Autonomía leonesa: ¡Cuando el pueblo quiera!
Tengo el libro de García Angulo, el estudioso abogado leonés, leonesista sociocultural, esto es, el que vibra al unísono con el sentimiento del pueblo, según interpreto, y lo he dado un primer repaso, una somera pasada, bien es verdad, dado que el propio autor ha dejado las claves del contenido a preguntas bien intencionadas del periodista López de Uribe en este medio. Y sobre ellas ha viajado mi interés.
No va de crítica ni de crónica lo mío, entorno a ello elucubro y relato. Que he sentido alegría al leerlo, para qué ocultarlo. Que me ha frenado el optimismo lo de la “voluntad política”, que bien cita y de modo rotundo, me parece oportuno comunicarlo, aunque para quienes me siguen en ésta o en otras opiniones, saben de mi desconfianza hacia los políticos, ésos que hacen carrera asumiendo a ciegas la voluntad partidista de sus dirigentes, y va in crescendo.
Claro que para torcer esa voluntad política estamos el pueblo. Primero el más cercano, los leoneses de León, después o si se quiere a la par, evitando controversias, los leoneses de Zamora y de Salamanca. ¿Pero cómo y quién nos moviliza para intentar revertir la situación y llegar a gozar de nuestro derecho constitucional de autonomía propia? Haría falta saber hasta dónde alcanza nuestra supervivencia como tal pueblo, estructura y sentimiento aunados. Precursora del autoconvencimiento popular que preconiza el autor.
Desde hace años vengo abogando por un estudio sociológico, para comprender los condicionantes del pueblo leonés, afinidad o vestigios de hermanamiento hoy. Creo que nadie se interesa por ello, o no se encuentran medios y modos. Queriendo salvar un poco el prurito, sin más, recuerdo con brevedad que en las redes, propuse que a través de las Asociaciones socioculturales, se hiciera una a modo de encuesta modulada que nos aportara alguna pista al respecto. Como para andar por casa, pero orientativa. Estuve en la creación de un grupo, y ahí quedó todo, no vale la pena ahondar.
Y aquí llega, siguiendo con el libro de García Angulo –Autonomía Leonesa, las vías para conseguirla–, como fondo y materia, aunque no sea más que primer enunciado, este turno para el pueblo, entendido en su más amplio concepto.
“En mi opinión, el referéndum sería un medio que aclararía y despejaría mucho los caminos a la autonomía leonesa”. Nos dice. Mas, pienso que para llegar a él con garantías de éxito, aunque siempre nos valdría para cotejar la situación popular, tendríamos que haber salido del coma inducido por los políticos a los que por obnubilación ideológica votamos, entre otras cosas.
Si no nos mueve a la unión la afinidad como herederos de un pasado histórico, de un gran reino, hasta la Transición refugiados en una Región desde 1833, se podía intentar un acercamiento socioeconómico, de interés para todos en evitación primero de la esquilmación a la que nos somete el ente autonómico, prepararnos así para la autonomía propia, conseguirla por empuje aunado, y poder explotar los recursos que son afines a la región y nos los están llevando.
El pueblo, al menos el leonés de León, entre el que me he movido y tratado de comprender, de modo especial con el que me tocó vivir los momentos de la creación de las autonomías, lo del leonesismo no era lo predominante, sí lo enervante, dinamizador y por qué no decirlo colorista purpurado. Por otra parte muy aferrado estaba y sigue estando en cada leonés el personal vivir lo nuestro, por un lado, y lo sentimental por otro, eso que venimos destacando entrecomillado como, ser leonés, algo anímico, de generación en generación.
Incluso desde el interior de la formación UPL, nótese que no digo partido, y ello debido a que los dirigentes y los militantes no comparten una misma ideología política, por lo tanto no son uno de los partidos al uso, ya progresista, ya conservador, en todo caso formación regionalista y de modo especial como muestra reivindicativa autonómica leonesa en el discurrir político. Hoy, en verdadera alza representativa.
Cinco vías legales para la autonomía
Nos muestra con precisión García Angulo las vías legales para conseguir la autonomía leonesa, hasta cinco nos describe, y empleo este término porque no es que lo cuente, ante la coyuntura diría mejor que lo plasma con detalle, casi nos dibuja los senderos legales, sorteando los escollos, remarcando la diafanidad de cada vía, a la par que nos alerta sobre las posibles zancadillas. De modo que... ¡Gracias! Por todo ello, por exponernos con sencillez ejemplar lo complejo de los vericuetos legales, sin la terminología propia, ésa que suele complicarlo aún más.
Si el libro se difunde, se vende, por decirlo en román paladino, puede ser muestra evidente del interés de los leoneses por explorar en letra los caminos que nos muestra el letrado leonés. Y hasta puede que lo tomen con ansia de experimentar el nirvana de la libertad de autogobierno. Sin olvidar las libertades que nos llegaban como legado de nuestros antepasados, transferida cual testigo en una larga carrera, el correr de cada tiempo, y ahora hemos dejado que nos la coarten acérrimos autonomistas políticos de malsano comportamiento.
Creo que el pueblo necesita estímulo, como aquello de “hombro con hombro”, algo que nos ayude a pensar de modo personal, y más si cabe que a decidir, colectivamente, como segundo estadio. Ahí tenemos un libro que también nos puede ayudar, a su manera…