Lázaro García Bayón sopesa otro adiós político tras un cuarto de siglo de poder en Villaquilambre y la provincia de León

Lázaro García Bayón junto Alfonso Fernández Mañueco en el pacto de 2019 en Villaquilambre.

Carlos J. Domínguez

Resulta manido pero no por ello menos cierto: el veterano político Lázaro García Bayón ha hecho ya muchas veces honor a su hombre, levantándose de nuevo y echándose a andar después de que alguien, incluso a veces él mismo, le haya señalado como un cadáver político. Y así han transcurrido cerca ya de tres décadas en las que este analista informático ha sabido protagonizar una parte importante de la política provincial de León desde su feudo de Villaquilambre, un ayuntamiento tan pujante en crecimiento como polémico en trifulcas de partido y gobernabilidad.

Se aproximan las elecciones municipales de mayo 2023 y García Bayón deshoja otra vez la margarita de su despedida definitiva de la política municipal activa. Otra vez, sí. Ya lo hizo en ocasiones anteriores, como por ejemplo cuando en 2011 aglutinaba todo el poder municipal posible al ser al mismo tiempo alcalde de Villaquilambre y presidente de la Junta Vecinal de Navatejera e incluso el único diputado provincial de Unión del Pueblo Leonés (UPL).

Amagó entonces con irse pero todavía una década después seguía en el escenario para decidir alcaldías, como la que con su apoyo otorgó en 2019 a un PP que había perdido las elecciones frente al PSOE, después de forzar para ello la escenificación de una firma en la que consiguió sentar al líder popular y presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, que a vez firmaba su renuncia a proyectos que habían sido irrenunciables para el Gobierno autonómico.

Aquella fue la maniobra que colmó el vaso de una UPL en la que García Bayón había sido siempre un baluarte. Llegó su expulsión definitiva de una formación que le incorporó a sus filas en 1999, todavía en el siglo pasado, de la mano del entonces líder José María Rodríguez de Francisco, apostando por su proverbial capacidad de estrategia y su éxito electoral. Tanto que aquel año, con él a la cabeza, la formación leonesista pasó de uno a seis concejales, empuñando así el bastón de mando.

Polémicas, siempre polémicas

Con el apodado Pelines primero y después con su sucesor, Javier Chamorro, siempre formó parte del núcleo duro leonesista, hasta el punto de que en años como el 2000 y el 2004 encabezó las candidaturas al Senado, entre otros muchos cargos. Pero fueron años de mucho poder y, para ello, de todo tipo de pactos muñidos por Bayón en un municipio siempre atomizado y caracterizado por su difícil gobernabilidad. Incluso el que primero fuera secretario municipal, Miguel Hidalgo, acabó por complicarle la vida, llegando a presentarse como candidato en su contra y arrebatándole la Alcaldía, con interminables encontronazos de por medio.

Aquellos años tampoco estuvieron exentos de sonoras polémicas, como las contrataciones de su propio hijo o su pareja en la pedanía de Nava que también presidía en épocas boyantes que acabaron dejando deudas millonarias. O en las dudas de su rendimiento laboral como funcionario en el Ayuntamiento de León, pero que nadie se atrevió a sancionar, y que él siempre negó, poniendo en valor su empeño y celo profesional en momentos muy críticos, como en el terrible incendio que destruyó parte del Ayuntamiento de León y de su sistema informático. Hasta a juicio llegaron algunos proyectos, como la envolvente climática del nuevo edificio Consistorial, pero pese a todo jamás ha habido una sentencia en su contra.

En estos últimos cuatro años, tras despojar al PSOE del bastón y cerrársele la puerta de UPL en 2019, García Bayón ha seguido como tercer teniente de alcalde y concejal de áreas tan sensibles como Hacienda, Régimen Interior, Personal y Nuevas Tecnologías. Declina hacer declaraciones para ILEÓN sobre los pasos que dará en un futuro inmediato quien siempre ha ido de número 1 y difícilmente se resignaría a otra posición.

Es o eso, ir de 'segundón', o jubilarse definitivamente de la política como ya lo ha hecho a sus 66 años de su puesto de funcionario. Pero lo cierto es que ninguno de quienes han sido sus socios o sus rivales políticos se fía del todo hasta que Lázaro desaparezca, si es que finalmente lo hace, de las próximas listas electorales. Porque ya 'resucitó' otras muchas veces.

PP, PSOE, UPL y Podemos-IU ya designaron

Mientras, el resto de partidos ya tiene claras sus candidaturas a dos meses y medio de los comicios municipales. La nueva dirección del Partido Popular que representa Ester Muñoz mantiene la designación del actual regidor, Manuel García, oficial desde mediados de enero, después de que el anterior líder provincial, Javier Santiago Vélez, hubiera sopesado arrinconarle por la batalla interna e incluso judicial que le planteó para discutirle el liderazgo. Algunas voces insinúan recientemente que si García Bayón se mantiene en listas podría ser con hueco en las 'populares', pero nada hay cerrado.

A final de la semana pasada el PSOE hizo lo propio con Jorge Pérez Robles, ratificado en asamblea extraordinaria otra vez como el próximo cabeza de lista tras haber sido alcalde en el mandato anterior y no conseguirlo en éste, pese a ser la lista más votada, por el pacto urdido por Manuel García entre otros con Lázaro García Bayón.

Una UPL ya definitivamente sin su histórico representante ha optado, como en San Andrés del Rabanedo, por hacer una apuesta de renovación. Y en Villaquilambre ha designado y presentado ya a Vicente Álvarez como su esperanza de que también en este municipio del alfoz leonés la opción leonesista vuelva a ser determinante, y sumar así hacia un amplio peso en la Diputación.

Otra candidatura ya decidida en sus cabezas visibles es la confluencia electoral que presentarán Podemos e Izquierda Unida en este importante municipio del alfoz leonés, con el número 1 finalmente para Rita González por la formación morada y Alfonso Morán repitiendo un intento municipal más, en este caso como número dos por IU.

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