Querría quitarme. La práctica de la hermenéutica resulta extenuante. Explico, si puedo, el significado de la tonta frase. Se atribuye a las redes el moderno –jur, jur, jur– hábito de opinar sobre cualquier materia a lo bobo. Bien, yo diría que siempre ha ocurrido. Desde Altamira hasta Lutero. Desde Nicea al Ventorro. No siempre se ha oído la voz más fuerte y destemplada y no siempre ha triunfado el más perseverante, pero puede dar tal impresión. Esta diríase inédita conjura de los necios –Swift nos ha convertido en genios– no es nueva. De acuerdo que Milei, Trump, Musk, Zuckerberg, Meloni o Abascal son una muestra espectacular de orgullosa idiocia. Pero yo soy viejo como la sombra de las pirámides y me acuerdo de Reagan, Thatcher, Menem, Aznar, Berlusconi y Milikito. Debemos elegir en qué distopía estamos viviendo antes de decidir cómo cacarear. ¿En la de Orwell, con una sola, aunque cambiante, voz, censura de información y tortura al disidente? ¿O en la de Huxley con libertad, droga y tanto entretenimiento que a todo el mundo le tira del pijo lo que le pase al vecino? Esta indecisión aumenta la pereza. Hermenéutica significa interpretación de textos y todo es texto. El oficio de interpretar hace metástasis y uno acaba cuestionándose sobre el manual o la partitura más idiota. ¿Qué siento? ¿A qué se parece? ¿Con qué se vincula o conecta? No es necesario. Ni hacerlo ni compartirlo. Me ha tomado un rato descubrir –o resignarme a– que el hecho de que yo esté viendo, de entre la plétora mediática a la que tengo acceso con TODA LA HISTORIA DEL AUDIOVISUAL precisamente… The Mary Tyler-Moore Show –aquí la pusieron en los setenta del siglo pasado con el afortunado nombre de La chica de la tele– no significa ni se relaciona con nada en absoluto. No debo dar la tabarra sobre cómo trataba asuntos como el periodismo televisivo, la igualdad o la revolución sexual mientras aquí Franco agonizaba, que su spin off fuese la tan bienintencionada e improbable Lou Grant… Podría. El asunto es infinito. Todos los temas son mi tema. En el bendito año 1973 emitían esto mientras el terrorista Carlos secuestraba en Viena a todos los ministros de Energía de la OPEP y partía después a Yemen del Sur, que era entonces una república marxista/leninista –¡hasta 1990!–. En serio. La cantidad de conclusiones que se pueden extraer de estos folclores me fatiga muchísimo ANTES de redactar una sola frase. Ah, frases. La de Los fascistas del futuro se llamarán antifascistas no es de Churchill. Es del senador estadounidense Huey Long, que afirmó en 1937 When Fascism comes to America it will come under the guise of Anti-Fascism. Cuando el fascismo llegue a América lo hará con la apariencia de antifascismo. Bueno. Pues no dio ni una. El fascismo llega a todas partes con la apariencia del fascismo. ¿Ven? La práctica de la hermenéutica resulta extenuante… sobre todo para los demás. Hagan como yo: no practiquen la hermenéutica. Voy a hacer camisetas con ello.