El Ayuntamiento de León se desvió casi un 27% de su propio plan de reducción de huella de carbono entre 2015 y 2018
El Ayuntamiento de León se desvió en época del Gobierno del PP casi un 27% por encima de los objetivos de su Plan de Mejora de la Huella de Carbono, según se desprende de los datos de los informes realizados en esta materia desde que en diciembre de 2015 firmara el Pacto de los Alcaldes por el Clima y la Energía Sostenible.
En ese pacto, el entonces alcalde, Antonio Silván, embarcaba a todos los servicios municipales a fijar “un compromiso de reducción de, al menos, el 40% de las emisiones de CO2 para 2030 y de incrementar su resistencia a los impactos del cambio climático”.
Una reducción que sería paulatina y que marcaba la reducción de la emisión de 12.158,59 toneladas de dióxido de carbono de 2015 a 11.185,99 en 2018 (con el objetivo final de 8.511 en 2030, bajar un 30%).
¿El resultado? El último informe presentado en septiembre pasado —ya por el nuevo Gobierno municipal socialista— apunta que los edificios y vehículos municipales junto con el transporte público (sin contar el alumbrado) emitieron 14.497 toneladas de CO², 3.068 más de lo planificado. De ahí ese desvío del 26,84%.
En total, las emisiones dependientes del trabajo de la Administración municipal pasaron de las 12.158,69 toneladas de CO² a esas 14.497, un aumento en bruto del 19,24%. Cuando debería haber reducido sus emisiones en 972 según sus propias previsiones; es decir, bajar un 8%. Así, lo emitido en 2018 suponía un 70% más de los niveles que se planteaban llegar como límite 2030, una docena de años después.
Vecinos e industriales del municipio se contuvieron sin plan alguno
Esto contrasta con el aumento total de emisiones en todo el municipio, incluyendo industria, transportes y calefacciones residenciales y de oficinas y comercio. En esos cuatro años, aumentaría, según el último informe, un 10,21%. Los datos apuntan que se han pasado de 754.687 toneladas de CO² emitidas en todo el municipio en 2015 a 831.718 en 2018. Es decir, los vecinos se han apretado más el cinturón en gasto energético que el Ayuntamiento. Y sin ningún plan preconcebido.
Es más, siguiendo el modelo del primer informe 2015-2016, el segundo (2017-2018) indicaría que hasta habría bajado la incidencia de emisiones —hay que tener en cuenta que hay dos cálculos, el de las emisiones directas y el de las indirectas por gasto eléctrico, que suman porque aunque no se contamine el cielo de la ciudad sí afectan al clima del planeta aunque se produzcan en otro lugar— de todo el municipio.
De 754.687 toneladas en 2015 a 726.631 (un 3,72% menos), ya que para hacer la comparativa no han contabilizado “otros combustibles fósiles expresado en cálculos anteriores dado su bajo nivel de especificidad [...] ni los consumos de gasóleo B y fuelóleo”, puesto que no se contemplaban en el cálculo de 2015 y 2016.
El Ayuntamiento no baja ni las emisiones directas
El informe indica dos tipos de emisiones. Las de 'Alcance 1', que son las directas de chimeneas y tubos de escape, y las de 'Alcance 2', las que corresponden al gasto eléctrico. En 2015 la primera fue de 7.901 toneladas y la segunda de 4.257 (12.158 total), en 2016 de 8.028 y 3.142 (11.170), en 2016 de 7.799 y 5.853 (13.652) y en 2018 de 8.431 y 6.066.
Sólo en 2016 el Ayuntamiento 'cumplió' con los requisitos de reducción de emisiones totales, pero tuvo que ver, como se observa en los números anteriores, con la cuenta de las toneladas de dióxido de carbono que corresponden al gasto eléctrico. ¿Qué ocurrió aquí? Pues que hubo “una disminución en el factor de emisión de la compañía eléctrica suministradora, Iberdrola, que pasa de 0,21 kilos de CO² por kilowatio hora en 2015 a 0,15 en 2016”, según el último informe.
