Una legión 'fascista' conquista la sociedad
Sin duda la crisis capitalista de largo recorrido en la que nos encontramos es responsable de la fractura social que estamos viviendo. La crisis actual, la cual no se sabe muy bien si estamos alejándonos o acercándonos a otra, se ha convertido ya en parte de la tediosa normalidad.
Todos los efectos de esta crisis como la dificultad de acceso a una vivienda, la carestía de la cesta de la compra, privatización de servicios públicos, o una creciente precarización en los puestos de trabajos a ya nadie le sorprende. Los políticos profesionales mientras tanto continúan sus estériles enfrentamientos sin tocar aspectos fundamentales como los beneficios millonarios de empresarios y bancos, los procesos de especulación financiera e inmobiliaria, la crisis ecológica o el empeoramiento de las condiciones de vida de la gran mayoría social. Todo esto además está sucediendo en un momento marcado por la austeridad presupuestaria marcada por Europa, el genocidio en Palestina perpetrado por el estado sionista de Israel, y el redoble de los tambores de guerra para un nuevo ascenso bélico de occidente.
En la actualidad resalta un elemento que surge y se nutre de esta crisis estructural que sufrimos y la que parece que no se va a resolver a corto plazo. Hablamos del ascenso del fascismo y sus múltiples manifestaciones en toda Europa como pudimos ver con los resultados de los partidos de extrema derecha en estas elecciones europeas o con el caso aquí en León de los vecinos y vecinas aterrorizados/as porqué se va a abrir un centro de ayuda humanitaria para refugiados y claro, estos no son blancos ucranianos y son “una legión de migrantes llegados de Canarias” que rezaba la portada del Diario de León. El fascismo por tanto no solo es un proceso histórico que va y viene, sino también estética, discurso, valores que es capaz de acumular una gran fuerza, de brotar como una espera en cualquier lado y colocar el debate donde el quiere. Lo hizo siempre y lo está haciendo muy bien en la actualidad
Pero: ¿Cómo se origina el fascismo? ¿Es una cosa del pasado y de unos pocos? La sociedad regida por el mandato de los capitalistas avanza, el estado de bienestar desaparece por su incompatibilidad con las necesidades de lo más ricos para ampliar sus ganancias. Es así como tienen que privatizar, reducir gastos, subir precios y arañar beneficios a costa del empeoramiento de las condiciones de vida y laborales de la mayoría social. La crisis rompe la ficción de la paz social que en momento de bonanza se compra o se maquilla. Se caen las caretas. Entre el individualismo, la despolitización mas absoluta, y la superioridad moral, se cocina el fascismo, sobre todo en ciertos sectores de lo que se podría llamar clase media. Esta clase media le cuesta cada vez mas reproducirse, y vive un proceso de empobrecimiento generalizado, debido a la inflación, la temporalidad laboral, dificultad para endeudarse... de ahí que se originen unas condiciones no solo económicas, para que cojan fuerzas toda una serie de creencias, y visiones que alientan al fascismo y mas en territorios empobrecidos y con tanta población activa dependiente de las fuerzas de seguridad, del ejercito, del estado como es León.
Ni la derecha evidentemente apoyando directamente al capital, ni la socialdemocracia impotente, que gestiona el estado sin trastocar las leyes fundamentales del capitalismo, ponen realmente un freno a esta tendencia de empobrecimiento y crisis. Por lo tanto estas clases medias reaccionan con miedo, rechazan un supuesto igualitarismo que encarna el estado, y se afianzan en la idea del sálvese quien pueda, de restringir la riqueza social a unos pocos como en el caso de León negar la ayuda a personas que huyen de la guerra, de la violencia y de la pobreza mas absoluta.
Esta clase media encarna y es objetivo de los grandes partidos políticos, para acabar atrincherándose en la necesidad de mano dura, de atomización social, de represión, culpando al empeoramiento y desestabilización social a los pobres, a las minorías, a los otros hostiles, a los migrantes, a los diferentes... etcétera. Así en León los vecinos temerosos y con participantes de la extrema derecha, denuncian que el centro traerá delincuencia e inseguridad, ya que en otros lugares ya sucedió de tal manera.
Esta clase media débil, cada día más conservadora y menos progresista, es quien encarna el auge del fascismo y el ascenso de la reacción; ya sea en su versión electoral, en internet y redes sociales con el aumento del racismo, del antifeminismo y negacionistas de la violencia machista sobre todo entre hombres de mediana edad y la juventud, o de la paranoia colectiva instigada por los medios, contra la ocupación o contra los llamados menas…
Todas estas manifestaciones tienen un denominador común: sacar de la ecuación a una gran mayoría social encarnada en la amplia y diversa clase trabajadora y legitimar la ofensiva burguesa a nuestras condiciones de vida en momentos de crisis como el actual que encima permiten el ascenso de la violencia contra estos sectores: miles de agresiones racistas, tránsfobas y homófobas, o la permisividad ante el sexismo y acoso sexual.
