Jennifer García Carrizo, 'astronauta' en Marte (simulado): “Me impresionó ver lo fácil que fue adaptarse a vivir con poco”
No pasa todos los días, ni siquiera es probable que te pase una vez en la vida, pero la leonesa Jennifer García Carrizo, de 33 años, ya puede vanagloriarse de verdad ser un poco marciana tras haber pasado dos semanas en Marte; aunque fuera de forma simulada.
Una aventura única como participante de la misión Hypatia II, compuesta exclusivamente por mujeres y llevada a cabo por la Asociación Hypatia Mars española, en la que esta incansable y activa profesora de Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid con un montón de proyectos a sus espaldas fue elegida en marzo de 2024 –junto a otra leonesa, Laura González-Llamazares que será su sustituta en 2027– para una estancia en la base de la Mars Society. Recordando a los dos astronautas de la ESA, Pablo Álvarez y Sara García Alonso, y al suborbinauta Jesús Calleja, esta profesora de Publicidad y Relaciones Públicas ya comentó en una entrevista anterior con ILEÓN que “parece que los leoneses tenemos una conexión especial con el espacio”.
Jennifer García Carrizo estuvo dos semanas en la base de la Mars Society en el desierto de Utah (Estados Unidos de América) y la misión se centró en investigar los efectos de una estancia de este tipo en el planeta rojo en el cuerpo de la mujer. Por eso las misiones Hypatia están compuestas por personal femenino. Las tripulantes llevaron a cabo una antropometría antes y después de su estancia en Utah para comprobar los efectos de la misión análoga con restricciones de movilidad y alimentación y también usaron una copa menstrual para demostrar que no es necesaria la supresión del periodo en las astronautas mediante métodos hormonales. De hecho, consiguieron demostrar que el flujo menstrual es un buen fertilizante para los cultivos; algo que puede parecer extraño, pero que en entornos muertos como el planeta rojo es un elemento de vital importancia para garantizar el suministro de alimentos. Puede parecer baladí, pero la perspectiva de género es fundamental para poder garantizar la supervivencia en la exploración espacial del sistema solar. Y este tipo de misiones así lo certifican.
Además, realizó salidas a la superficie marciana con un traje espacial simulado y se encargó de realizar un documental para registrar lo ocurrido en la misión y de capturar con tecnología de imagen de 360º la base marciana simulada para generar una visita virtual a la misma.
Muchas cosas que hacer sin parar durante la misión que se desarrolló del 2 al 15 de febrero pasado, pero que le han dejado un recuerdo de una experiencia tan impensable hace dos años para ella como imborrable para toda su vida. Y dando ejemplo a las niñas y demás mujeres del planeta, algo que podrá seguir haciendo divulgando esta singularísima experiencia. De la que se vislumbra algo en esta entrevista.
¿Cómo ha sido la experiencia de simular una misión a Marte?
Sin duda alguna, es una experiencia maravillosa. Lo cierto es que al final, aunque el proceso de preparación sea largo –el proyecto de investigación que he desarrollado ha llevado más de un año en planificarse–, la experiencia en sí allí se hace muy corta. Son 14 días en los que tienes que seguir una rutina muy estricta y en los que todo está planificado. No hay un minuto que perder; el tiempo en una base de investigación como esta vale oro.
¿En qué consistió tu misión?. ¿Cuál fue la tarea que tenías asignada?
Tenía dos grandes tareas asignadas. Por un lado, al ser la periodista de la misión, mi tarea diaria era enviar reportes a Control de Misión resumiendo las tareas realizadas cada día con un enfoque divulgativo. Si alguien tiene curiosidad, pueden verse en esta página web.
Por otro lado, tenía que desarrollar mi proyecto de investigación en colaboración con la Universidad Rey Juan Carlos y su laboratorio de comunicación interactiva e inmersiva, XR COM LAB. Fui seleccionada para formar parte de Hypatia II con la idea de identificar una serie de prácticas sostenibles en la misión y documentarlas en diferentes vídeos. Además, he escaneado la base mediante fotografiado 360 para poder crear un tour virtual de la misma. Además, durante el tour se podrá ir accediendo a diferentes vídeos explicativos según uno recorre la base. Las ideas detrás de este proyecto eran dos: por un lado, divulgar prácticas sostenibles, y por otro, hacer que nuestra misión fuera más sostenible. Para ello, conseguí colaboraciones con empresas como Sepiia, que es una marca de ropa que tiene prendas que se ensucian menos y repelen el sudor y las manchas; Planeta Huerto, que nos cedió un compostador portátil, y the Good Goal App, que nos ayudó a traquear la huella ecológica de la misión.
