferencias con la experta, los niños y niñas del colegio han descubierto los secretos del cerebro: cómo funciona, qué procesos ocurren en su interior y por qué es tan importante cuidarlo. Todo ello explicado con un enfoque didáctico y adaptado a su edad.

Pero este no es un proyecto teórico. En Puebla de Lillo, la ciencia se toca, se experimenta y se vive. Los estudiantes manipulan modelos cerebrales, trabajan en equipo y presentan sus propias conclusiones, en un proceso que combina el método científico con la creatividad y la participación activa.

El colegio rural que rompe barreras

Lo que podría ser una desventaja—ser un colegio pequeño y alejado de la ciudad—se ha convertido en una fortaleza. Gracias a proyectos como este, el CEIP Puebla de Lillo no sólo ofrece una educación de calidad, sino que demuestra que la ciencia no tiene fronteras ni género si se saben aprovechar todas las oportunidades presenciales y virtuales.

Desde el centro quieren que los alumnos y alumnas sepan que la ciencia está al alcance de todos, sin importar dónde vivan o quiénes sean. La presencia de una referente como Carmen Ramírez Alonso ayuda a visibilizar el papel de las mujeres en la ciencia, mostrando a las niñas que ellas también pueden ser investigadoras, médicas o ingenieras para romper el techo de cristal.

En un mundo donde la brecha de género en STEM sigue siendo un desafío, iniciativas como esta son clave para inspirar a las nuevas generaciones. Y desde este rincón de la montaña leonesa, un grupo de niños y niñas ya ha dado su primer paso en el camino del conocimiento.

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