Filosofía de la Infografía: Isabel González y su 'Geometría de los cuentos'
“No sé muy bien qué es la infografía sino una forma de entender el mundo con el corazón en una caja. No sé muy bien qué es la literatura sino una forma de sacar el corazón de esa caja. Por supuesto, lo más importante es la caja. Y esta interacción entre dos procesos antagónicos que me apasionan, hacer gráficos y escribir, fue lo que me llevó a realizar infografías literarias. A construir, en la medida de lo posible, estas ‘cajas’, estos enseres particulares donde caben la emoción y el rigor, la imagen y la palabra, la precisión y el desvarío. Estructuras con estantes, cajones, perchas, colores, departamentos a medida, pero también con espejos, quiebras, descochones, pasadizos, deslizamientos, pues el secreto de una buena historia siempre se escapa y solo en algún momento de gracia podemos atisbar su transparencia. Quizá he buscado esto: momentos de gracia. Una respuesta”.
Así comienza La Geometría de los cuentos Isabel González (Zaragoza, 1972) en un prólogo titulado 'Sacar buena nota en gimnasia haciendo gráficos'. Un libro muy especial. Si hay un regalo de los que merecen la pena para estos días de Navidad es este libro sobre las Infografías Literarias de Isabel González. El Servicio de Publicaciones de la Universidad de León ha realizado una edición espectacular, convirtiendo este volumen en una joya gráfica metaliteraria que es imprescindible para cualquier biblioteca que se precie. De gran formato y a un precio imbatible: 30 euros.
Este magnífico libro es una versión 2.0 de un trabajo que realizó González en el suplemento cultural de El Mundo, que fue tremendamente valorado por los teóricos del cómic y la ilustración de la Universidad de León. Entre ellos José Manuel Trabado –del que se incluye un interesantísimo ensayo en el libro–, que consiguieron entrar en contacto con la infografista y convencerla de llevar adelante un trabajo que es, en suma, una obra filosófica sobre la importancia de la imagen, el color y el dibujo a la hora de interpretar trece cuentos de grandes escritores y traspasarlos a una versión visual. Con todo lo que ello implica al cambiar de un lenguaje a otro. La reseña, que se reproduce aquí, deja claro que hay algo verdaderamente extraordinario en este libro.
¿Por qué determinadas narraciones nos fascinan? Las infografías de Isabel González tratan de responder a esta pregunta mediante formas, curvaturas, distancias, longitudes. ‘Geometrizan’ los cuentos. Permiten mirarlos. Casi tocarlos. Establecen relaciones entre los elementos visibles e invisibles de la historia. Corporeizan los trucos y encarnan las abstracciones de relatos tan míticos como El Aleph, El nadador o La lotería hasta el punto de trazar una narración paralela. La geometría de los cuentos refleja todo el tortuoso proceso: bocetos, esquemas, apuntes, tachones. El delirio completo y minucioso de la realización de infografías literarias.
Estas trece infografías descuadran los relojes de la costumbre lectora. La imagen se subleva para, contra los pronósticos de la historia y la tradición, convertir el tiempo de la palabra y sus relatos en el espacio de una cartografía secreta. No son mapas que oculten como en los libros de piratas un tesoro. El mapa es ya el tesoro y el aventurero osado encontrará que su brújula enloquece porque todos los lugares son el norte.
Cabe el mundo entero en los cuentos de Sherezade, Borges lo encerró en un pequeño espacio de unas escaleras de Buenos Aires e Isabel lo dibuja en una gramática de gráficas geometrías. Hubo sabios que nos enseñaron a leer estos cuentos. Hoy queremos también aprender a mirarlos. Nunca antes la geometría había servido tan eficazmente para quitarle el velo de familiaridad a las historias que nos estaban esperando desde el otro lado de las cosas.
