Fuego amigo

Las dos 'Esteres', Ester Peña (PSOE) y Ester Muñoz (PP) en contra de la autonomía leonesa.

Son las cosas de tal condición que a veces lo aparente no es real por obedecer a oscuros intereses, no siempre confesables, y un buen ejemplo de ello es el vodevil con que nos ha obsequiado el PSOE a raíz de la aprobación de la moción por la autonomía leonesa que se sustanció hace relativamente poco tiempo en la Diputación leonesa.

La presumible puesta de largo en la Diputación, invocando la autonomía que se nos negó un día, alumbró una tierna criatura que fue aclamada con entusiasmo por la opinión pública local y foránea, como corresponde a este tipo de felices sucesos. Pero desde el mismo seno materno el recién nacido conoció los ultrajes de quienes, faltando a sus más íntimas convicciones ya trataron de abortar su nacimiento. El infanticidio no triunfó y la pobre fue presentada en público aparentemente escoltada por sus valedores. El neonato acuerdo pronto supo de desavenencias e intrigas, y por qué no decirlo, de las insidias con las que toda propuesta por un País Leonés erguido es sistemáticamente dinamitada por estos partidos cuyo número de afiliados en León corre parejo a su desvergüenza

Hete aquí que lo que en un principio parecía ser un apoyo unánime pronto se vio truncado. La protagonista del acuerdo no llegó a encaramarse a su pedestal, pronto hicieron mangas y capirotes, los unos manchando de lodo la nívea vestimenta, los otros arrancándoles tules y puntillas y los de más allá renegando del paso dado. Si el PP pretendía dejar corito al infante, el PSOE no vaciló  en tratar de ensuciarle el pelele, patucos y babero, si acaso no trató de desgarrar dichas prendas. ¡Qué poco dura la alegría en casa del pobre!

El aparentemente buen recibimiento del recién nacido que parecieron dispensarle Oscar Puente y Ángel Víctor Torres desde el gobierno de la nación, en línea con la presidencia de la Diputación y el ínclito alcalde de León, que ya levita por encima del bien y del mal, fueron cañas que se convirtieron en lanzas pocos días más tarde. El stablishment socialista salió en tromba a desautorizar a quienes habían mostrado permisividad, tibieza o indefinición en los primeros momentos. Nada nuevo bajo el sol. PP y PSOE son el anverso y reverso del mismo ochavo decimonónico, que se apuntan a favor o en contra de una misma cosa dependiendo del momento histórico o conveniencias. ¡León, no gracias! Podrían suscribir al unísono

Ambos partidos no han tardado en desenfocar el problema y continuar con sus falaces disputas en Castilla y León y en el resto de la Geografía nacional. Se ha tergiversado la realidad instrumentalizado la moción como si de una ola secesionista se tratara. Los escasos defensores que aún le quedan a la tierna criatura, vayan pensando que socialistas y populares acabarán desnaturalizando el resultado y tratarán por todos los medios de torpedearlo. Esto ha sido un toque de atención y ambos saben cómo derribar cualquier proyecto, basta con crear disensiones internas y en esto de las disensiones internas los leoneses somos consumados especialistas. No necesitan empujarnos, ya nos caemos de por sí

En el PP, a toque de corneta, prietas las filas, recias, marciales mostraron su radical oposición. Ni sentimientos íntimos de patria ni gaitas. Además ha puesto en práctica dos principios belicistas de manual: Tierra quemada y al enemigo ni agua. Al PSOE por su parte, con su calculada ambigüedad, le pasará como a la vieja cartelería electoral, el rojo se va transmutando con el tiempo en rosa palo y el rosa palo acaba azuleando para mostrar su verdadera faz. Mismos perros, distintos collares. Concejales, alcaldes, diputados, senadores y otra fauna de este solemne dueto son muy capaces de representar una tragedia griega mientras en sus respectivos puentes de mando se escenifican hilarantes comedias cuyas entradas se venderán al respetable público como: 'se trata de una compleja cuestión de estado' o 'no se puede abordar este asunto por el momento tan crucial por el que estamos atravesando', etcétera. 

Tenga todo el mundo bien presente que vamos a ser pasto de calumnias, falsedades, jugarretas y navajadas traperas, propinadas por estos autodenominados pomposamente partidos de gobierno. Se nos acusará más pronto que tarde de secesionistas, separatistas o incluso de independentistas y nos abrirán nuevos frentes desde la retaguardia en Zamora y Salamanca, amén de León, y en otros lugares como el Bierzo, donde ya hace tiempo que se prima la creación de quintacolumnistas. 

Anden en UPL precavidos porque serán pasto de insidias de los partidos de gobierno. No olviden que para llegar a Salamanca el camino pasa inevitablemente por el Prepal, ni tampoco que, en muchos lugares de nuestro país ambos son unos perfectos desconocidos que ni están ni se les espera. Si quieren ser coherentes con sus postulados abandonen sus tronos dorados y bajen a la arena. Sumen sus esfuerzos, ahora o nunca y como guerra incruenta que han de librar, ocupen casa por casa, pueblo por pueblo, ciudad por ciudad, convenciendo antes de vencer. ¿UPL y Prepal... Prepal y UPL aún no lo tienen claro? Pues más les vale tenerlo, y pronto, porque les va la supervivencia en ello.

No olviden ambos partidos que muchos enconados defensores de las tesis de los partidos de gobierno, fían sus esperanzas en ver recompensada algún día su tarea de reunir rebaños de fieles ovejitas que jamás alcen la voz, aunque un día el pasto se agoste y se agote. Cuenten con que recibirán las descargas de los fusileros del PP y las acometidas de los húsares de Vox, pero no desdeñen el fuego amigo que desde la retaguardia practicarán los francotiradores de élite enviados por el Estado Mayor del PSOE, experto en causar estragos entre aliados incautos. Nadie se deje seducir por grandiosas palabras ni cantos de sirena, porque en la guerra la mentira es un arma estratégica y las sirenas sólo suenan para correr a refugiarse durante los bombardeos. 

Tomás Juan Mata pertenece a Urbicum Flumen, la Asociación Iniciativa Vía de la Plata

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