Un estudio constata que las banderas oficiales de España no atinan nunca con el color púrpura del escudo de León
Un estudio titulado 'El color del cuartel que representa al antiguo reino de León en el escudo de España', ha sacado a la luz una sorprendente discrepancia en los colores del escudo nacional. Mientras que los cuarteles que representan a Castilla, Aragón y Navarra cumplen estrictamente con los códigos establecidos por el Real Decreto 2267/1982, el color asignado al felino púrpura del Reino de León no respeta la norma oficial en ninguno de los escudos oficiales.
El informe, elaborado por Juan Abad ofrece una exhaustiva investigación técnica sobre la aplicación del sistema CIE-1931, la referencia cromática estipulada por la ley de símbolos del Estado. A través de once estudios comparativos de fotografías y reproducciones, el documento demuestra cómo el cuartel del antiguo Reino de León presenta tonos incoherentes respecto a lo dispuesto en el Real Decreto, siendo además distinto el visible en todos y cada uno de ellos.
“Tengo una fijación por mi tierra yo vivo en Barcelona y llevo en Barcelona 40 años pero todavía mi tierra es mi tierra y por ella hago lo que sea”, confiesa Abad, que explica cómo se pasó un año recopilando los ejemplos para poder realizar la comparativa. La conclusión es desesperante: “Los códigos de los emblemas oficiales estudiados en este artículo y referidos a la carga heráldica (figura de un león) no solo son dispares entre sí sino que la mayoría se alejan, por mucho, del código CIE-1931 que fija el Real Decreto para la figura del león”.
El púrpura del león: un color controvertido
El real decreto determina que el león heráldico del cuartel debe exhibir un tono púrpura con coordenadas precisas en el sistema CIE-1931: luminosidad (Y) 18.42, cromaticidad x 0.426 e y 0.263. Sin embargo, el análisis evidencia variaciones significativas en los once casos estudiados, no coincidiendo ninguno con lo establecido oficialmente. En varias de las muestras, los tonos son más oscuros, apagados o incluso se acercan a los colores asignados a otros cuarteles, como el rojo carmesí de Castilla.
Además, en los casos estudiados, los valores cromáticos del campo de Castilla se mantienen estables y cumplen con lo previsto en el Real Decreto. Lo mismo ocurre con los colores del Reino de Aragón y Navarra. En cambio, el león heráldico leonés no solo varía en luminosidad, sino que en múltiples ocasiones se aproxima peligrosamente a las tonalidades de fondo de Castilla, confundiendo su distinción heráldica.
“El Estado estipuló en los ochenta en que colores tienen que ir los elementos del escudo de España y a mi me había llamado mucho la atención porque cada vez que salían los ministros por la televisión o fotografías y todo esto cada día veía el color de león de un color diferente: uno de color rosa, otro fucsia, otro era casi morado... y entonces empecé a investigar porque estamos hablando del escudo oficial de España por lo tanto ya si fuera de león ya pensaría seguro que no está ni mirado... pero al ser de España digo 'tiene que estar' y por eso estuve investigando y encontré lo que eran los códigos”, explica Juan Abad. “Lo que pasa es que como se publicó en un boletín oficial del año 1980 aquellos códigos códigos de color ya no se utilizan, pero hice un trasvase a los códigos actuales para hacer una comparativa entre ellos”, puntualiza. “Y las conclusiones es que no dan una”.
Así, el resumen básico del tratamiento de los colores heráldicos oficiales del Estado indica una gran desidia sobre el leonés, ya que los de Castilla y Aragón –y en esencia los demás emblemas regios– sí coinciden con lo establecido legalmente.
Las mayores diferencias se encuentran en el escudo de la Armada Española (que directamente pone al león en color de gules (carmesí o rojo) o en el pendón real del monarca Felipe VI, en el que el León es un púrpura azulado. En la bandera de la Comunidad Autónoma de Castilla y León es “un rosa chicle” y en las diversas banderas de España el escudo nacional cambia de color dependiendo de en qué institución se encuentre, tanto en la Moncloa como en el Congreso parecen ser distintos dependiendo de quién haya efectuado el bordado de la bandera, lo que demuestra que nadie sigue el código oficial ni nadie tiene muy claro cómo debe de ser el púrpura legionense.
Implicaciones heráldicas e históricas
Históricamente, el color púrpura ha estado asociado al poder y la realeza, una distinción que fue adoptada por el Reino de León desde la Edad Media. “El león púrpura, símbolo emblemático de la monarquía leonesa, no solo representa un elemento fundamental del escudo español, sino también un legado histórico que merece ser preservado y respetado”, indica el informe.
Abad reconoce que no es fácil el púrpura legionense. “El problema del púrpura es que no está no está concretizado, digamos. O sea, es un color muy especial ya que depende del caracol que se coja puede salir un púrpura que tira azul o un púrpura que tira a rojo, difícil de concretar en un código”. Pero aún así critica el escogido oficialmente en los ochenta para el escudo de España. “Es un rosa, un fucsia que no parece ni siquiera ni tirando azul ni tirando a rojo, en algunos casos fucsia y en otros incluso un color similar al que ahora se llama rosa chicle. O sea que el maltrato institucional con el púrpura legionense es evidente”.