Isabel González nació en 1972. Es de Egea de los Caballeros, provincia de Zaragoza, estudió Ciencias de la Información en Navarra y llegó a maquetar con tipógrafo el ‘monstruo’, tirando con lápiz y bolígrafo, y pegando papelines, una especie de revista. Los puntos didot y los cíceros es algo que a los periodistas que estudiaban en los noventa se les quedaba grabado… y que posiblemente a los del siglo XXI ya no les suenen de nada.
Aquello era la base gráfica de lo que era un periodismo prácticamente sin más infografías que caricaturas. Pero precisamente los diseños gráficos para explicar historias comenzaron a ser usadas en España profusamente por El Mundo, periódico que nació en aquella década en que enseñaban a maquetar a mano en las facultades de Periodismo, y en el que terminó trabajando ella. Y que desde siempre ha sido uno de los que más premios de diseño internacional han recibido.
González reconoce que no iba para infográfista: “La asignatura era súper teórica y la verdad es que no me interesaba mucho”. “A mí me gustaba la de diseño, que era la que podía recortar y pegar y hacer cosas. Entonces yo hice las dos porque me dije ‘esto hay que saber hacerlo a mano, porque si hay cosas que no si no sabes hacer ciertas cosas a mano, sea diseño, sea dibujo, tal, luego es muy difícil llevarlas a la práctica en un ordenador”.
Ella misma lo explica en el libro:
Mi primera infografía literaria la realicé en 2010 y analizó 'La virgen albanesa' de Alice Munro para un taller de escritura. El gráfico interactivo de 'La metamorfosis' de Kafka se publicó seis años después en 'El Mundo' y 'El nadador' de Cheever, en 2018. Se barajaba entonces la idea de un nuevo suplemento cultural en el periódico, 'La Esfera de Papel', y presenté el siguiente proyecto:
Esta sección arrancará bajo el epígrafe 'La geometría de los cuentos' en homenaje a 'La geometría del amor', uno de los relatos de John Cheever, uno de los mejores cuentistas de la historia; pero no solo en la admiración radica el origen de este título, sino en cuestiones de lógica y matemática, y hasta de juego y fantasía, materiales básicos de la ficción. Así como la geometría estudia las propiedades de los elementos en el plano o en el espacio y da lugar a figuras geométricas, 'La geometría de los cuentos' analizará las propiedades de relatos emblemáticos mediante infografías que trasladarán al plano de la escritura y el espacio simbólico del lenguaje a formas visuales. No se trata de dibujar argumentos ni de enumerar adjetivos o adverbios, sino de desvelar la arquitectura invisible de los relatos universales más relevantes. Ese entramado oculto que sostiene una narración y que logra que un texto nos sorprenda, nos emocione, nos transporte, nos confunda, nos hiera, nos refleje, nos haga reír, llorar, maldecir, bendecir. La gama es infinita. La riqueza, inabarcable. La magia, imposible de desvelar. Pero podemos intentarlo. Dentro de cada cuento hay un río subterráneo particular, un entramado invisible, un truco que 'La geometría de los cuentos' insistirá en sacar a la luz como quien pilla a quien escribe escondiéndose un as en la manga. Casi nada.
La idea gustó y la sección se llamó 'Mapa de cuentos'. Retomamos ahora el título original, 'La geometría de los cuentos', e incorporamos otras infografías como 'Visité mi madre cuando no debía', 'Deseos' de Grace Paley, 'Mi jockey' de Lucia Berlin y, por petición del editor –socio, editor–, el primer análisis gráfico que hago de un texto mío: 'Nadie cumple años'.
Dice el psicólogo Jerome Bruner que “los argumentos convencen de su verdad, los relatos de su semejanza con la vida”. No sé si estas infografías literarias son argumentos o relatos. Sí pretenden convencer o volver a contar la vida. Oigo la voz de mi profesor de educación física: “¡Lanza la puerta de una vez, Isabel!”. Lanzo.
Afortunadamente para Isabel González, infografista en El Mundo, el servicio editorial de la Universidad de de León se puede permitir editar estas maravillas, ya que como no está dedicada a generar beneficios tienen la oportunidad de afrontar proyectos muy interesantes culturalmente hablando pero que tendrían un precio prohibitivo en el mercado. No pueden perder dinero, pero al no estar obligados a hacer negocio pueden permitirse editar con precios asequibles obras que serían inabordables por excepcionales.