Un cambio de concepto que benefició al equipo gestor municipal presidido por Silván. Pero que duró poco, según el mismo documento el factor de emisión asociado a Iberdrola pasó a 0,28 en 2017 y entonces se vio que el impacto real era casi el doble.
Más emisiones con más empleados municipales
La comparativa entre los servicios municipales y los vecinos de todo el municipio indica que no se hicieron bien los deberes en el Ayuntamiento. Según el último informe del Plan Municipal sobre la Huella de Carbono “el total de trabajadores en el año 2017 fue de: 1.769 y en 2018, 1.833, teniendo en cuenta el personal eventual, personal funcionario, laboral y laboral discontinuo. Con todo ello, el coeficiente de tonelada por empleado han sido: 7,72 en 2017 y 7,90 en 2018”. Lo cual indica que pese al aumento de trabajadores la media no ha disminuido, “ya que también se ha producido un incremento en el total de emisiones” lo suficientemente importante como para que no baje.
En total, comparando 2017 y 2018 el aumento de emisiones de toneladas de CO² del Ayuntamiento fue de un 5,83%.
¿Y los vecinos? Pues el número total en 2017 era de 125.317 y en 2018, 124.722 habitantes. Así que las toneladas que le 'tocan' a cada uno de ellos pasaron de 6,58 a 6,67. Vamos, que de 2017 a 2018 el aumento total de toneladas (de 824.574 a 831.718) fue de 7.000, tan sólo un 0,87%.
Y hay que repetir que no hay plan alguno para ellos, aunque es innegable que el descenso de población puede ser un factor que haga más fácil reducir la huella de carbono de todo el municipio y el aumento de plantilla aumentar la de los servicios municipales. De todas maneras, en León se perdió el 2,3% de población entre el principio de 2015 y el final de 2018; es decir, casi 3.100 personas, y eso 'innegablemente' ayuda a que se consuma menos energía.
El transporte, el sector con más emisiones
El último informe sobre la huella de carbono del municipio leonés apunta, según los datos de 2018, que el sector que más emite en el municipio de León —es decir, vecinos, comerciantes, industrias y funcionarios municipales, todos sus habitantes— es el del transporte, con 258.646,51 toneladas de CO², acumulando el 31% de todas las emisiones. El siguiente sería el residencial, que con el 23,7% del total alcanzó el año pasado las 197.334,80.
Más alejados están el de los edificios no residenciales (oficinas, comercios y almacenes) con 136.922,21 toneladas de dióxido de carbono emitidas (el 16,5%) y, por último lugar, el de la industria, que es el 16% del total con 133.707,18 toneladas. El 12,8% restante corresponde a las emisiones inespecíficas de otros combustibles fósiles, gasóleo B y fuelóleo.
“En todos los casos, la fuente emisora más importante del municipio de León es el transporte privado y comercial, seguido del consumo energético asociado a los edificios residenciales y el sector industrial. Analizando en primer lugar la evolución en los consumos por año de estudio, se observa un incremento progresivo hasta 2017 en ambos sectores. Entre 2017 y 2018 los consumos energéticos disminuyen, siendo este descenso más pronunciado en el caso del transporte, donde se registran los valores más bajos de todo el periodo”, explica el informe.
Hay que indicar que los datos de emisiones aquí dispuestos se efectúan sobre una estimación matemática de aproximación y extrapolaciones, ya que los datos ofrecidos por las estaciones de medición de contaminación de la ciudad de León no son fiables por la ubicación que se eligió para ellas.
Los datos de 2019 y 2020 se conocerán en el próximo informe, que se publicará previsiblemente en diciembre de 2021; más o menos a la mitad del mandato del PSOE, que tomó posesión el 5 de julio de este año.
Como se supone una reducción de la huella de carbono en la provincia debido al cierre de las térmicas, la ciudad de León, si sigue con este desvío en la reducción de su huella de carbono, podría situarse como la población que más emitiría. También hay que recordar que la ciudad de Ponferrada no tiene plan de mejora de la huella del carbono, aunque ha anunciado que contempla aprobar uno próximamente.