Menosprecio de corte y menosprecio de aldea también
La revista Viajar encarga a una AI que busque el pueblo más feo de cada región y en Asturias, por ejemplo, decide que es... ¡Avilés! Con dos cojones. Ignoro los criterios que se le programaron, pero siempre he dicho que en Inteligencia Artificial hay mal, por lo menos, una palabra. Ah, en León, y con similares parámetros, supongo, salió La Robla. Conclusión: nada debemos temer de las inteligencias artificiales: solo nos han alcanzado en decir chorradas y con tal habilidad ya nos manejábamos con desenvoltura. Los pueblos suelen ser feos. Casi todos –no precisamente La Robla y mucho menos Avilés que ni siquiera es un pueblo y se parece en la actualidad a Mónaco–. ¿Es tan bella u horrible la población como su recinto? La gente es igual de idiota en ciudades y pueblos, solo que en los pueblos los encuentros son más frecuentes, cosa que, paradójicamente, no mejora la convivencia. El nativo rural español –es su privilegio– hace lo que le da la gana siempre que fastidie a alguien. El nativo rural español odia profundamente la naturaleza, o la tierra, como también se denomina: su aspecto, contenido y olor les parece una ofensa personal que modifican para destruir en lo posible con las herramientas a su disposición. El nativo rural español también detesta la arquitectura y, sobre todo, aborrece al vecino. Cosa normal en el maniaco entorno que van modificando –a peor– minuciosamente. Asimismo, como en todas partes, existe una gran hostilidad hacia el silencio, combatido con energía utilizando vehículos y máquinas con motores de tres y cuatro tiempos, motosierras, disco/móviles, escopetazos, animales de granja y hasta campanas y campanarios. El hombre de campo, indiferente a su biotopo, es básicamente un hombre de acción, aunque siempre se le vea inmóvil. Primero ejecuta, después, piensa. Primero vierte, quema, arroja, sofoca. Muy luego advierte. Nos encontramos ante un ser, más que nada, libérrimo. Enemigo de arbitrarias leyes y timoratas trabas. Ante la justicia de hombres y bestias él se antepone y yergue como amo natural de territorio y subvención y, así, exige que impúberes canéforas le aporten el acanto. Y el gasoil. Es emprendedor. Y a buen emprendedor, pocas palabras bastan. De hecho yo creo ya que me sobran bastantes. Y que me he ido del tema. Que era que chatGTP es tonto. Me parece. Por decir que Avilés o La Robla son feos. Y por trabajar gratis.