Más de diez días de campaña de estas municipales y muchos ciudadanos de la capital leonesa aún no han recibido ni el folleto electoral ni la lista con el sobre que envían los partidos con la esperanza de que la gente no se lo piense más y vaya con él desde casa hasta el colegio electoral.
Y es que, al no coincidir por segunda vez en la historia las elecciones a alcalde con las autonómicas en Castilla y León (en 1979, las primeras municipales no existía aún la actual autonomía y el adelanto de febrero del año pasado las descompasó), la tensión de los partidos se ha diluido tanto que prácticamente no pareciera que hay campaña electoral.
O sí, pero a la portuguesa: con pocos mítines grandes y más speechs a pie de calle, como el que ofreció ante poco más de cien afiliados y simpatizantes el presidente de la Junta Alfonso Fernández Mañueco en el parque del Cid la pasada semana. Una plataforma, un atril y a cielo descubierto con la presencia de la candidata Margarita Torres.
Una extraña jornada, la del 19 de mayo, en la que coincidieron candidatos al despacho del Ayuntamiento de San Marcelo y líderes de Vox, PSOE, PP, Podemos y Ciudadanos, paseando por la ciudad entre eslóganes y promesas para convencer a propios y extraños de que lo mejor para la capital del Viejo Reino son ellos y no los otros.
Lemas para salir del paso
La imaginería electoral, la cartelería y los lemas hace años que no son aquellos del cambio –el que usó el PSOE de Felipe González que durante las dos primeras décadas de la Democracia del 78 fue el favorito de todos de una forma u otra– que era como el santo grial del eslógan político. Eso sí, hay que tener cuidado porque tienen lectura positiva... y negativa.
En este caso de estos comicios municipales para 2023 la única palabra que se repite es futuro. La usan tanto PP como UPL, de forma distinta, claramente.
La candidata del PP, Margarita Torres, se presenta en las banderolas de las farolas con un “Somos León. Somos Futuro” (aunque el lema general del PP es 'Entre Todos') y por su parte el de la UPL, Eduardo López Sendino con “Tu Voto Futuro” –que también se puede interpretar como un “tu voto, tu futuro”– para reclamar el voto leonesista. Un futuro quizás bien distinto el que piensa un partido u otro, no digamos sus votantes.
El alcalde, José Antonio Diez, tiene varios lemas: el suyo propio, el que controla su agrupación local socialista –de la que le quiso echar el secretario provincial Javier Alfonso Cendón presentando una candidata que perdió por poco– que es “Sólo León”, evitando toda referencia al logo y al color del PSOE (con un logo de un León) y un “José Antonio, tu alcalde” en sus folletos electorales. Pero en las farolas, la cosa cambia, ya que al estar controlada por el aparato del partido tiene que compartirlo con el logotipo de partido y el lema general “Lo que piensas importa. Vota lo que piensas”. La verdad es que JA Diez (como se presenta en solitario) tiene claro que le importa más León que el propio partido para intentar que desaparezca su referencia, como si quisiera separarse de Cendón, de Tudanca y hasta de la imagen de Pedro Sánchez. Cosas del 'León Solo'.
Otros partidos como Ciudadanos tienen un lema en el cartel electoral de Justo Fernández que llama la atención: “Libérate. CreemoS en León”. Por una parte tiene ese punto de llamar la atención por encima de los demás lemas que siempre quiere un partido para destacar, pero por otra, teniendo en cuenta las escasas expectativas electorales que bien pueden hacer que su grupo municipal de cuatro concejales desaparezca... la liberación puede ser de otro tipo. Y no el que más les gustaría; aunque así se liberaran los votantes de una opción política.
Unidas Podemos se lanza con “Una ciudad para las personas”, siguiendo perfectamente su ideario. Alantre muestra el lema en castellano “Un León de todos” y en llionés (el único que lo hace) y femenino “Un Llión de todas”; que por su poca posibilidad de salir elegido el concejal que le robó el escaño a Podemos puede ser más bien un León de nadie. Por su parte, Vox sale con un “Cuida lo tuyo” que más bien podría decirse que es cuidar lo suyo, lo que le interesa sólo a ellos y a sus votantes para poderlo imponer a todos los demás leoneses y a la única candidata a alcaldable que podrían apoyar si es que llegan a tener poder de decisión en el primer pleno que se celebraría el 17 de junio.
La imagen, con sonrisa ganadora
En cuestión de fotografía de los carteles electorales, hay un estudio sociológico de hace unos años que indicaba que, sin conocer a los candidatos, los que más tenían posibilidad de ganar las elecciones eran... los que mejor sonreían independientemente del partido al que pertenecieran. La imagen del cabeza de cartel es la que lleva a una enorme cantidad de personas a apoyar a uno o a otro, y más en unas elecciones municipales en localidades grandes donde no todo el mundo se conoce personalmente. La tipografía, la limpieza del diseño, la claridad y la calidad de los materiales de la promoción electoral también ayuda.
En el caso de los dos partidos que mejores banderolas han puesto en los fustes de las farolas, está claro que son los mayoritarios. Tanto el cartel de Margarita Torres como el de José Antonio Díez muestran una foto con dos personas con sonrisa franca. En el caso de la candidata popular una buena fotografía a la izquierda del cartel abajo para dar confianza; mientras que la del alcalde, pese a posar bien, peca de parecer antigua, vintage, de los años 60 y la posición central con el corte de la coronilla no le favorece.
De los otros candidatos sólo sonríen mostrando los dientes el de Podemos (Nael Blanco) y la candidata de Vox, Blanca Herreros (aunque esta última con sonrisa profident tipo Photoshop), con la diferencia de que el cartel del primero tiene mucho menos trabajo de retoque que el de la segunda. Los demás candidatos sonríen, sí, pero con la boca cerrada: el leonesista Sendino parece un abuelete, Justo Fernández de Ciudadanos un paisano y Carmen Franganillo (la candidata de IU que comparte cartel con Podemos) tiene una foto decente que arregla el desastre de imagen que dio en las anteriores elecciones; otra cosa es que esto le sirva para conseguir representación.
En resumen, una campaña en la que todavía no han llegado a las casas los programas electorales de todos los partidos y cuya presencia en cartelería electoral en la calle se resume en carpas electorales en los barrios. Muy a la portuguesa, pero poco a la española. En vez del histrión, lo insulso. Lo plano. Lo discreto.
Aunque, con el hastío actual de la gente de la calle con la política partidista, en estas elecciones el perfil bajo sea lo más adecuado. El domingo se decidirá quién gana las elecciones, y ya se verá, dependiendo del número de concejales de cada partido, quién será alcalde. Esta vez sin necesidad de carteles, folletos o programas: los pactos de Gobierno suelen negociarse a puerta cerrada.