Esta edición es una joya y además baratísima...
¿Sí, verdad? O sea, esto yo creo que solo lo puede hacer una universidad, porque si no… Lo bueno es que se pueda apostar por la cultura de vez en cuando y que no se rija todo por el capital porque si no este libro saldría carísimo y no podría haberse editado. ¿No está mal, ¿no?
¿Cómo llegaron a contactar contigo?
Fue bonito, la verdad. Fue muy bonito, porque yo no tenía redes. Bueno, yo ahora tengo Instagram, pero entonces no tenía ni Twitter ni Facebook ni nada de nada. Había un suplemento en el mundo de literatura, hubo una temporada que se llamaba La Esfera de los Libros, y entonces publiqué ahí el gráfico de varios de los que salen, El Nadador, El Aleph, La noche boca arriba… como cuando publicas cualquier cosa. Y al cabo de unos meses y tal, entre yo a cotillar en el Twitter de El Mundo, y me encontré con que había como gente hablando de los gráficos y tal, y digo, ahí va, pues qué guay, ¿no? Y que los habían ahí como retuiteado mucho, y se había formado ahí como un grupito de gente preguntando quién era yo: ‘¿Qué gráficos más chulos? ¿Pero quién es esta tía?’ Y ya me presenté y les escribí a través de ahí. Les dije, bueno, pues yo soy Isabel y tal, y no sé qué, y a raíz de eso, pues mira… de un contacto así como azaroso, como ellos son muy teóricos y tal, pues ya habían empezado a darle más vueltas casi de lo que le da una misma, que ya le das bastantes. Pues ellos, claro, aún el triple, entonces fue como muy bonito.
Pero no es una propuesta fácil de llevar adelante, ni siquiera en un periódico…
Bueno, ya sabes que en esto del periodismo que tenga repercusión, y que a la gente le guste algo como esto, una cosa que era como arriesgada. es difícil. El proyecto lo presenté en el periódico y me costó también sacarlo adelante, porque, bueno, son gráficos, son complicados para los de literatura... es decir, digamos que como infografista, la sección de Cultura no es el entorno natural donde trabajamos, porque haces Internacional, haces Economía, España. Pero en general Cultura… es la sección, yo creo que con la que menos trabajamos (bueno y Opinión). Entonces, pues eso, fue todo como muy loco… conseguir ahí que salieran gráficos, luego que esos gráficos tuvieran repercusión también y gustaran, así que fue todo como muy azaroso y emocionante, la verdad.
Es que es muy curioso, porque, parece que hayas hecho un libro de filosofía de la infografía...
Yo había hecho también alguna infografía de este tipo también para algún taller de literatura y ves como que se mezclan dos formas de pensar. Como una forma más emocional, que es cuando lees y cuando escribes también, porque también escribo. Y tengo la otra parte, como se diría, el otro trozo de la cabeza que es como mucho más racional y analítico. De ahí sale todo, de la fusión de intentar compenetrar estos dos opuestos, que funciona en mi cabeza. Pues eso, emerge esta idea que dices, filosófica. Porque uno, cuando se pone a hacer un gráfico, hay una parte que es también de duelo, porque te gusta un cuento mucho y te pones a hacerlo y es como diseccionarlo… porque lo quieres conocer y sabes que te vas a adentrar, es como que vas a... 'quiero conocer la biología de esta rana'. La vas a diseccionar, vas a matar a la rana, ¿no? La vas a abrir y la vas a descomponer y entonces en ese proceso dices, bueno, hay una parte dolorosa porque, yo qué sé, como otra comparación, es pasar de estar enamorado a casarte, ¿no? Es decir, bueno, yo ya estoy enamorada, pero ahora ya va a ser otra cosa, ¿no? Ahora ya va a ser 'voy a saber lo que es'. Y entonces en este proceso de hacer el gráfico es así donde se encuentran como esta antítesis o estos opuestos que sí que te generan, pues estos pensamientos que dices filosóficos. Que todos nos preguntamos qué es la emoción: ¿Me dejo llevar por la emoción o me dejo llevar por la razón? Luego lo bonito que tiene después de este duelo es que se vuelve a reconstruir. Cuando por fin encuentras cómo narrar la construcción de ese cuento, se vuelve a generar otra historia, que es la historia de la construcción o el modelo geométrico o anatómico de ese cuento. Y ya es otra historia nueva. Y entonces cuando creías que habías perdido el misterio del cuento, aparece uno nuevo porque hay una nueva historia. Cada nueva historia, trae un nuevo misterio. Entonces ya por lo menos te dices ahí, bueno, esto va a ser un buen matrimonio, me parece.
