¡Una castaña!.. y cómo comerla

Castañas asadas, listas para acompañar un plato o comerlas tal cual.

Nuria V. Martín

Es verdad: las castañas asadas son un manjar tan sencillo como ancestral. Pero eso no quiere decir que del tradicional producto del otoño en comarcas enteras como la del Bierzo en la provincia de León, entre otras en España, no puedan salir hacia el paladar sabores muy distintos a través de numerosas recetas, presentaciones y formas de cocinar las castañas. Porque hay muchísimas oportunidad distintas de degustar este alimento en diferentes sabores y texturas.

De todos modos, para dar el gusto a la tradición, se puede empezar por la receta sin duda más conocida, con el objetivo de que no por habitual se pueda olvidar.

Castañas asadas

En el Bierzo e incluso mucho más allá en la provincia leonesa y otras limítrofes, la tradicional forma de asar unas castañas son el magosto, una celebración de siglos atrás que tiene en el fuego el aliado perfecto para un sabor sin comparación.

Pero en cada casa se puede también honrar a este fruto otoñal. Para ello, antes de nada, precalienta el horno a 200º mientras que compruebas que las castañas están bien, y lávalas con agua. Con un cuchillo haz un corte recto o en cruz en un lateral, asegúrate que también alcanzas ligeramente el interior.

Después colócalas en una sola capa sobre una bandeja cubierta con papel sulfurizado o de aluminio. No te olvides de humedecerlas con un poco de agua. Deja que se horneen a media altura durante unos 20 minutos. Sabrás que están listas si al pincharlas las notas tiernas. Ojito que pueden explotar si nos pasamos de tiempo.

Es recomendable quitarles la cáscara cuando estén calientes porque la piel interior se despegará mucho más fácilmente. Y otro consejillo curioso: puedes échales un poco de sal para potenciar el sabor.

Crema de castañas

Sal de tu zona de confort y cambia el estado de la castaña transformándola en crema dulce o salada. Como lees, puedes optar por la opción que más te apetezca. La idea de salado es perfecta como entrante y la dulce como relleno para un postre.

Crema de setas y castañas

Para elaborarla empecemos por lavar bien los dos ingredientes principales. Ya sabes asar las castañas, que también se puede hacer en dos minutos en el microondas, así que cuando las tengas las reservas.

Pela y corta cuatros dientes de ajos junto a un puerro en láminas. Sofríe las verduras durante diez minutos y después añade la mitad de las castañas y las setas. Una vez rehogado todo junto incorpora un caldo de verduras o pollo. Añade una rama de romero y deja que se cueza a fuego lento durante 15 minutos.

Pasado ese tiempo, incluye un chorro de nata líquida, y lleva a ebullición durante un par de minutos. Retira el romero, salpimienta al gusto y tritura con una batidora para conseguir una crema muy fina.

Crema dulce de castaña

Quítales la cáscara y llévalas a ebullición en una olla con agua durante media hora a fuego medio. Cuando las notes tiernas las escurres y las dejas enfriar lo justo para poder manipularlas y quitarles la piel interior. Tritúralas con una batidora o picadora.

Pon 750 g de azúcar en una cazuela amplia y añade un vaso pequeño de agua y calienta hasta conseguir un almíbar ligero. Incorpora una manzana pelada y rallada, una rama de canela o vainilla y las castañas trituradas. Lo remueves bien y lo llevas a ebullición. Deja que se cueza a fuego lento durante 30-45 minutos hasta que veas que espese.

Te recomiendo que lo guardes en un bote de cristal y ponlo boca abajo para hacer el efecto vacío.

Las castañas como acompañamiento

Al igual que las patatas, las castañas pueden ser el tándem perfecto para, por ejemplo, carnes. Una manera muy sencilla de que sean una guarnición de un guiso es asarlas, como ya sabemos, e incluirlas en la olla durante 15 minutos a fuego medio hasta que estén tiernas.

También elaborar un puré con ellas es una buena alternativa y muy sencilla. Cuécelas en una olla con agua con una pizca de sal durante 20 minutos para pelarlas. En un bol júntalas con 220 ml de leche caliente, tritura las castañas, incorpora mantequilla caliente con sal y sigue triturando.

Este fruto seco cocido es como las setas: va genial con casi todo. Por ejemplo, el arroz. Aporta una textura deliciosa para contrastar muy bien con el resto de ingredientes.

Castañas en almíbar

Si le quieres aportar un toque dulce a esa comida saludable, véase ensalada o yogur, aquí te doy una idea con muchas aplicaciones.

Cuece las castañas durante 15 minutos para quitarle la piel, como ya has leído en otras recetas. Si las vas sacando de dos en dos, para quitarles la piel con cuidado para que no se rompan, el resto no se enfrían.

Calienta 1 libro de agua con el 500 gramos de azúcar en un cazo y cuando empiece a burbujear añadimos cáscara de limón y bajamos el fuego. Tiene que espesar hasta tener textura de jarabe. A los diez minutos incluimos las castañas y subimos el fuego. Hervimos durante cinco minutos cuando llegue a ebullición. Cuando enfríen en el recipiente, pásalas con cuidado a un frasco con el líquido.

Marrón glacé

Aquí traemos una elaboración gourmet, ya que en tiendas suelen tener un precio bastante elevado. Ahora puedes cocinar tú esas castañas cocidas y glaseadas en almíbar.

En este caso, una vez que integras las castañas con el almíbar, dejas que se enfríen durante 24 horas. Después las vuelves a cocer ahí durante cinco minutos y las vuelves a dejar otro día más. Haz lo mismo por tercera vez y ya las tienes.

Termínalas con el toque glaseado típico retirando las castañas del almíbar y reduciéndolo hasta que se cristalice el azúcar y vete incluyendo poco a poco cada castaña. Que escurran en una rendija.

Bizcocho

Terminamos con un dulce perfecto para cualquier momento del día. Cuece las castañas peladas en 0.5 L de leche, con una pizca de sal, durante media hora hasta que las notes tiernas. Tritúralas y resérvala. Bate 6 huevos, añade azúcar, y bate hasta conseguir espuma. Integra a esto la crema de castañas junto con la 150 gramos de maicena, 75 gramos de mantequilla y 1 cucharada de levadura removiendo todo muy bien.

Vierte sobre un molde engrasado de mantequilla y, con el horno precalentado, hornea a 170º durante 45 minutos hasta que pinchando un palillo salga limpio.

Ahora ya no podrás decir que las castañas solo te gustan asadas, porque has visto todo lo que se puede hacer con este fruto.

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