Cien años de una Cultural Leonesa cuyos primeros socios terminaron protestando por el incipiente protagonismo del fútbol

Visita al claustro de la Catedral de León de la Cultural y Deportiva Leonesa.

A la tremenda ebullición y desarrollo urbanístico, cultural, industrial y comercial de la segunda década del siglo XX en León, se sumó la creación de un equipo de fútbol auspiciado y financiado por lo más granado de la amplia y variada burguesía leonesa del momento: la Cultural y Deportiva Leonesa en 1923, cuyo centenario se celebra este año.

Sin embargo, no se creó esta sociedad precisamente sólo para los afanes futbolísticos, sino como una asociación promotora del deporte en general, sobre todo las excursiones y las grandes caminatas... con el disgusto de muchos que la formaron a partir de la promoción de la misma en la importantísima revista Vida Leonesa en aquella época. Un año después de ser creada ya había protestas porque el fútbol se lo estaba comiendo todo.

En aquellos momentos, los políticos leoneses del momento eran muy influyentes. En diciembre de 1922 el político astorgano Manuel García Prieto presidía el Gobierno de la nación, último gabinete de la monarquía de Alfonso XIII hasta la llegada de Miguel Primo de Rivera al poder. Mientras, en la ciudad de León se empezaba a instalar la traída de aguas, con el subsiguiente alcantarillado y la pavimentación sistemática de muchas de sus calles en un frenético e imparable Ensanche, creándose nuevos barrios como el de San Claudio.

Se construyó un aeródromo en La Virgen del Camino, se constituyó la Compañía Hidroeléctrica Legionense –en la que participaban con sus intereses buena parte de los mismos hombres que constituyeron la Cultural–, se inauguró la estación de ferrocarril de Matallana de Torío en la avenida Padre Isla, y se sucedieron decenas de acontecimientos (algunos trágicos), en un larguísimo etcétera que no vamos a seguir enumerando…

Desde el Instituto de Reformas Sociales, donde el leonés Álvaro López Núñez ejercía un trabajo encomiable, se fomentó la construcción de las denominadas “Casas Baratas” para el disfrute de obreros y funcionarios con escasos recursos. Había decenas de leoneses en Madrid –no sólo la familia López Núñez–, con cargos e influencias: por ejemplo, Fernando Merino Villarino, quien había sido diputado a Cortes desde 1881 hasta ese mismo año de 1923, gobernador civil de Madrid, ministro de la Gobernación y gobernador del Banco de España en dos ocasiones.

Estaban los Sánchez Puelles, entre ellos Jacinto y su hijo Cándido: Jacinto Sánchez Puelles, primer presidente de la Cámara de la Propiedad, había sido administrador del Banco de España en León –junto a Francisco Fernández-Llamazares, Mariano Andrés González-Luna y José María Lázaro de Diego–, y su hijo Cándido había emparentando con los Hernández Briz, una distinguida saga de Madrid (y del Escorial) con importante patrimonio.

Estaban los Azcárate, de estrechísima relación con los Flórez, Fernández Blanco y Sierra Pambley; los Fernández-Llamazares; los Álvarez Carballo; los Selva; los Morán; los Peña; los Crespo; los Alfageme, los García-Lorenzana… cientos de leoneses con intereses y casa abierta en las dos ciudades.

Los comerciantes leoneses, y en particular los de origen lacianiego, eran reconocidos en la capital de España, como la familia Gómez (con D. Herminio regentando la que fue considerada la mejor perfumería de España en el nº2 de la calle Sevilla), Rodríguez Hermanos, Almacenes Rodríguez, Tapicerías Gancedo, Mantequerías Leonesas, los hoteles Regina y Gran Vía (el impresionante hotel estaba en plena construcción en 1923). A Mariano Andrés Lescún, que pocos años después presidiría la Cultural, se le recompensó su encomiable labor en la construcción de una parte de las Casas Baratas en la actual avenida que hoy sigue llevando su nombre.

La promoción deportiva y cultural de la revista 'Vida Leonesa'

También se crearon grandes revistas ilustradas durante esa época, que nada tenían que envidiar a las mejores de otros puntos de España, como Renacimiento o Vida Leonesa, esta última también en 1923, donde las numerosísimas señoras 'pudientes' de la ciudad se exhibían orgullosas y sin el más mínimo pudor.

Porque la creación de esta revista y de la Cultural en el mismo año no es fruto de la casualidad, pues ambas estuvieron íntimamente ligadas. No hay más que comprobar quiénes fueron los socios, precursores y colaboradores de las dos: es decir, la floreciente y extensa burguesía leonesa del momento.  Porque la idea primigenia en la creación de la cultural no fue la estrictamente futbolística (de ahí su nombre: Cultural).