¿Es también un poco como si fuera la 'cocina', no? Es como una deconstrucción para volver a construir...
Sí. Exacto, sí. Y encima explicar los retos y los problemas a los que te enfrentas, ¿no? Entonces no solo ya es filosofía de la infografía, sino que también es una especie de manual de cocina de infografía. Porque empiezas, ¿cuáles son los elementos? ¿Cómo los vuelves a unir? ¿Cómo los cocinas? ¿Cómo uso los colores?
Con este libro creo que estás demostrando que la infografía es, digamos, un estilo periodístico, al fin y al cabo.
Sí, sí. La infografía, digamos que tiene como dos vertientes. Por un lado funciona como una sección de servicios, que sería con maquetas… se necesita un gráfico, ha caído el IBEX o a cualquier cosa, o han bombardeado Ucrania... Te vienen las secciones con sus necesidades y funciona como una sección de servicio, que también está bien, que es nuestra misión. Pero también es un método de pensamiento, y como dices tú, y de análisis de la realidad, y análisis de la información. Y bueno, y ahora con las bases de datos ni te cuento, ¿no? Pero que casi se están comiendo las bases de datos en la infografía, pero ese es otro tema. El asunto es que sí, es una parte del periodístico, la infografía es periodismo. O sea, no hay nada que no sepa peor a un infografista que venga a pedir alguien qu se haga un gráfico porque tiene un hueco que no sabe con qué rellenarlo. Entonces dices, no, vamos a ver. O sea, la infografía es información a la que vamos a acceder de otra forma, y además de una forma que yo creo que cada vez la gente la entiende mejor. Porque a raíz de las redes y de todo este tipo de cosas, yo creo que la gente ahora tiene como un lenguaje visual mucho más natural, que entiende mejor los códigos visuales, entiende mejor lo que es una flecha, entiende mejor lo que es que una cosa esté arriba, abajo, grande o pequeña, dentro o fuera. Hay unos códigos narrativos gráficos que yo creo que la gente ahora también los entiende mejor, y es posible que incluso los entienda mejor que leídos en muchas ocasiones. Pero sin duda es un método de pensamiento y de análisis de la realidad y de la información. Al fin y al cabo, un periódico, si lo piensas es como una infografía gigante. Tiene fotos, tiene texto, tiene imágenes, tiene una composición… cuando haces una infografía empleas todos los recursos que tiene un periódico. Empleas el texto, empleas el dibujo, empleas la fotografía, empleas el diseño. Quiero decir, que todas las vertientes de análisis que tiene un periódico yo creo que se conjugan en un infográfico.