Y lo cierto es que estoy muy contenta porque conseguimos muy buenos resultados. Por ejemplo, en cuanto al consumo de agua, cada tripulante ha consumido 10,5 litros de agua diarios de media en comparación con los 120-140 litros que consume cada día una persona en una ciudad media española. La misión ha conseguido ahorrar 10.526,65 litros de agua, una cantidad equivalente a más de cien duchas de unos siete minutos. La misión ha ahorrado 832,31 kilovatios (kW), que permitirían alimentar una casa durante casi tres meses. La tripulación también ha reducido 610,49 kilos de CO2 , que equivale a las emisiones de un trayecto en coche de más de 3.600 kilómetros. En relación con los residuos, Hypatia II ha evitado generar 78,48 kilos de basura, un dato comparable al peso de unas 4.000 botellas de plástico de 500 mililitros.
¿Se va a poder ver el tour virtual que has realizado?
Por supuesto. Va a ser un tour gratuito y de libre acceso que se colgará en la web del proyecto y en la de Hypatia Mars. La idea es que esté disponible a finales del año. Después del trabajo de campo realizado en la MDRS ahora toca realizar la postproducción de este; editar y dar forma a todos los materiales. Llevará un tiempo, pero espero que el resultado sea muy bonito y espero que sea interesante para la sociedad y aquellas personas interesadas en saber más sobre la base de investigación en la que simulamos la vida en Marte.
¿Qué ha sido lo que más te ha dejado huella?
Me ha sorprendido mucho la capacidad de concentración en un proyecto específico durante casi 24 horas al día durante los 14 días que hemos estado allí. Es sorprendente la magia que ocurre cuando el internet se apaga y te quedas tú contigo misma, tus compañeras y el silencio del desierto.
¿Y lo que más difícil te ha resultado?
La experiencia previa a llegar a la base de simulación. Una vez allí todo ha sido muy sencillo. Piensa que todo está ya planificado y que no hay que pensar en nada que no sea la tarea que vas a desarrollar. Eso sí, previamente hay un proceso de planificación muy cuidadoso que supone mucho esfuerzo y horas extras.
Además, antes de la experiencia en sí, a veces a una le puede entrar miedo de lo mal que lo va a pasar en aislamiento. Pero lo cierto es que una vez allí estuve genial, con la “cabeza en otro planeta” y lejos de las preocupaciones diarias.
Una vez dentro de la base te diría que lo más difícil ha sido realizar parte del proyecto de investigación que desarrollaba. Dentro de él la idea era realizar una serie de fotografías 360 para crear una especie de tour virtual de la base. Hacer las fotografías de interior de la base ha sido un proceso sencillo; otra cosa es el exterior de la base, donde tienes que hacerla con un traje de simulación espacial de unos 15 kilos y mucho viento, lo cual complica la colocación de los trípodes, las cámaras y demás. La arena del desierto es muy molesta y te puede jugar una mal pasada con las lentes del equipo, ensuciándolo todo con una rapidez asombrosa.
¿Cómo lo ha llevado el equipo? ¿Ha habido alguna dificultad reseñable que hayáis tenido que superar entre todas?
Hasta donde mi conocimiento llega, no. Ha sido una experiencia maravillosa y creo que una de las claves es que, al estar todas en la misma situación de aislamiento y confinamiento, eres plenamente consciente de las dificultades que a nivel social pueden surgir. Creo que se desarrolla más que nunca la empatía y eres plenamente consciente de las cosas que realmente importan y las que no. Esto te lleva a evitar conflictos y hace, sin duda, hacen que la convivencia sea más ligera y sencilla. Para mí ha sido una experiencia inolvidable y me llevo a la “familia Hypatia” en el corazón para siempre.
Pie de foto: celebrando el cumpleaños de la benjamina de la tripulación.
El equipo estaba compuesto por mujeres y uno de los objetivos era precisamente trabajar en mejorar las condiciones específicas de las mujeres en las condiciones de una misión espacial. ¿Cuáles son los desafíos que se planteaban, los problemas inesperados que se han podido localizar y qué soluciones se pueden dar?
En nuestro caso, al ser una tripulación exclusivamente femenina teníamos una preocupación específica por la gestión de la menstruación. Nos interesaba el asunto por dos temas: uno para visibilizar la necesidad de investigación en esta área y, por otro lado, para contribuir a que nuestra misión fuera más sostenible. En las misiones espaciales la sostenibilidad es clave. Sin ella no hay misión. Piensa que ir a Marte llevaría según los cálculos de la NASA unos tres años. Tendríamos 1 año para ir y volver y otros dos años allí, investigando y trabajando. Para ello, evidentemente, necesitamos muchísimos recursos para sobrevivir y por términos de espacio y económicos no podemos llevarnos todo con nosotros. Por eso es importante gestionar cada residuo y convertirlo incluso, si es posible, en un recurso.
Ahí es donde nace la idea de reutilizar la menstruación. Y sorprendentemente, hasta el momento, no se han realizado investigaciones formales sobre cómo se puede reutilizar la menstruación. Evidentemente, existe mucha sabiduría popular al respecto; pero es importante ponerla a prueba con estudios científicos para que se convierta en un conocimiento con mayores garantías. Es por ello por lo que, en colaboración con el Hospital San Pau de Barcelona y de Astrocup trabajamos para recoger la sangre menstrual en copa menstruales y diseñar un pequeño experimento fertilizando judías blancas con sangre menstrual. Lo importante aquí no son tanto los resultados (un proyecto de investigación no se hace en 15 días), sino la idea de visibilizar la necesidad de que investigaciones de esta naturaleza sean realizadas.
