El primer laboratorio de investigación en ciberseguridad está en la Universidad de León

Peio García / ICAL El director del INCIBE, Miguel Rego (C), acompañado por el rector en funciones, José Ángel Hermida (D) y Manuel Domínguez (I), director del grupo SUPRESS de la Universidad de León presenta el Laboratorio de Investigación en Ciberseguridad de Infraestructuras Críticas (CIClab).

S. Gallo / Ical

La Universidad de León (ULE) ha presentado este mediodía el laboratorio de investigación en materia de ciberseguridad que ha puesto en marcha en colaboración con el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) y que permitirá trabajar en la simulación de posibles ataques a sistemas de control industrial ante el incremento de los riesgos existentes en estas infraestructuras críticas y los sistemas de control que las gestiona. Este laboratorio, en el que participan casi una veintena de personas, comenzó a trabajar el pasado 1 de febrero convirtiéndose en el único laboratorio en España de estas características.

El director general del Incibe, Miguel Rego, explicó que lo que se intenta a través de este laboratorio es poder reproducir escenarios que pueden producirse en situaciones reales con el fin de ser “lo más preventivos posibles y acotar la distancia entre el esfuerzo que hacen los malos y las capacidades que tenemos los del lado de los buenos”. De hecho, recordó el ataque que se produjo a finales del año pasado al sistema de distribución eléctrica en Ucrania y que afectó a más de 600.000 personas. “Es un riesgo cierto que puede pasar”, dijo Rego, que puntualizó que se trata de servicios cada vez más automatizados y dependientes de sistemas específicos.

Esta nueva línea de colaboración entre el Incibe y la ULE es “una iniciativa pionera” que Rego confió en que dé buenos resultados “en el medio y corto plazo” para la seguridad nacional. Por su parte, el director del Grupo de Investigación en Supervisión, Control y Automatización de Procesos Industriales (Suppress), encargado del desarrollo y creación de este laboratorio, insistió en que cada vez se tiene constancia de mayor número de riesgos existentes para infraestructuras críticas que soportan la energía, los transportes o los sistemas de aguas de un país.

El laboratorio ha sido posible gracias a una dotación económica de 270.000 que se consiguió en el año 2014 y que ha permitido el desarrollo de esta infraestructura, dotada con estructuras industriales “sobre las que se puede trabajar directamente para hacer experiencias de ciberseguridad”, para lo que se cuenta con equipamiento industrial real, con tecnología “muy puntera y no disponible fácilmente” que ha requerido de un tiempo importante para su desarrollo.

El proyecto lo integran casi una veintena de personas, 14 de ellas pertenecientes al grupo de investigación, que son profesionales especialistas de automatización y control, y otros cuatro investigadores especialistas en ciberseguridad que aporta el Incibe. “Se pretende formar un grupo que tenga un horizonte bastante largo y que permita trabajar en estos ámbitos”, ratificó Domínguez. Además, también se ha pasado a formar parte de una Red Nacional de Laboratorios Industriales, pilotada por el Incibe, y en la que participan once entidades fundadoras y en las que la ULE es la única institución académica.

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