Tres recetas que salen como setas

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Nuria V. Martín

Espera, espera. Antes de salir al monte con tu navaja y tu cesta cual Caperucita Roja, vamos a repasar rápidamente los tipos de setas que puedes consumir. Recuerda que todas las setas son comestibles, pero algunas, solo una vez. Así que, para evitarnos sustos y disgustos, toma nota de las que sí se pueden comer.

  • Níscalos
  • Llanega
  • Pies azul
  • Champiñón
  • Boletus
  • Oronja
  • Setas de cardo
  • Parasol
  • Perrechico
  • Angula de campo
  • Colmenillas
  • Rebozuelo
  • Lengua de vaca
  • Níscalo
  • Cantharellus lutescens
  • Trompeta de los muertos
  • Senderuela

Si ya has salido por ellas, o si eres de los que te las llevan del pueblo, gente entendida en el tema, o tu supermercado de confianza nunca te falla, ya estás en disposición de meterte en los fogones.

Sartén de patatas con setas y castañas a la mostaza

Lava bien 400 gramos de patatas y 150 gramos de setas, de temporada, por supuesto. Cuece las patatas al vapor o microondas hasta que estén tiernas por dentro. Ponlas bajo el agua fría. Y corta ambos ingredientes en tamaños similares para que sean fáciles de comer sin tener que partirlos.

Para preparar la salsa de mostaza, lava y pica perejil y cebollino. Mézclalo con la propia mostaza, vinagre, zumo de limón, aceite de oliva, ajo granulado y pimienta negra hasta emulsionar. Reserva un puñadito de hierbas.

Saltea las setas a fuego alto un par de minutos y añade 15 gramos de mantequilla hasta que reduzcan su tamaño. Ahora incorpora las setas, salpimenta al gusto, remueve e incorpora 50 mililitros de vino blanco. Cuando se evapora es el momento de echar las castañas, que habrás cocido anteriormente, y la mitad de la salsa de mostaza. Baja el fuego para que continúe cociendo. Termina añadiendo el puñado de hierbas que reservaste y el resto de la salsa.

Setas al cabrales o queso azul

Corta las setas en tiras anchas y sofríelas con poco aceite hasta que se doren. Salpimienta al gusto. Mientras se hacen, siempre vigilando, prepara la crema de queso metiendo en un cazo queso azul (Roquefort, Cabrales, Gorgonzola, o similar) y 200 mililitros de nata líquida hasta que se derrita, que es cuando incorporamos cebolla en polvo y salpimentamos. Mezcla las dos elaboraciones y sirve caliente.

Risotto de pollo con setas

Esto ya son palabras mayores, o eso es lo que puedes creer, pero vas a ver lo fácil que es hacer el respetado risotto. La clave es la paciencia. Para eso la organización es muy importante, así que empieza por poner el caldo de pollo o verdura -ya sea tuyo o comprado- a calentar a fuego lento en un cazo.

Pela y pica una cebolla que pocharás a fuego suave con aceite de oliva. Cuando empiece a dorar, incluye las setas hasta que se cocinen, que será cuando añades la pechuga de pollo troceada y salpimentada. Cuando esté todo bien hecho e integrado es el momento de echar dos tazas de arroz, que se tiene que remover unos minutos hasta que el grano esté transparente.

Echa una copa de vino blanco y que se evapore mientas lo mezclas. Llega el momento clave, en el que vas a ir añadiendo cacitos del caldo cada vez que el arroz lo absorba: para ello no puedes dejar de remover. Así unos 20 minutos. Cuando ya no te quede caldo, que te cueste seguir removiendo, añade una cucharada generosa de mantequilla. Apártalo del fuego y espolvorea queso parmesano.

Si estas recetas las dominas, entonces, ni qué decir tiene que lo tienes chupado para hacer un simple revuelto o unas setas con jamón. Pero vamos a subir un poco el nivel, ¿no te parece? Nos encantaría que nos enseñaras el resultado de tu maestría en los fogones con este ingrediente tan agradecido. Etiquétanos en redes sociales y danos el gustazo.

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