La autoedición, solución para escritores noveles que quieren publicar sus obras

Marina Díez con uno de los ejemplares de su poemario.

Miguel Tejerina

Los servicios basados en internet están revolucionando muchos aspectos de nuestra vida cotidiana, desde aspectos básicos como la comunicación con aplicaciones de mensajería instantánea hasta otros más extraños como lavadoras y calefacción con conexión a internet. La edición de libros es otra muestra de la diferencia que causan en el mundo real los servicios basados en la nube, pues está reduciendo un negocio tan antiguo como rentable, al menos hasta hace unos años.

Las editoriales siempre han sido parte del circuito literario, ese que está formado por autores, editores, impresores, libreros y, por último, los lectores. Sin embargo la posibilidad de que el propio autor sea también editor utilizando herramientas en línea para la publicación de sus obras acerca al creador de la obra a su objetivo, el lector. Y también se evita uno de los pasos más odiados por los escritores: tener que pasar el filtro editorial que decide si una obra artística es válida o no en función del margen de beneficio económico que podrían conseguir.

Es por ello que en los últimos años se ha producido un auge de los servicios de autoedición, como son Amazon CreateSpace, Lulu o Bubok. Mientras que CreateSpace se trata de la herramienta de Amazon que te ayuda a publicar en su plataforma, ya sea un libro electrónico o en papel, Lulu y Bubok son servicios editoriales bajo demanda, es decir, permiten hacer lo que hace una editorial sin pasar filtro. Pero en estas dos últimas los servicios que te ofrecen hay que pagarlos, mientras que en CreateSpace el cobro se hace dependiendo de lo que vendas.

¿Cuál es la diferencia entonces? Que en Bubok y Lulu pagas a priori para que publiquen tu obra, dependiendo el dinero de qué tipo de servicio quieras, mientras que en CreateSpace la empresa se lleva una comisión por cada uno de los libros vendidos, pero no cobra nada a priori a no ser que necesites ayuda en la edición. Se podría decir que los servicios de Bubok y Lulu son los de una editorial (promoción, corrección, maquetación), mientras que los de CreateSpace son los de impresión y distribución, pero es el propio escritor el que hace el resto.

Este último tipo de servicio es el que eligió Marina Díez Fernández para publicar su poemario 'Solo sonrisas y pensamientos', un libro “que trata del amor, si, pero de amor a la vida, de afán de superación, los primeros poemas son más de desamor, explican un poco la historia de amores y desamores de etapas de la vida, y luego una segunda parte que trata más de un amor idílico”.

Pese a haber tardado “relativamente poco” en escribir el libro, considera que ni añadiría ni quitaría nada al mismo: “hay etapas como escritora en las cuales tienes como la creatividad subida, hay días que escribes mucho y luego meses que no escribes nada. Así que no sé si por circunstancias personales o por estrés, escribo más para relajarme, y me he estado preparando unas oposiciones, por lo que mi mente creativa ha estado a pleno rendimiento. Pero en el libro están las que tienen que estar, es la historia de un año, de este último año. Quería que acabara ahí. La poesía se tiene que escribir para lo que se tiene que escribir y esta historia se acabó donde acaba en el libro, no me voy a poner a adornarla con florituras”.

Hay una nota de orgullo, una sensación de alegrarse con el trabajo bien hecho, que se desprende su voz, aunque reconoce que al principio le costó darse cuenta de que había conseguido publicar su libro. “La sensación de tener el libro después de tanto tiempo editándolo digitalmente, tenerlo en formato físico, para mi que soy madre es como la sensación de tener un hijo. No sé, hasta que no lo tienes en tus manos no eres realmente consciente de que lo has hecho, de que es verdad, que lo tienes ahí y lo has conseguido. Hasta que no me llegó yo creo que no fui consciente del todo, hasta que no lo tuve en papel, y ya se estaba vendiendo y todo. Hasta que no abrí la caja de amazon y claro, me puse a leerlo, no fui consciente de que es mío. No es lo mismo leer el borrador que ver la versión final en papel, ir pasando las páginas y ver que es algo que has escrito tú”.

Como cualquier otro escritor que quiere empezar a publicar sus obras, Marina intentó hacerlo a través de una editorial, hablando con una de León, que rechazó porque las condiciones que le ofrecían eran “muy cutres” y al ser una completa desconocida no puede llegar a una gran editorial. Sin embargo, hay algo que tenía claro, el libro tenía que ser en papel, porque en su opinión la gente que lee poesía prefiere tener el libro en formato físico. Por ello se decidió por Amazon, cuyo libro de bolsillo son “7 euros, algo que en las editoriales no encuentras por menos de 12 euros”.

Aunque no ha empezado de cero, al menos no totalmente, ya que ya tenía experiencia editando con programas como InDesign, algo que también te pueden hacer desde CreateSpace aunque te aumenta el presupuesto. Si el libro es autoeditado la empresa se lleva una comisión “lo que les cuesta hacer el libro y luego la comisión de venderlo por Amazon, creo que es un 20% o algo así. Cuando realmente si lo haces con una editorial la que se llevaría el 20%, con suerte porque normalmente es un 10% o menos, sería yo”. Además tiene la posibilidad de vender a cualquier parte del mundo con unos gastos de envío mínimos.

En cuanto al sistema de pagos de la empresa está bastante contenta, aunque para ella fue un poco complicado de entender porque es una empresa americana y hablas con ellos en inglés, pero también tienen un apartado en el cual te tutorizan, y resuelven las dudas mediante una cita con ellos y por Skype te la solucionan.

“Para poder poner a la venta el libro, lo bueno de Amazon es que solo se llevan lo que tu vendes y ellos se encargan de todo, hasta que al final de mes te dicen ”has vendido tantos ejemplares, toma, esta es tu parte“ y ya está, no tengo que hacer ningún gasto ni hacer una inversión. Eso si lo autoeditas, claro, si dejas que te lo editen ellos pues te sube a unos 600 euros, pero te quitas todo el trabajo de edición.”

La que considera la peor parte de todas es el tener que hacer la promoción y la venta, o tener que comprar libros para la gente que se lo pide porque no se atreve a comprar por internet. Por ello ha hecho un pedido de 200 libros, los cuales repartirá entre esos conocidos y también en librerías de la ciudad, estando ya en la Librería Universitaria, en la Librería Leopoldo y Doce Gráficas.

De momento está muy contenta con la acogida del libro, algo que no se esperaba al ser poesía, dice que hay gente que lo ha leído por haberlo escrito ella y que le dicen que no tenían esa idea de poesía. Además considera que toda la experiencia de autopublicar un libro ha sido arriesgada, “porque no te esperas que la gente realmente vaya a comprarlo. Tú en Amazon tienes una cuenta en la que cada dos o tres días te actualiza el número de ejemplares vendidos y yo es que he vendido 150 libros de poesía y no me conoce nadie, sin haberlos traído aquí a León. Es que no me lo puedo creer”.

“Eliges todo lo que haces, todo lo he diseñado y hecho yo, es hacer el trabajo de una editorial pero haciéndolo yo. En una editorial no tendría esa libertad”. Quizás por eso no se le quita ese tono de orgullo cuando habla de su poemario, porque puede considerarlo como suyo y de nadie más.

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