Luto por la muerte de Casimiro Murgoitio de Lama ‘Caracha’, un héroe del fútbol local lacianiego de la posguerra

Caracha, izquierda, junto a Alfonso Cosmen.

Luis Álvarez

La muerte este sábado de Casimiro Murgoitio de Lama tiñó de luto al fútbol lacianiego este fin de semana. Con él, se despide una generación de futbolistas épicos, que abrieron con su juego una afición que se ha mantenido viva en la comarca hasta la actualidad. El lunes a las 12.00 horas se celebra el funeral en Villablino.

Casimiro, conocido popularmente como ‘Caracha’, había nacido en 1926 en Villablino, donde residió siempre. Menudo de cuerpo, desde muy joven ya mostró el gusto por el fútbol. Con apenas 16 años ya jugaba con gente de mucha más edad que él, incluso le doblaban los años, en el club de Villablino.

Yo no llegué a verlo jugar nunca, pero me contaron los que sí compartieron con él equipo y otros que disfrutaron de su juego como público, que era un jugador poco habitual para aquella época. “Pequeño, fino, elegante, de muy buena técnica con su pierna izquierda”, pero al que le achacaban un solo defecto, como me comentó ‘Puchades’, “era un jugador de sombra”, con lo que quería explicar que no le gustaba sudar mucho, “si había sombra en el campo la buscaba y trataba de no salirse de ella”.

En los años 40 fue llamado por la Ponferradina para hacer pruebas junto con otro coetáneo de Villablino, Aquilino Iglesias ‘Piti’. Así me lo contó él mismo hace ya algo más de dos décadas: “Estuvimos una semana en Ponferrada con la pensión pagada entrenando con el equipo, la verdad es que no nos gustó nada el ambiente, nosotros éramos unos nenos de menos de 20 años, ganábamos ya más aquí trabajando que lo que nos iban a pagar en Ponferrada”.

Trabajó toda su vida en MSP, en el taller mecánico. Yo tuve la oportunidad de hablar con él largas horas y disfrutar escuchando sus anécdotas hace unos años cuando recogía información para un pequeño trabajo sobre el fútbol local. La narración de los viajes gloriosos que hacían para jugar muchos partidos me cautivó.

Casi siempre en camionetas al descubierto, con unos tablones como asientos y si hacía mucho frío, como en un viaje a Cangas parando a recoger unos 'brazaos' de hierba segada en unos prados, para taparse con ella y librarse del fresco que provocaba la niebla al cruzar por Leitariegos.

Hay un viaje que quedó para la historia. En 1952 el equipo de Hullas del Coto Cortes (HCC), jugaba la fase final del torneo Asturleonés de Educación y Descanso. ‘Caracha’ jugaba con HCC porque MSP les había dado permiso, junto con otros tres trabajadores, para acudir a los partidos.

La semifinal del torneo los enfrentó a un equipo de una empresa minera de Teverga (Asturias), a casi 70 kilómetros de Caboalles de Abajo, desde donde salían, teniendo que pasar el puerto de Ventana. El viaje lo hicieron en dos camionetas en que se amontonaban jugadores y aficionados, así lo recordaba Casimiro. “Llegamos a Teverga, jugamos el partido y ganamos. A la vuelta paramos en un prado subiendo el puerto de Ventana, para comer unas empanadas. Era un día de fiesta divertido”.

Como hombre alegre, para el que la vida era algo divertido digno de ser disfrutado, siempre con una sonrisa para cualquier petición que le hicieses, creo que no le gustaría que estos días fuesen de tristeza por su marcha, sino más bien de devolverle una sonrisa y disfrutar de alguno de los recuerdos agradables con los que nos hizo más afable el hecho de haber podido convivir con él.

Para mí, recordarlo siempre será motivo de sensaciones dichosas e inevitablemente se me dibuja una sonrisa. Como recuerdo, lo bien que lo pasamos el día que, con más de 70 años, accedió a vestirse otra vez de corto en el Polideportivo de Villablino, para hacer unas fotos en las que logramos reunir a cinco generaciones de futbolistas locales.

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