El entrañable y reivindicativo villancico del Sagrado Corazón de León: el deseo navideño de un nuevo colegio
Las familias del Colegio de Educación Especial Sagrado Corazón de León llevan tiempo advirtiéndolo: el centro se ha quedado pequeño, desbordado por el aumento constante de alumnado y sin capacidad para ofrecer unas condiciones dignas y seguras a niños y niñas con necesidades especiales.
Este curso la matrícula volvió a crecer y el colegio, unas instalaciones cedidas por la Diputación provincial, ya no da más de sí. La falta de espacio ha obligado a reconvertir zonas comunes en aulas improvisadas, muchas de ellas sin las condiciones adecuadas, y a mantener a una parte del alumnado fuera del propio centro, en aulas prestadas en otros colegios, una decisión que las familias califican de dolorosa porque rompe la unidad del grupo y complica un día a día ya de por sí sensible.
El malestar del Ampa y de las familias se ha convertido en una reivindicación firme y sostenida, a la que se han sumado varias formaciones políticas. Reclaman a la Junta de Castilla y León la construcción urgente de un nuevo centro en León que permita atender adecuadamente a todos los estudiantes y responda al crecimiento de los últimos años. Solo en dos cursos el colegio ha incorporado cerca de medio centenar de alumnos más y actualmente rondan los 120, muchos de ellos con necesidades de apoyo constante, uso de sillas de ruedas, mobiliario adaptado, espacios de terapia y zonas amplias y accesibles.
UPL ha respaldado públicamente la petición y recuerda que la situación “no es digna ni para los alumnos ni para los profesionales”. Las Cortes de Castilla y León llegaron a aprobar una proposición no de ley para la construcción de un nuevo centro en el barrio de La Lastra, aunque la medida, que no fue por unanimidad, no es vinculante y, por tanto, no obliga a la Junta a actuar. Desde la formación leonesista también reclaman actualizar la normativa que regula este tipo de colegios, con ratios que no han variado en 15 años y etapas educativas como la de ‘Transición a la vida adulta’ bajo reglamentos con más de dos décadas.
Así, terminando un año más sin más avance que algunos gestos institucionales sin compromisos concretos, mientras esperan una respuesta real y soluciones inmediatas para el próximo curso -como por ejemplo la instalación de aulas temporales en el propio recinto para evitar desplazamientos, las familias han encontrado una forma muy especial de alzar la voz: un villancico navideño entrañable, cargado de ternura pero también de reivindicación.
En esta canción, en la que han participado docentes y alumnos de todas las edades del centro, no piden juguetes, luces ni magia, solo un deseo, el más importante para ellos: un nuevo colegio que les permita seguir juntos, seguros y atendidos como merecen. Una petición sencilla y profunda, pilotada por Marta Ordás e interpretada por Alba García, del proyecto Miradas, que esta Navidad suena como el canto de una comunidad que solo pide educación y dignidad.