El término de ese color proviene de los caracoles marinos también llamados púrpuras (Stramonita haemastoma o Nucella lapillus), y el tinte se producía por la oxidación de la tinta de estos caracoles, que era extremadamente apreciada desde la antigüedad, Por ello las telas teñidas con ella con miles de estos moluscos machacados eran carísimas de producir y por ello sólo las llevaban los grandes reyes y terminaron siendo el símbolo del Emperador Romano.
Este estudio subraya que, al no cumplir con un estándar cromático ninguno de los escudos oficiales, se distorsiona la identidad visual del Reino de León dentro del nacional y lo minusvalora pese a tener una importancia crucial en la propia heráldica española, al ser el reino que ostenta el solio imperial hispánico por lo que se debería tratar de forma honrosa a su púrpura por su significado histórico.
Falta de rigurosidad con el Reino de León que contrasta con la precisión aplicada en los cuarteles de Castilla, Aragón y Navarra.
Factores externos y la falta de coherencia
El estudio también toma en cuenta factores externos que pueden afectar la percepción del color: la iluminación, el ángulo de visión, el material del soporte y el entorno. A pesar de estas variables, el informe concluye que las desviaciones del púrpura del león no pueden justificarse únicamente por estos factores. Las coordenadas CIE-1931, aplicadas con precisión al resto de los cuarteles, no encuentran un equivalente en la carga heráldica de León.
“He tenido en cuenta que lo que sale en la fotografía puede no ser el color real, porque una de las influencias del color depende de lo que esté al lado suyo, de la iluminación, etcétera... pero da la casualidad de que siempre, siempre es casi el mismo sitio (La Moncloa) y por ello es es algo más viable el tema. Y la comparativa es clara. No dan ni una. Pero bueno si te paras a pensar un poco con león no da una nadie. Yo no sé qué para con esta tierra si es que está maldita o maldecida pero es que mal. De Guatemala a guatepeor o de Malaga a malagón”, critica el autor del estudio.
Esta situación le suscitó preguntas relevantes: “¿Por qué el color del león no se respeta al igual que en los demás cuarteles? ¿Es un problema de aplicación técnica, de descuido en la normativa o de interpretación histórica?”
Para Juan Abad, personalmente existe una triste explicación: “Esto pasa pporque España es un país de pandereta. Con León es increíble, porque no lo consideran suficientemente importante para respetar sus símbolos siendo el de las primeras cortes. Mi teoría es –y puede sonar fuerte o loco, o lo que sea– que el carácter castellano es muy imperialista. Si nos fijamos en la historia todos los políticos castellanos lo que han hecho siempre es imponer todo su criterio y empezaron con León y acabaron con Hispanoamérica”. “Ño que ha continuado aquí en España en la historia de España es este carácter de imposición imperialista en la que Castilla es España y todo lo de España es castellano y no puede ser otra cosa. Por eso pues intentan todo aquello que les puede hacer un poco de sombra en seguida lo ocultan, lo tergiversan”, se lamenta.
Por ello protesta: “Lo que más me llama la atención y me indigna es que hay escritos que demuestran lo que estamos diciendo. Esto no es una fanfarronada de los cazurrines de León, no. Se celebraron durante muchísimos años cortes separadas cortes en León y Cortes en Castilla. Los reinos no se fusionaron en uno y León fue muy importante en varios siglos de la Edad Media hispana como para haberlo hecho desaparecer y despreciarlo así institucionalmente”.
Un símbolo que exige reparación
El informe concluye con un llamamiento a revisar la representación del cuartel de León en el escudo de España: “Si bien factores como la iluminación o los soportes pueden afectar la percepción del color, el incumplimiento sistemático del Real Decreto 2267/1982 requiere una explicación y, sobre todo, una corrección”.
“Pero con Castilla y con Aragón... sí aciertan con el color oficial. Lo clavan siempre”, apostilla Abad. “Lo curioso es que el resto de los colores del escudo siempre son iguales a lo oficialmente establecido, pero con el de León no. Y estamos hablando de banderas oficiales, no estamos hablando de banderas que compras a los chinos –que depende del importador pues puede ser de un color o de otro–, sino de las oficiales. Es alucinante: estamos hablando del Escudo de España, no sólo del escudo de león, pero parece ser que eso no importa a nadie”, remacha.
Por no importar... no importa ni para los propios leoneses, que no tienen una bandera oficial de León ni se ha molestado ninguna institución en determinarla mediante una normativa, como ya explicó ILEÓN en este extenso reportaje. Para Abad el león púrpura del Reino de León merece la misma exactitud heráldica que sus homólogos castellano, aragonés y navarro. “Restablecer su color original no solo es una cuestión técnica, sino también un acto de respeto hacia la historia y el patrimonio del antiguo reino leonés”, termina.