Todo el mundo del periódico debería pasar por Infografía. Todas las secciones. Los problemas que te da y cómo hago esto y cómo hago esto otro. Ofrece una visión muy interesante de cómo organizar la información para que la entienda el lector
Y encima tiene diversas dimensiones. Que si horizontal, que si vertical para la web, que si…
Esta época para los infográficos es una locura, porque tenemos que adaptar todo. Una doble página a diez columnas, la tienes que adaptar a móvil. Y no hay ningún botón que te lo haga. Cuando vienen con un ‘no, mira, es que ahora lo tienes que poner de otra manera’. hay que volver a reestructurar todo, a reestructurar la información y hacer todo. Yo muestro en el libro cómo se piensa y boceta una infografía porque quiero que se vea el proceso laborioso. Y de verdad que es muy laborioso hacer gráficos. Yo también escribo y a la hora de contar algo no es lo mismo que informar escribiendo ‘fulanito ha tenido una lesión en el ligamento anterior cruzado’ que si lo tienes que dibujar. Tienes que saber dónde está el ligamento anterior cruzado, en qué sitio de la rodilla, cómo se conexiona con el hueso, qué movimiento ha hecho que produzca una rotura de fibras de tal forma. Yo estoy en un terreno intermedio, por eso que también me gusta escribir, pero en periodismo en general digo, mira, o sea, si quieres yo te corto cuatro líneas, pero no modifiques el dibujo, de verdad.
¿Cómo se termina haciendo infografía habiendo estudiado periodismo?
Te gusta escribir, te gusta dibujar, te gusta viajar… y dices, bueno, ¿Qué es lo que más se parece? Y Periodismo fue la opción. Si no, seguramente hubiera estudiado Bellas Artes o algo así. Pero ya me parecía demasiado subversivo. Fue como un ‘me tengo que ganar la vida, haré Periodismo’ y la vedad me gustaba todo lo que tenía este oficio. Sin saber muy bien yo a lo que me especializaria y una vez ya dentro de la carrera, había una asignatura de Diseño y aún no habían entrado los ordenadores a nivel usuario, pues no existían. Y la asignatura de Diseño se hacía con colas. Recortando. Y pegando. Haciendo lo que llamábamos ‘el monstruo’, maquetar una revisa con recortes Con los cíceros ahí, para arriba, para abajo con el tipómetro. Se me daba muy bien. Y era lo que me gustaba y se me daba bien. Y entonces cuando acabé la carrera hice un curso de manejo de programas y de ordenadores. Porque es que los que nacimos por los años 70 es que siempre digo, es que siempre vamos como un pasito detrás. O sea, acabamos la carrera y entran los ordenadores. Aprendemos los programas de ordenadores y ya entran otros nuevos, comencé con el FreeHand, anterior al Quark Xpress que ya no recuerdan más que los veteranos y luego Illustrator. Y con eso pude hacer prácticas en el Heraldo de Aragón en diseño, en maquetas. Y luego estuve en el diario de noticias de Pamplona y de infografista ya. Estuve ahí tres o cuatro años.
O sea, en principio es explicar con imágenes lo que no se puede explicar fácilmente con texto.
Eso, o sea, en principio es la base. El sentido de que lo primario es el texto en prensa, pero claro, en los nuevos tiempos que tenemos el texto yo creo que ha perdido preponderancia. Porque tú abres una página web de una información y hay vídeo, hay grafismos. No sé si el texto sigue ocupando la cúspide de la prensa escrita, no lo sé.
Ya, pero lo que tú sí demuestras es que le das una vuelta, porque utilizas cuentos. Y además tienes en el libro una infografía de un cuento tuyo propio.
Es algo bastante complejo de hacer, sí. Porque son cuentos bastante famosos. Sobre el mío eso es una trampa que me preparó José Manuel Trabado. Me dijo: ‘Pues ahora tienes que hacer una de tu cuento’. Y la verdad es que me enseñó algo que no esperaba. Creía que sabía mejor lo que había escrito. Pero resulta que no sabía. O sea… el cuento que hice, Nadie cumple años, es como el cuento que más llegaba a la gente en las presentaciones y tal. Entonces me dije, ‘pues voy a ver por qué llega a la gente’. ¡Y descubres que no sabes lo que escribes! He descubierto haciendo un gráfico que el autor es bastante ajeno a los símbolos que maneja. De modo inconsciente, creo yo.
