El señor Overton ya no vive aquí

Como voy a hablar de la ventana (o eje) de Overton, pues explico el concepto de ventana de Overton (que era más un estrecho eje, le llamaron ventana después sus amiguitos del Instituto Mackinac. Mackinac, sí, no voy a hacer chiste) porque creo que a la gente no le gusta mirar cosas cuando lee el periódico. Es muy comodona. Bien, Joseph Overton creía que había una estrecha ventana (o eje) donde se localizan las ideas políticas aceptables. Normales, digamos. Más allá de tal vano (o eje), se situarían conceptos lejanos a todo comentario. Siempre ponen como ejemplo cosas chaladas que jamás creímos que se iban a discutir, como el canibalismo, el incesto o la pederastia. Me refiero a su bondad. Que no. Pero. Espera. Ojo. Cuidao. Ahora ya estamos matizando. Elocuentísimo ejemplo: la esfericidad de la Tierra (cosa que no pasa con la Luna, Marte u otros planetas: sobre su esfericidad o planicidad curiosamente no hay litigio porque, afirman, hay fotos. En serio. Pregunté). Se escribe seriamente del Santo Grial como objeto existente. Se censuran libros u obras de teatro o películas. Eliminar impuestos aumenta los ingresos del Estado. Las intraspasables líneas rojas son líneas perforadas como las de recortar los cupones. Jueces desobedeciendo sus propias leyes. Que las personas presuman de robar o prevaricar mientras acusan a los demás de ello. En Castilla y León mujeres tienen que ir a abortar a otras comunidades mientras implementan... oficinas antiocupación. No nos damos cuenta de lo rápido que vuelve uno a la casilla de salida. La ignorancia o la mentira se han convertido en puntos de vista de forma continuada e imperceptible. A la gente le parece razonable. Un señor gana un debate porque suelta más trolas, más gordas y más seguidas. Nos pasamos el rato ya no descorriendo los visillos de la ventana de Overton, sino tirando el tabique y haciendo espacio abierto. Como los gemelos de las reformas.

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