¿Cómo es 'estar' en Marte, aunque sea simulado?
Disfruté mucho del silencio de la base. Pero las actividades extravehiculares, fuera de la base, son dudas. Vivir en Marte por un tiempo sostenido tendría serias complicaciones: radiación, ausencia de oxígeno en su atmosfera… hacen que tengas que vestir un traje que tendría al menos un peso de unos 15 kilos y eso no sería fácil. En la simulación pasa igual. Pero, aunque sea lo más duro, también es una de las cosas más divertidas que te hacen sentir que realmente estás en Marte.
¿Se simuló algún problema grave? ¿Se efectuaban los contactos de comunicación con la 'tierra' con la latencia de si fuera real?
En nuestra misión no simulamos emergencias, pero sí que hay otras tripulaciones que ensayan protocolos de emergencia. En cuanto a los contactos de comunicación con Control de Misión en la 'Tierra', efectivamente, simulábamos la comunicación vía mail y las respuestas tardaban en llegar unos 20 minutos, la media de lo que tardarían desde Marte.
¿Cuál crees que fue la tarea más complicada que afrontó el equipo de Hypatia II?
Creo que una de las tareas más interesantes y a la vez complicada fue la instalación de un reflector de esquina para calibrar satélites, lo cual fue un desafío físico y logístico. De hecho, la instalación de este reflector requirió de cuatro actividades extravehiculares exclusivamente dedicadas a ello, con una duración de 4 horas cada una.
Se instaló en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA), y es un instrumento que sirve para calibrar satélites que orbitan la Tierra como Sentinel-3A y Sentinel-3B del programa Copernicus de la ESA, y en un futuro calibrar satélites que orbiten Marte. El reflector fue diseñado por la tripulación y lo hemos construido en el módulo RAM e instalado en el exterior de la base, fijando su estructura al suelo con taladro y broca. De esta forma hemos contribuido a ampliar las instalaciones del MDRS con un instrumento que pueden utilizar las siguientes tripulaciones y cualquier grupo de investigación y tratamiento de datos satelitales para hacer previsiones meteorológicas, así como estudios oceanográficos y climáticos globales. Este tipo de calibración permite obtener la precisión necesaria de las mediciones satelitales que permiten concluir que el nivel del mar está aumentando 5 milímetros cada ano y que este crecimiento se está acelerando de forma exponencial, o que el hielo del Ártico disminuye en más del 12% cada década. Creo que es un legado muy bonito que hemos dejado en la base para el futuro.
¿La otra leonesa, Laura González Llamazares irá a la base de la Mars Society en Utah el año que viene, no? ¿Vas a participar tú en más misiones Hypatia? ¿De qué manera?
Efectivamente, Laura formará parte de la tercera misión, lo cual me hace muy feliz; siempre es genial ver a personas como ella representando nuestra tierra. Por mi parte, ojalá volver a vivir una aventura así, pero mi idea, y es algo que comparto con Hypatia, es seguir cediendo el testigo a nuevas integrantes, no tanto repetir misiones. Por supuesto, la Asociación que facilita que estas misiones se lleven a cabo, Hypatia Mars, desarrolla muchísimas actividades de divulgación en las que seguiré participando.
La ponencia de divulgación que dí en Madrid es Ciencia se puede ver aquí.
¿Por último, qué destacarías sobre todo de esta inusual experiencia?
Tres cosas. Por un lado, el esfuerzo que hay detrás de esos 14 días en el desierto simulando la vida en Marte. Son muchísimas horas de dedicación, esfuerzos y sacrificio, antes, durante y después de la misión. Pero tienen, sin duda, su recompensa.
Segundo, la capacidad que tiene el ser humano para adaptarse y vivir en entornos extremos. Me sorprendió mucho lo poco que nos costó vivir con poca agua y reduciendo nuestros residuos. Era como si la clave fuera solo ser consciente de la necesidad que teníamos de ello. Al final, si por ejemplo nos hubiéramos quedado sin agua, habríamos tenido que abortar la simulación y la aventura habría acabado antes de tiempo. Eso es algo que no queríamos.
Y, tercero, la capacidad que el espacio tiene para crear curiosidad y para mover a la sociedad.
¿Y por tu parte, ahora qué viene?
Ahora viene seguir trabajando en el proyecto de investigación. Además, estoy poniendo en orden toda la experiencia vivida para publicar un libro a finales de este año o principios del año que viene y, cómo no, sigo con mi labor investigadora en la Universidad Rey Juan Carlos, donde dirijo un proyecto de investigación, COMCIPA, sobre comunicación científica y participación ciudadana.