He descubierto haciendo gráficos que el autor es bastante ajeno a los símbolos que maneja. De modo inconsciente, creo yo. Creo que hay cuentos que funcionan porque manejan unos símbolos primarios inconscientes de los que no nos damos cuenta. Y quien sea capaz de manejarlos, bueno, de una forma consciente, pues hará muy buenas historias
Creo que hay cuentos que funcionan porque manejan unos símbolos primarios inconscientes de los que no nos damos cuenta. Que son inmanejables porque están como que pertenecen tanto a nuestra raíz, a nuestro interior, de un modo así como atávico primario que ni te das cuenta. Y que cuando existen en un cuento, este cuento funciona. Y quien sea capaz de manejarlos, bueno, de una forma consciente, pues hará muy buenas historias. Pero es que yo creo que nadie sabe, porque si no todos publicarían buenos cuentos y buenos libros y las editoriales, ni te cuento. Son unos símbolos que pertenecen al inconsciente. Lo que me he dado cuenta ya analizando mi cuento es que no sé lo que escribo. O puede ser también… que, claro, estamos hablando de que un cuento está hecho para ser leído por otra mente. Entonces, en el momento en que tú misma, tu propio cuento, lo tienes que utilizar con la mente racional para hacer de él un gráfico, ya lo tienes que leer con otros códigos. El análisis racional lo que te obliga es a distanciarte de ti. Y cuando escribes, es el proceso opuesto. Estás como súper metido en ti, en tu cabeza, en tu historia. Y de repente, para analizarlo, te tienes que distanciar. Y es curioso también como ese distanciamiento te permite ver. O sea, distanciándome, he conseguido ver lo inconsciente. Qué raro esto que estoy diciendo, ¿verdad?
Parece extraño, sí: ser racional para detectar la simbología del inconsciente...
O sea, es raro, pero es así. Mediante la distancia he conseguido ver que hay unos símbolos que son instintivos y son compartidos. Que quizá por eso al alejarme los veo y por eso este cuento llega a la gente. Porque son símbolos que nos pertenecen a todos. No forman parte de mí como individuo. Sino símbolos universales que forman parte de nuestra construcción vital o mental. Entonces, al alejarte, veo que ese cuento que está formado por símbolos comunes a todos. La historia puede ser más particular. De hecho, ese cuento está basado en muchas cosas que son bastante personales. Y sin embargo, los símbolos que trabaja son compartidos, yo creo, por todo el mundo. Y por eso funciona. Y a esto llegamos a la conclusión de que la infografía es un lenguaje distinto. Esto es, si yo intento transmitir un cuento al cine, va a ser un lenguaje distinto el que necesito utilizar. Si yo lo intento reseñar en una publicación, aunque sea literaria, voy a tener que utilizar otros códigos distintos. Y el libro en general es una exploración del un nuevo lenguaje. Bueno, el nuevo lenguaje, nuevo que ya tiene más siglos. Dos siglos y medio. Es como la exploración de todos los problemas a la hora de contar con un nuevo lenguaje. Yo creo que también lo particular de este libro, porque hay muchos libros de infografía muy buenos y que explican muy bien cómo se hace la infografía y tal.
En el caso de estos cuentos, para mí lo más distinto a hacer los gráficos habituales es que tienes que codificar estructuras, ideas, metáforas, pues emociones, que no tienen forma. Entonces eso, y eso lo permite también, lo permite la infografía, el hecho de generar estructuras, de generar patrones, pero de cosas que no son reales, explorando la mente y la intención del autor de ficción
Pero creo que el hacer este tipo de infografías literarias, lo que te hace es buscar un nuevo lenguaje o unos nuevos patrones o parámetros, pero de ideas o de emociones. Pues eso, que puedes coger una casa, una calle, cuando trabajas con infografía, un misil, un árbol, un incendio, un fuego, lo que sea, y lo que haces es traducirlo a códigos, a símbolos geométricos. A patrones, siete árboles son siete triángulos. Haces como una síntesis de la realidad, de cosas reales. Pero en el caso de estos cuentos, para mí lo más distinto a hacer los gráficos habituales es que tienes que codificar estructuras, ideas, metáforas, pues emociones, que no tienen forma. Entonces eso, y eso lo permite también, lo permite la infografía, el hecho de generar estructuras, de generar patrones, pero de cosas que no son reales. No tengo una imagen real en la que basarme. Yo creo que eso es lo distinto de hacer gráficos literarios, que te tienes que inventar un poco el mundo gráfico en el que se van a mover. Luego los personajes aparecen, por supuesto, y sí que hay códigos que usas porque en los cuentos se describen cómo son los personajes, o cómo son las piscinas, o cómo son otros elementos. Pero lo que es la explicación del cuento, la estructura, tienes que crearla tú y darle forma sin que exista previamente. Y eso es más interesante y lo más difícil también a la hora de hacerlo, el encontrar el significado en forma de estructura. Al ponerme a hacer un gráfico tengo que tener como una imagen total, como un saber, hasta que no encuentro cómo es la forma, como una forma total que abarque todo el cuento. Y eso, José Manuel Trabado dice que es como el interpretante gráfico, que es como un elemento que sirve tanto de estructura como de elemento simbólico de lo que ha querido contar el cuento.