Propagación de bulos y demagogia
Esta propagación de bulos y demagogia en la que se basa la táctica actual fascista que domina todo despersonaliza la persona y apela a volver a un pasado falso y romantizado sin conflictos donde aparentemente reinaba la paz e igualdad. Ya nos dice la historia que esto es totalmente falso y que el fascismo busca la pulcritud, la supuesta esencia que no hubo nunca. Siempre fuimos mezcla, flujos poblacionales y multiculturalidad en progreso. Su objetivo para generar esa falsa paz social acorde a los intereses de las capas altas es generar una clase media nacional integrada, de valores patriotas, conservadores, y reaccionarios que domine a la masa amorfa que supuestamente no quiere trabajar, no respeta la normas sociales, que invade, que viene a delinquir, que copa las instituciones para instigar su lucha cultural.
Este fascismo mas allá de la defensa de cierta oligarquía tradicional, iglesia, militares y judicatura que podía representar el franquismo y que llega hasta nuestros días, mas allá de que se organice en nuevas organizaciones y partidos como Vox, o Se Acabó la Fiesta o no se organice formalmente pero que domine internet por medio de youtubers, instagramers y millones de trolls en redes sociales como podemos ver al leer las noticias del centro de ayuda a refugiados aquí en León, genera una hegemonía cultural reaccionaria que legitima el giro autoritario del estado; exige mano dura, niega la solidaridad, espera mas represión y mas violencia.
En esto consiste el auge del fascismo: en ser una herramienta del capital que propicia una reacción temerosa en la clase media contra el proletariado, una competencia feroz dentro de la propia clase trabajadora con el odio al migrante, en ser un freno a las políticas mas progresistas como en materia de derechos políticos y civiles, la cuestión de la mujer o LGTB, y que construye una paranoia colectiva para beneficio de empresarios y políticos que incluso llega a negar la crisis climática. Esto es el fascismo. No solo tenemos que entenderlo como partidos de extrema derecha o nazis en las calles y gradas, sino como una expansión mas o menos sistemática de las ideas reaccionarias y autoritarias que infecta todos los estratos, espectros ideológicos incluida la izquierda y contextos sociales (el barrio, el trabajo, en clase, el ocio, la familia…). Normaliza ideas, crean consensos, desplaza el sentido común, difunde valores para atacar al otro y al supuesto diferente, y cierra filas de quien es ciudadano, quien tiene derechos y quien no… etcétera.
Así es el auge del fascismo
Este auge del fascismo no surge solo, ni de un día para otro. Es fruto de un proceso histórico, que tiene responsables, objetivos, tendencias, cómplices, resistencias y víctimas. Es fomentado desde los grandes altavoces culturales como los medios de comunicación, las redes sociales, o los partidos políticos… etcétera. Ya sea la derecha llevando a cabo ataques a nuestras libertades colectivas y a nuestro salario, legitimando un genocidio como el de Palestina, tomando como aliados a partidos aún mas de extrema derecha como en Castilla y León con Vox, o también su contraparte la socialdemocracia, con sus discursos inertes sobre los conflictos que vivimos a diario la clase trabajadora, su falta completa de capacidad para atajar los problemas que originados de la crisis que dan alas al fascismo, con sus respuestas tibias al fascismo, acatando órdenes de la oligarquía para llevar adelante los presupuestos más militaristas de la historia, incumpliendo promesas como la derogación de la ley mordaza o con sus apelaciones abstractas a la democracia y al respeto, nos demuestran que son responsables de generar un caldo de cultivo adecuado para que germine el fascismo. Pero nos da a la par una buena lección, al fascismo se le frena colocándonos en otro punto y generando una estrategia independiente. Generando una respuesta organizada acorde al momento en el que nos encontramos y no cayendo en el chantaje del voto antifascista o alianza antifascista en las instituciones o situándonos de forma moralmente altiva como hace cierta izquierda. Los resultados hablan por si solos.
El fascismo es un monstruo, una rueda que crece, gana y adquiere una fuerza a veces impredecible. Al fascismo por tanto se le combate con todos los medios ya que es un proceso complejo y cambiante pero siempre de forma independiente de aquellos que no están dispuestos a derrumbar los pilares que fomentan la existencia del fascismo para desmontar sus bulos y sus mentiras como está pasando en León contra las discursos racistas y de odio al migrante. Desarticular sus acciones y ataques. Luchar culturalmente con política y organización de clase. Hacer de la clase trabajadora un sujeto político propiamente con voz propia, que abarque y organice toda su riqueza y heterogeneidad de forma internacionalista. Generar el programa común socialista que logre dar respuestas y salidas reales a los conflictos y problemas existentes para lograr vencer al viejo mundo que representa el fascismo.