Caboalles de Abajo se vuelca en la recreación de la entrega de la Carta Puebla en 1270

Día del Valle de la Libertad en Caboalles de Abajo.

Luis Álvarez

El Día del Valle de la Libertad volvió a convertir a Caboalles de Abajo, un año más, en un pueblo solidario en pos de un empeño común, la recreación medieval de un acontecimiento notable de la historia local de la comarca, la concesión real de la Carta Puebla en el año 1270.

El mayor éxito de la propuesta de celebración que lanzó la asociación Inculca (Iniciativas Culturales de Caboalles de Abajo) ha sido el provocar entre sus vecinos una acción de fraternidad y trabajo en común, incitándolos a ser partícipes y protagonistas de estos actos, convirtiendo este primer fin de semana de julio en una fiesta, en cada nueva edición más relevante.

Ni la amenaza climatológica de lluvia, que amenazó toda la mañana, con cielos cubiertos de oscuros nubarrones, llegando a chispear en algunos momentos, fue un impedimento para deslucir la celebración que se inició con una misa cantada en el viejo templo de Santa María.

La coral Santa Bárbara con sus voces dio realce al acto religioso, interpretando cánticos gregorianos, mezclados con polifonía y piezas de música clásica de Handel, que con la buena acústica del pequeño tempo favoreció el deleite auditivo de los asistentes a la misa.

Al finalizar el acto religioso, el atrio del templo, fue el lugar elegido para el pregón de la fiesta a cargo de Chelu (José Luis Álvarez) uno de los colaboradores de Inculca, con la presencia de los principales promotores de la fiesta y autoridades locales. La alcaldesa pedánea saliente María Teresa Martínez, aún en funciones y José Luis Real quien la sustituirá en el cargo, numerosos vecinos vestidos de época, con escolta de guardia armada de figurantes, el mantenedor de este año don Aniano Bobis, presidente de la Casa de León en Sevilla, y público en general acompañaron al pregonero y autoridades en un paseo para la apertura del mercado medieval y el campamento infantil, instalados en una pradería próxima, donde por la tarde se iba a teatralizar la entrega de la Carta Puebla.

Por la tarde hasta el clima se avino a renunciar a sus amenazas de lluvia y las nubes abrieron grandes claros al sol para que luciese mejor el colorido de los numerosos figurantes, actores de la recreación y desfile de todos con pendones, emblemas y enseñas.

El presidente de Inculca, José Luis Montes, valoraba como muy buena la jornada y agradecía la participación de los 40 integrantes de la Guardia de los Templarios, que se desplazaron desde el Bierzo para participar en los actos y los 29 integrantes de la Hermandad de la Grichándana Dorada, quienes también hicieron entrega de sus galardones anuales a personas implicadas en diversas actividades, culturales, económicas, sociales o deportivas relacionadas con el pueblo.

El fin de fiesta lo puso la opípara cena medieval a la que acudieron 110 comensales, en los jardines del hogar de pensionistas La Chaniecha, que tiene ese nombre porque así se llamaban los prados en que se construyó la escuela y casa del maestro en los años 40 por la Fundación Álvarez de la Puerta y que ahora ocupa el hogar de jubilados.

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