La Conferencia de Rectores cree que hay que reestructurar la oferta universitaria
La Conferencia de Rectores presentó el pasado mes de febrero un informe denominado “La Universidad Española en Cifras 2010”. Este informe habla de que en España se utiliza para la Educación Superior un 0,2% menos del PIB frente al resto de Europa, donde se invierte más dinero en la educación.
La llegada este curso de los grados puede cambiar las cifras que emite este informe al reducir el número de alumnos que pueden acceder a diferentes disciplinas, lo que reparte más a los alumnos en las diferentes titulaciones que se ofertan. El número de grados son 330 menos que las antiguas licenciaturas y diplomaturas, pero se han multiplicado el catálogo de másteres oficiales hasta situarse cerca de los 2.500.
Los datos son claros, había en el curso 2008-09 un total de 47 campus públicos de enseñanza presencial que ofertaban un total 2.395 titulaciones. De los cuales el informe habla de más 325 titulaciones con menos de 20 alumnos, lo que cifra entorno al 14 % las titulaciones que no son rentables. Se señala a la rama de humanidades como principales titulaciones con estas características. Se establece que más del 40 % de las titulaciones tenía menos de 55 alumnos nuevos, que corresponde con el estandar de eficiencia europeo.
Pese a que a veces les cuesta mucho políticamente, a los representantes del Ministerio y de las diversas Comunidades Autónomas e incluso a los rectores, reconocer que las titulaciones tienen que distribuirse de una forma lógica, la situación económica podría obligar a la recolocación del mapa de titulaciones universitario.
No debemos olvidar que a estos datos debemos de añadir las universidades virtuales, que cada vez son más numerosas, públicas y privadas; sin olvidar la gran cantidad de Universidades Privadas existentes en nuestro país. En nuestra comunidad autónoma próximamente habrá cinco, con la puesta en marcha de la Universidad Internacional de Castilla y León.
La presión social local, los intereses de los claustros académicos y las administraciones autonómicas son parte de los elementos que fuerzan a una situación marcada para que la Universidad española sea una institución inamovible.
La Universidad de León debe realizar una reflexión pormenorizada con la situación individual que vive en este momento. El futuro pasa por la eficiencia y la solvencia económica.
