Otra ración más... de nada

Convención del PSOE en León de presentación de Carlos Martínez como candidato a la Junta.

Detesto ser reiterativo en según qué temas y hasta escribir en primera persona, pero es que lo sucedido recientemente en el Palacio de Exposiciones de León acabó por soliviantarme los ánimos. Con aureola mística, como viene siendo habitual en este partido, llegó a nuestra tierra la cabalgata itinerante del PSOE para lanzar la figura de su candidato a las próximas elecciones autonómicas en Castilla y León. Formaban parte de la comitiva varias ministras, alguna de las cuales tendría no pocas dificultades para ubicar a León en el mapa.

No faltó, como era de esperar, el presidente de gobierno con su esbelto talle que lo mismo podría pasar por comercial en un concesionario de automóviles que un buhonero vendiendo crecepelo. Se nos presentó, como exige la ocasión, en cuerpo mortal, es decir, vestido de calle, informal en suma, que hay que cuidar mucho la imagen cuando se va a provincias y ésta ya era la quinta vez que nos visita desde que los incendios arrasaron León. ‘Che passione’ que diría un italiano. 

La parte menos vistosa de la intervención de Sánchez fue que, pese a sus aparentes desvelos por nuestras cuitas, antes bien habló de los inconvenientes del gobierno de Mazón en las levantinas tierras, el rastrero olvido de las mujeres andaluzas con sus mamografías, la incompetencia de Mañueco y su mozo de estoques, Quiñones, para combatir el fuego, que si Feijoo, que si Vox, que si nosotros somos la repanocha y muchas perlas más. En fin, que desgranó todos los problemas del país salvo los que nos afectan a León. ¿A eso vino?   

No faltaron a la cita los quintacolumnistas patrios, ávidos de medrar a cuenta de sus paisanos y excusado sería mencionarlos pues están en la mente de todos. Por acudir, incluso acudieron viejas glorias como Demetrio Madrid, malhadado y único presidente socialista de Castilla y León que fue defenestrado por un Aznar que aún no mostraba la mirada aviesa que exhibe en la actualidad. En las afueras del recinto, según la prensa, una más que tímida manifestación reivindicativa llevada a cabo por tres colectivos, lo que ni siquiera precisó la intervención de los agentes de policía que gentilmente aparecen en las fotos cruzados de brazos. ¡Qué prueba irrefutable de la contundente reivindicación ciudadana en León!

La presentación de Carlos Martínez

Hecha esta composición de lugar conviene referirse al acto en sí por ver si se puede extraer alguna conclusión interesante del mismo, ardua tarea conocidos sus antecedentes. La ‘performance’ o el ‘show’, por dárnoslas de intelectuales, era la ceremonia de armar a Carlos Martínez como caballero que ha de enfrentarse al dragón salmantino en los comicios de los idus de marzo. Este soriano, no sabemos si salido del Moncayo, de Numancia o de la Laguna Negra, que ha llegado a León como un expedicionario con salacot incluido, es una mixtura ecléctica entre el Capitán Alatriste y el Caballero de la Triste Figura.

El candidato en cuestión es el alcalde de la ciudad de Soria y por eso, la propaganda oficial de su partido ha estimado conveniente promocionarlo con carteles donde reza el lema 'Un alcalde para Castilla y León'. Tal vez Castilla y León necesite un alcalde, pero León necesita mucho más que un alcalde, prueba de ello es que el alcalde de León no ha tenido a bien sumarse a este aquelarre de puños y rosas, aduciendo excusas peregrinas como que no había sido invitado oficialmente por su partido o que tenía que asistir en Ayamonte a la celebración de unas jornadas pías. ¡Viva la aconfesionalidad que consagra la Constitución! 

Este pobre candidato celtíbero conoce poco León y su idiosincrasia. Las frases, que al parecer ha pronunciado, han echado por tierra la pretendida ascensión del Partido Socialista que confiaba en que los incendios de este verano rindieran jugosos dividendos electorales. A mí personalmente en vez de desprecio me ha despertado ternura. Escuchar de boca de alguien frases como “León es mucho más con Valladolid y Valladolid con León, porque los proyectos identitarios nos refuerzan” o “Me critican porque digo 'CastillaLeón' seguido. Habrá que decir Castilla y León y Soria y Burgos y Valladolid y Segovia” son palabras huecas que resuenan en espacios diáfanos y que se quedan tan sólo en un hálito, sin materia que las sustente. 

De todos modos este primer edil soriano ha sido aclamado por la hinchada socialista entre la que sin duda se encontraría una buena representación de leoneses. Quiero pensar que tragarían sus palabras como si fuera acíbar, claro que, a lo mejor esperaban de él al sumo pontífice que desde un papamóvil improvisado, hisopara a sus correligionarios con escobilla de váter, tal como hizo con los vecinos del pueblo soriano de Tardelcuende, para ofensa mortal del Partido Popular, Vox y hasta los Abogados Cristianos, siempre tan ofendiditos ellos, que van interponiendo querellas por los campos de España.

Socialistas vendidos

Se prodigaron en el evento aplausos, mirarse el ombligo, autobombo y reafirmaciones entre los asistentes o quizá fuera mejor decir entre los circunstantes. Sea como fuere se me antojan algunas consideraciones que no quisiera dejar pasar por alto. Quiero dirigirme a los militantes socialistas que acudieron jocosos a este acto de autoafirmación. ¿Cómo tenéis el cuajo de vender vuestra tierra por un mísero plato de lentejas? ¿Acaso no veis que con vuestra actitud estáis contribuyendo al desmembramiento de ese León que decís enaltecer? No confundáis cosechar votos con legítima representatividad, porque carecéis de ella.

Termino mi alocución a las huestes socialistas leonesas apelando a su dignidad y a su ética, si es que alguna les queda, diciéndoles que si de verdad son consecuentes con su cacareada honradez, deberían convocar a todos los medios gráficos y audiovisuales del país y, cogiditos de la mano con la militancia del Partido Popular de León, pedir solemnemente perdón a todos los leoneses por la cuarentena, no de días, que eso queda para las epidemias de peste o cólera, sino por la cuarentena de años a la que nos habéis sometido de la forma más ignominiosa y humillante. Os quejáis del ascenso de Vox que no vive de sus aciertos, porque no los tiene, vive de vuestra inoperancia, vuestra incapacidad y vuestro egoísmo.

Sólo un apunte final, suscribo plenamente las palabras de mi compañero de columna de opinión, Cheva. No sé si los partidos políticos con sede en el País Leonés se han hecho acreedores de nuestro voto, pero antes que votar a partidos que tienen su sede en Madrid, sería preferible abstenerse. El último fin de semana nos han dado sobradas razones para ello.

Tomás Juan Mata pertenece a Urbicum Flumen, la Asociación Iniciativa Vía de la Plata

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