Lo dicho, filósofa de la infografía.
Madre mía (se ríe un poco azorada). Es que es impresionante. Es que es un camino, es volver al dibujo de los hombres de las cuevas, pasando por toda la historia, por lo de la literatura… y luego ya, encima, hacérselo entender a una persona que es un lector observador. Es la bomba, o sea, es que es muy complicado.Y además, sobre todo, al mostrar cómo has hecho cada infografía desde los bocetos eres muy sincera enseñando los problemas que crea. Das muchas notas de ‘huy, esto tal, y esto cual, y esto lo cambio, y esto lo dejo así’, y qué colores uso o dejo de usar...
También el color, el color es importante...
Claro, sí, sí, sí. ¿Porque es tan limpia la infografía,? Porque no deja nada de rastro su elaboración y es tan limpia que parece que es que emerge como por gracia divina, ¿no? Y sin embargo, es un proceso complejo, por eso también eso. Ha sido un habla mucho de eso, también de arqueología, de dispositivos y… versiones. La buena, la dos, la tres... ¿La cuatro? Quiero decir, el gráfico es una guarrería, deja un rastro increíble, cuesta mucho, se quedan atrás un montón de ideas, se quedan un montón de cosas. Sin embargo, la apariencia es tan limpia, tan ordenada, porque es el fin, que parece que emerge así, como por gracia divina. Y es un proceso muy laborioso y con eso, y con mucho rastro, y muchos cadáveres en el camino también.
El futuro de la infografía con la inteligencia artificial
En un momento dado de la entrevista aparece otra vez la tecnología. En este caso lo que viene con la inteligencia artificial y los efectos que puede tener en su disciplina. Isabel González apunta que “van pasando fases”. “Fíjate, ahora en la gente que va llegando, los becarios y tal, a la sección de infografía o de diseño, lo que pasa es que no saben manejar muchos programas porque ahora hacen con bases de datos que te hacen los gráficos automáticamente metiendo los códigos y los datos. Pero claro, los hacen para web, a la hora de tener que hacerlos para papel desconocen las reglas básicas del diseño, del color, de la tipografía… porque el el papel mancha, ¿sabes? Eso que te funciona muy bien en la pantalla, lo traspasas al papel y es un manchurrón. Y luego los tamaños de lo que decíamos de las tipografías, que tienen que tener un tamaño para que se pueda leer. Ese es uno de los grandes errores de los que no entienden la infografía. No es un dibujo. Hay textos que tienen que ser leídos. Es verdad que estamos ya en la siguiente fase de la automatización, había que saber hacer papel para hacer un gráfico con el ordenador. Pero es que ahora ya es hacer un gráfico en ordenador estático para poder luego hacerlos con programas. Es cierto que hay chavales que tienen unos conocimientos brutales de manejos de programas y hacen infografías muy guays pero no saben componerla de cero. No saben hacer un eje de X y Y, cómo funciona”.
