Cine

'Cinco lobitos': madres

Un fotograma de la película 'Cinco Lobitos'.

Antonio Boñar

Alauda Ruiz de Azúa se presenta al mundo con Cinco lobitos, una historia tan bien escrita como rodada, tan real como la vida misma, tan cercana a sus personajes como para que cualquier diminuta peripecia que les suceda llegue a tocarnos de manera muy íntima. Este es un retrato de interior sobre gente normal que tiene problemas normales y que se quieren como nos queremos todos, muchas veces con torpeza y a veces con paciencia, cometiendo errores y aprendiendo de cada uno de ellos un poco más sobre el significado de la palabra generosidad. Pero además, su fotografía fija de esta familia enfoca concretamente ese amor de madre que dicen incondicional pero que cuando llega en forma de bebé pone la vida del revés y lo altera todo: rutinas, sentimientos y certidumbres.

Cuando Amaia se convierte en madre su pequeño mundo cimentado a fuerza de costumbres se tambalea por completo y su realidad cotidiana se llena de lloros, desapegos, pañales, precariedades emocionales e incertidumbres ante el futuro. Porque ser madre también debe ser eso, tener miedo de todo, miedo a que esa nueva criatura tan frágil y desvalida como un pajarito sufra, miedo a no tener suficiente amor en tu interior para darle, miedo a la responsabilidad, miedo a perder todo lo conseguido hasta entonces, ese miedo que traen consigo los grandes cambios de la vida, ese miedo tan profundamente humano como para enseñarnos que no existen las madres perfectas.

Lo mejor de esta notable película es ese naturalismo veraz y alejado de la más mínima condescendencia que envuelve la historia que se nos cuenta. Una historia que por otra parte no tiene nada de extraordinaria y que quizás por ello, por mostrarnos las frases más comunes que conforman el cuento de cualquier familia, sea mucho más trascendental que cualquier otra que nos hable de lugares lejanos o seres fantásticos. Lo ordinario se transforma así en lo sustancial, lo cotidiano en lo esencial. Cada gesto importa porque cada gesto nos desnuda un poco más ante la gente que mejor nos conoce. Como estas dos madres confrontadas en la convivencia forzosa que exige la llegada de un nuevo miembro a la familia: una que se está despidiendo de la vida y otra que todavía no sabe qué hacer con su título de madre recién adquirido, que solo intenta capear el caos que viene con el cargo.

Etiquetas
stats