Receta de masa adormecida en su variante leonesa

Una persona amasando. Fotografía: pxhere.com (licencia CC0 de dominio público).

Marié Campos Álvarez

Contra todo pronóstico —no quería, lo juro, estoy metida a ful con mi novela, Las Nieblas del Tsuna—, me vino una ráfaga de inspiración y he decidido meterme 'en harina' y poner mi pluma a trabajar en una receta laboriosa, pero que da unos buenísimos resultados. Con un poco de paciencia, conseguiréis una masa suave, adormecida, que no se queja y se deja mangonear.

En este caso, veremos los pasos específicos para la masa adormecida de la región leonesa, aunque se puede aplicar a cualquier región. Los últimos pasos son los más sutiles, pero dan un resultado espectacular.

Ingredientes:

Tribus astures (cismontanas, luego explicaré porqué).

Pax Romana (un sobre estándar).

Invasiones suevas y visigodas (un pellizco).

—Olvido (un puñadín).

—Aceite de libro de texto.

—Reyes de todos los colores.

—Centralismo.

—Despoblación (en tiendas especializadas).

Tiempo / Dificultad:

Tiempo: 2050 años.

Dificultad: media.

Accesorios de cocina:

—Amasadora de Comunidad Autónoma (CCAA).

—Nevera o congelador.

—Rodillo.

—Rasqueta marca 'Dictadura'.

—Cuchillo afilado, marca 'Legión Romana'. Mejor, modelo Agrippa.

Preparación:

  1. Lavad bien las tribus ástures y retirar con el cuchillo de 'Legión Romana' todas las impurezas, las partes más aguerridas. No puede quedar nada. Ya sé que es difícil porque en la Cordillera Cantábrica no se llega bien, pero si no, tendréis el problema de que os saldrán grumitos de rebeldía y levantamientos. Mi prima Encarni me dijo que se le olvidó quitar la parte Trasmontana de las tribus y cuando se dio cuenta, en lugar de una masa adormecida le salió un reino astur. (Mal, Encarni, mal).
  2. A continuación, echamos el sobrecito de Pax Romana. Removemos bien para que se mezclen las tribus (o lo poco que se salvó de la purga) con el contenido del sobre. Dejamos reposar unos 400 años.
  3. Añadimos el pellizco de invasiones suevas y visigodas. Es importante mantener una temperatura constante, lejos de focos de calor, como por ejemplo, una invasión de pueblos lejanos, con dios desconocido, tipo 'Alláh'. La Encarni no hizo caso de este paso y por eso le salió un Pelayo. Se le levantó la masa y como no había quitado la parte trasmontana, se le formó el reino. Pero bueno, siempre hay truquitos para recuperar la masa adormecida. Que no cunda el pánico.
  4. Si se te ha formado un reino y no sabes cómo rebajarlo, tendrás que echar mano de matrimonios reales complicados (reina Urraca I)y ligarlo con reyes de fuera (Alfonsín el Batallador, ¿buena tarjeta de visita, eh?) para que la política del reino no sea la prioridad. Verás que así es más fácil dividir la masa. A mi prima le salieron varios reinos al utilizar este truco: Castilla, Portugal, Galicia... Reservar el reino de Castilla en un bol. Puede que al principio te parezca un condado, pero al final, si lo dejas, se hace reino, te lo digo yo.
  5. Llega el momento de añadir ese puñadín de olvido y amasar. Puedes dejarlo reposar al principio en plan postizo, sin mezclar, y después, dentro de la nevera de monarquías absolutistas unos 900 años, aproximadamente. Tápalo bien, que no se reseque. A la masa hay que darle la impresión de que no le estamos haciendo nada, si no, se levanta.
  6. Si se te olvidó taparla y tienes la superficie reseca, tendrás que utilizar una rasqueta de Dictadura. Con unos 40 pasadas bastará. Verás que se te forman pantanos por doquier y empiezan a salir los primeros hoyos de despoblación. Eso es genial para conseguir una masa adormecida.
  7. Ahora viene la parte más interesante: la Transición. Coge la masa adormecida de la región leonesa y júntala con aquella masa de Castilla que tenías reservada en un bol. No me preguntes porqué. Tendrás que meterlas en la Amasadora de CCAA a velocidad de amasado duro. Tapa bien, que no se vean los intereses. De lo contrario, la masa no seguirá adormecida.
  8. Sácala de la amasadora. Tiene que tener forma de engendro. A ser posible, aparatosa, difícil de gestionar. Es así. Raro, lo sé. Manipúlala a conciencia (unta las manos en aceite de libro de texto, será más fácil).
  9. Coge el rodillo de políticas desiguales, ineficaces contra la despoblación rural y dale un buen repaso. Que quede plana, plana.
  10. Añade el centralismo, espolvoreándolo a todos los niveles de la masa (logístico, industrial, administrativo, social, sanitario y cultural), pero sobre todo en la zona de Valladolid. No se te ocurra ponerlo por la región Leonesa, que luego se te cortará y tendrás problemas (para eso ya no hay más trucos). Además, así te aseguras de que la despoblación mantiene la masa suave y adormecida. ¿Claro, quien se va a despertar si no hay casi nadie ya?
  11. Métela en el horno y a esperar 38 años más. Pincha de vez en cuando la masa con un cuchillo con punta de 'capital de comunidad' para ver si todavía queda algo de masa despierta. En ese caso, seguir horneando unos añitos más. No debería ser un problema. Ya añadiste la centralización a la chita callando.
  12. Sacar la masa adormecida del horno y dejar enfriar. A estas alturas ya no debería levantarse.

Resultado:

La masa adormecida de la región leonesa es muy versátil. Cuando te la comes, sientes el crujir de sus gentes y por dentro, es jugosa; puedes untarla en una rebanada de partido nacional y maridarla con un buen vino dulce de Corrupción, denominación de origen. Por supuesto.

No es sólo una receta de masa adormecida

Es una revisión muy escueta del trasiego de la Región Leonesa. Esta masa tiene una esencia muy poderosa, y salta unida siempre que se ve amenazada. Por eso hay que adormecerla a conciencia, con sutileza. Hay que distraerla con nimiedades para que se vaya cociendo en su jugo, y así poder comértela a gusto, sin pincharte con su arrojo. La distracción es fácil: como ven mejor la paja en el ojo ajeno en vez de la viga en el suyo propio, basta con enzarzar un poco sus estructuras y dejar que se ablanden ellos solos.

Esa es la razón de porqué con otras masas es más difícil llegar a ese punto ideal de masa adormecida. Son mas duras, conglomeradas; tienen su concepto de grupo mucho más aglutinado y curado y no se dejan distraer tan fácilmente. Con esas masas —como las catalanas y vascas donde las legiones no hicieron escarnio, pues pactaron desde un principio vasallaje al Imperio Romano— sólo se puede trabajar con ingredientes como la coalición y acuerdos políticos. Es un engorro. Déjate de problemas, y apuesta por la masa adormecida de la región leonesa, que de momento, sigue siendo facilona.

De momento.

[Lea la versión original en el blog de la autora

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