Un importantísimo artículo publicado en 1924 (el que se puede leer arriba) lo deja clarísimo: había sección de Gimnasia, dirigida por Pedro Castellano (el profesor de esta asignatura en el Instituto); de Pedestrismo, liderada por Julián Sanz Martínez (que hizo la famosa marcha Madrid-Santander en diez jornadas de 40 kilómetros); de Alpinismo con Joaquín Manceñido; de Turismo con Miguel Bravo; de Ciclismo con Pepe Gracia, de Esgrima con Belisario Santocildes y de 'Balompié' con Valentín Belinchón. Dirigían la Cultural y Deportiva Leonesa (en un principio de todo menos fútbol) Miguel Canseco como presidente, junto Mariano Andrés y Miguel Roa de vicepresidentes, y como secretario Luis Peña; e Ignacio García y César Gómez Barthe como contador y tesorero.

El interés por el excursionismo

Julián Sanz Martínez, empleado del Banco de España, era socio de la Cultural y al mismo tiempo colaboraba activamente con la revista Vida Leonesa. Además, era redactor en la sección de 'Excursionismo y Turismo' en la revista nacional España Deportiva.

Buena parte de los promotores de la idea de creación de la Cultural habían ya participado años antes en las actividades de otra sociedad dedicada a fomentar las excursiones denominada 'Exploradores', precursores (con matices) de lo que después fue la OJE o los 'Boy Scouts'.

Los Exploradores de España fue una asociación infantil y juvenil fundada por el capitán de caballería Teodoro Iradier y Herrero en 1912 e inspirada en los Boy Scouts de Robert Baden-Powell, cuyo objetivo era la educación física, moral, cívica y patriótica. En sus primeros años tuvo un rápido crecimiento y expansión. La asociación fue miembro fundador de la Organización Mundial del Movimiento Scout en 1922.

En la fotografía de arriba se puede ver una excursión de leoneses dirigidos por el padre agustino Cipriano Asensio Barroso. Tras un breve periodo de decadencia entre 1914 y 1919, recibió apoyo del Directorio militar de Primo de Rivera durante los años 1920, experimentando un cambio de rumbo educacional y, en consecuencia, un fuerte aumento de efectivos, en lo que se podría considerar la edad de oro de la institución.

De hecho, uno de los fundadores, César Gómez Barthe, se lamentaba apenas un año después de la creación de la Cultural de que el fútbol estuviese desplazando al resto de las actividades por las que se había fundado la Sociedad:

Sabido es que el primer presidente de la Cultural y Deportiva Leonesa fue Miguel Díez Gutiérrez Canseco, un importantísimo industrial que poco tiempo más tarde, en 1926, pasaría a ser considerado “el número 4 en importancia” dentro del Gobierno de Miguel Primo de Rivera. Canseco era doctor en Derecho, y había presidido la Diputación en 1924 y 1925. Miguel Díez Gutiérrez Canseco financió de su propio pecunio los primeros pasos de la Cultural en 1923, acondicionando el primer campo de fútbol donde se ubicó la Cultural, que no fue otro que el denominado de El Parque, muy cercano a lo que hoy ocupa la actual plaza de toros.

Sin embargo, pronto la primera intención de su creación como promotora de muchas disciplinas deportivas cambió por la pujanza de la sección de Balompié. En el artículo que ya hemos relatado y que se puede leer más arriba de la revista Vida Leonesa se indica cómo la Cultural iba directa, como así fue –salvo el parón entre 1931 y 1939– a ser un equipo de fútbol, pese a que se quejara Gómez Barthe de que “ya no habrá remedio y quedará reducida no sólamente a una sociedad de fútbol sino a una que explotará este deporte sólo como espectáculo”, pese a que “sólo lo practican dos docenas de muchachos siendo los trescientos socios restantes meros espectadores como lo son en los toros”.

Por mucha queja de Gómez Barthe sobre que “este no puede ser, en manera alguna, el verdadero deporte”, al final la Sociedad, con el imparable impulso de Mariano Andrés, abogó por construir un nuevo estadio en Guzmán para la Cultural y, tras toda clase de peripecias –incluido un año en Primera División, por lo cual se le considera un club histórico del Fútbol español–, hoy León puede celebrar cien años de uno de los equipos con uno de los nombres más intelectuales, curiosones (y bonitos) del planeta fubolístico: La Cultural.

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