También diserta con lo que puede ocurrir. ¿Nos va a quitar el trabajo? “No sé, la gente viene muy, muy preparada, ¿eh? O sea, yo lo veo, la gente viene súper preparada. Ya, pero hay que contar la historia”. La conversación deriva en si la IA es un sustituto o un apoyo. reconoce que hacer un mero gráfico de barras “es aburrido” y que alguna de estas herramientas puede hacer las cosas más fáciles y rápidas, “pero hay que saber detectar la historia dentro de esos datos y saber mostrarla”. La conclusión es que “el que te venga preparado con eso y encima sepa contar la historia se va a comer a todos los demás”.
Tras esto, vuelta a hablar del libro, para terminar la larga y filosófica conversación entre literatura e infografía.
Pues ‘La Geometría de los cuentos’ es un verdadero librazo mostrando todo esto tan poco abordado. Una joya única en el estudio de la infografía.
Qué guay que digas eso. Me gusta, porque no sabía cómo iba a resultar. Ya me resultaba difícil de saber a quién iba dirigido. No sé si va a la gente que lee, a la gente que hace gráficos, no sé. Nunca pensé que ninguna editorial lo fuera a publicar- Pero afortunadamente, existen cosas como el Servicios de Publicaciones de la Universidad de León, que últimamente están empezando a hacer unos librazos de caerse al suelo. Y este es un librazo de caerse al suelo. O sea, si lo vas viendo y diciendo, esto es una bendita locura.
¿Y encima con una calidad fantástica, no?
Sí, sí. Es muy loco. Impreso de color y de nitidez y de todo, ha quedado fenomenal. Luego los gráficos y todo han sido reestructurados también, porque claro, muchos han sido mejorados. Es que no, yo qué sé, en La noche boca arriba yo quería ponerle esa cresta al dragón y no pude cuando salió en el periódico, y me dije pues voy a aprovechar a ponérsela. O cuando se publicó también, el de Kafka, pues la casa, los movimientos de los personajes, no me había dado tiempo a hacerlo, porque claro, también me he resarcido en muchas ocasiones de lo que no había podido hacer en prensa, que siempre es más acelerada. O sea, es lo que se publicó mejorado.
Este trabajo ha llevado muchísimo tiempo, entonces.
Mucho, sí, sí, ha sido muy laborioso por todas las partes, sí. Porque no es solo texto, no es solo texto, cuando trabajas con imágenes y demás que también tiene que ser explicativo y atractivo, y todas las capas de significación que tiene. Ha sido complicado, pero bueno una bendita locura de texto, capas, dimensiones, comprensiones, es todo pura infografía. O sea, es multidimensional, como dirían ahora los modernos.
Estarás súper orgullosa de poder haberlo hecho y estarás muy agradecida la gente del Servicio de Publicaciones de la Universidad de León.
Pues hombre, vamos, para mí fue, o sea, para mí fue cuando los encontré y ya en Twitter hablando, para mí fue un reconocimiento a mi trabajo. Pues la verdad, sí. A mí me llenó mucho y porque al final ya sabes: el trabajo de prensa es tan efímero y desaparece tan rápido que entonces, pues sí, estás orgullosa de haberlo hecho y claro que es difícil, pero cuando hay un reconocimiento y cuando una cosa pues va a adquirir, pues eso, una mayor presencia en el tiempo también (que el trabajo de prensa desaparece cada vez más deprisa) el hecho de que ya quede en un libro, pues sí, la verdad es que se lo agradezco infinitamente. Traspasar la temporalidad y ver que tu trabajo permanece es muy gozoso, ver a las criaturas que van a permanecer. También el hecho de que permanezca en papel, que es como un regalazo, es como una joya para mí. Y bueno, que espero que guste, aunque sea para mirar los santos o lo que sea: hay muchos colorcicos y muchas cosas más.
Se puede comprar 'La Geometría de los Cuentos. Infografías Literarias' en la librería de cabecera, de barrio o, si se necesita hacerlo en internet pinchando en este enlace (en el que se puede ver una previsualización de las primeras páginas del libro).